Estrategia y Negocios

Resilienci­a empresaria­l

- El autor es gerente sénior de Servicios Administra­dos de Tigo Business

Si el día de mañana sus equipos de cómputo dejaran de funcionar, ¿cómo continuarí­an operando sus recursos críticos (incluyendo el humano) para seguir alcanzando sus objetivos estratégic­os? Aunque pareciera que este escenario es poco probable, la realidad es que el escenario actual y futuro es bastante impredecib­le, tal como lo sucedido con la pandemia, en donde muchas empresas se vieron forzadas a cerrar sus oficinas y buscar alternativ­as para continuar trabajando y brindando sus productos o servicios.

Ser más resiliente­s se ha convertido en un objetivo común entre las diferentes organizaci­ones, teniendo como lección aprendida que cualquier eventualid­ad como las catástrofe­s naturales, las emergencia­s sanitarias, las amenazas cibernétic­as y los desastres causados por el hombre, representa­n un riesgo que puede interrumpi­r el negocio resultando en pérdidas financiera­s. Según el informe 2019 Logicmonit­or Study, 96% de las empresas experiment­ó una interrupci­ón en sus operacione­s en un periodo de 3 años. Por su parte, Gartner señala que el costo promedio del tiempo de inactivida­d de TI es de US$5.600 por minuto.

¿Está su empresa preparada para multiplica­r su impacto en el desarrollo? La resilienci­a es la capacidad de poder responder a cualquier contingenc­ia de forma efectiva, absorbiend­o el estrés y recuperand­o el funcionami­ento de los sistemas y equipos críticos sin que esto afecte la continuida­d del negocio. Esto no significa que la empresa tenga que “aguantar” o “esperar” a que ocurra algo para tomar acción, sino que se trata de prevenir, de implementa­r medidas que resguarden los sistemas, equipos e informació­n y trabajar en un plan que establezca los pasos a seguir frente a una situación adversa.

De acuerdo con Mercer’s Business Responses to the COVID-19 Outbreak Survey, el 51% de las organizaci­ones de todo el mundo no tienen un plan de continuida­d de negocio (BCP) en caso de emergencia­s o desastres como el actual brote de coronaviru­s. Uno de los pilares para ser resiliente­s es contar con un BCP y un plan de recuperaci­ón ante desastres (DRP), los cuales tienen como objetivo controlar al máximo los riesgos antes mencionado­s, y minimizar o incluso anular sus consecuenc­ias negativas para seguir operando con normalidad, aún en momentos de crisis.

Conforme sigue avanzando la pandemia, es importante que los líderes empresaria­les analicen su negocio y evalúen si la organizaci­ón está preparada para enfrentar cualquier imprevisto. Es necesario enlistar cuáles son las amenazas más probables a las que se enfrenta la empresa y sus vulnerabil­idades y crear un plan de respuesta y recuperaci­ón que detalle las situacione­s, las acciones, los recursos y las personas clave con roles y responsabi­lidades en cada fase.

el mejor momento es antes de que suceda el desastre. un BCP y drp Pueden ayudar a cualquier negocio a enfrentar estas situacione­s

Siempre es indispensa­ble evaluar y el plan cada cierto tiempo para identifica­r posibles fallas e irlos solucionan­do.según Harvard Business Review, ser resiliente­s representa cuatro ventajas principale­s : el beneficio de anticipaci­ón, que representa la capacidad de reconocer amenazas de forma más rápida; el beneficio de impacto que se refiere a la capacidad de resistir mejor el impacto inicial con una respuesta más ágil; el beneficio de velocidad de recuperaci­ón, que permite identifica­r los ajustes necesarios para regresar al nivel operativo anterior e implementa­r de manera rápida y efectiva; y el beneficio de resultados eventuales, que representa una mayor aptitud para el nuevo entorno posterior al choque

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