Adiós, Era Industrial; hola, Era del Conocimiento. Te estábamos esperando...
De la mano del COVID-19, está terminando la larga despedida de la era industrial. Hace años que escuchamos por parte de los consultores los conceptos Industria 2.0, 3.0, 4.0 como sinónimos del futuro. Inteligencia artificial, drones, vehículos autónomos, Internet de las cosas. Conceptos muy interesantes, pero alejados de la realidad que estamos viviendo el primer trimestre del 2020.
La era del conocimiento tuvo un aterrizaje forzoso, tanto en empresas como en individuos. Nadie esperaba que una pandemia global condenara a gran parte del mundo a un modo de aislamiento social preventivo y obligatorio que resultara en calles, oficinas y aulas vacías. El 2020 está poniendo a prueba la resiliencia de la raza humana, tanto social como en cuanto su organización económica.
El francés Henri Fayol y el norteamericano Frederick Taylor estudiaron la productividad en el piso fabril, midiendo eficiencia y diseñando sistemas de supervisión y control que perduran hasta nuestros días. Sin embargo, nuestra época es diametralmente opuesta, el sector actual de mayor empleo es el de servicios (al cual no aplican dichas métricas de manera directa). ¿Es correcto tener similares sistemas de eficiencia, supervisión y capacitación a los que propusieran Fayol y Taylor?
Cuando pensamos en el segundo trimestre del 2020, ¿podemos afirmar que más horas de reuniones en Zoom generan mejores resultados? ¿Mientras más videoconferencias e interminables calls, mejor resultado? Para muchos empleadores, ciertamente. El concepto anticuado de “control directo” sigue teniendo mucho arraigo, ya que gestionar por resultados tiene una inherente dificultad que es confiar en el empleado. Hasta el año pasado, la madre de todos los debates era el impacto de la automatización en la empresa; hoy pasó a ser cómo trabajar efectivamente de manera remota.
La lección más importante que podemos aprender de esta transformación de la relación laboral es que en trabajo de conocimiento, las horas trabajadas ya no tienen relación con la productividad. No estamos en las minas de carbón, sino en general navegando océanos de datos donde trabajar más horas puede ser contraproducente y generar mayor cansancio, estrés y burn-out. La clave - es fácil decirlo - está en lograr ese tan ansiado equilibrio.
Si no estábamos del todo listos para trabajar desde casa, definitivamente nuestros hijos estaban menos listos para estudiar desde casa. En gran parte de las escuelas públicas y privadas prevalecen métodos de enseñanza de hace más de 100 años. Los métodos de enseñanza han entrado en un embudo de obsolescencia acelerada, y hemos necesitado una pandemia para darnos cuenta.
Los modelos de educación a distancia plantean enormes desafíos frente al modelo presencial. Un buen educador, en una clase presencial, logra mantener la atención de los alumnos mediante técnicas de participación e incentivos. Pero, ¿cómo logramos esto eficazmente vía Zoom? Más, cuando a veces ni siquiera podemos mirar a la cara al alumno porque la conexión de banda ancha no lo permite. Ni hablar de clases de más de 25 alumnos, donde lograr participación continua y sostenida se vuelve prácticamente una imposibilidad. Las universidades en EE.UU., meca de la educación universitaria, van derecho a una fuerte depuración que promete diezmarlas en cantidad y afectar fuertemente el influjo de extranjeros al país. Mientras tanto, las start-ups digitales tienen la tecnología pero no la reputación para ofrecerla masivamente de manera rentable. Quizás se avecine una ola de fusiones entre universidades y proveedores tecnológicos, que busque acelerar la evolución que no se dió en los últimos 150 años. ¿Será suficiente?
La lección más importante para la educación es una que el mundo de entretenimiento aprendió hace bastante tiempo: si el contenido no es atractivo y genera interés genuino del alumnado, nada de lo que el docente haga bastará para generar engagement. Un modelo posible, que está siendo explorado por varias escuelas de negocio, es el híbrido: ofrecer un mix de clases sincrónicas y asincrónicas, donde prevalecen distintos tipos de aprendizaje, uno basado en el debate (sincrónico) y otro en el auto-aprendizaje y auto-evaluación (asincrónica). Los resultados, lamentablemente, tardarán años en estudiarse en profundidad y la formación de nuestros hijos y nietos dependerá de esto ... la pandemia nos ha obligado a replantear nuestros vínculos laborales, estudiantiles, familiares, civiles y sociales. Los libros de historia tomarán esta época como un punto de inflexión en la vida moderna; mejorar depende de nosotros, de nuestras actitudes frente al cambio y de nuestro comportamiento como ciudadanos del mundo. Se han puesto a prueba principios de organización sociales y también los supuestos básicos de la globalización
Los bancos han tenido que conciliar el teletrabajo, o con la atención expedita a su clientela. Por ejemplo, Banco Agrícola, en El Salvador, informa que el 80 % de sus colaboradores del área de dirección general adoptaron el teletrabajo;
marcará el futuro de los servicios financieros y de la operatividad de las compañías, de cara a la post-crisis