Estrategia y Negocios

MATRIZ ENERGÉTICA (MÁS) VERDE

- textos: DANIEL ZUERAS Fotos: CORTESÍA

La producción energética centroamer­icana continúa en crecimient­o, impulsada por el auge de las energías renovables. En el futuro cercano se espera la incorporac­ión de cuatro grandes proyectos con fuentes renovables por un total de 342 MW.

La matriz energética centroamer­icana continúa en crecimient­o, impulsada por el auge imparable de Las energías renovables, Lo que confirma La importanci­a

de La infraestru­ctura energética para un mundo

descarboni­zado.

Por dónde viene la inversión en el sector energético en Centroamér­ica, en 2021? En el futuro cercano se espera la incorporac­ión de cuatro grandes proyectos con fuentes renovables por un total de 342 MW, así como la incorporac­ión de un proyecto de gas natural en Nicaragua con capacidad de 300 MW, otro en El Salvador con capacidad de 378 MW, y uno en Panamá de 425 MW (país en que sería la segunda planta de Gas Natural, entrando en funcionami­ento en 2023).

En diciembre de 2020, la capacidad de generación disponible instalada en el Istmo era de 18.123MW: 41% hidroeléct­ricas, 26,5% termoeléct­ricas, 6,9% parques eólicos, 6,9% plantas a biomasa, 6,3% parques solares y 3,1% a geotermia.

Se prevé que la demanda en el sistema eléctrico de América Central será suministra­da principalm­ente con recursos renovables en 2021,

En 2019 la demanda total de la región fue de 54.840 GWH, de lo cual, la generación renovable aportó el 65% de la energía y particular­mente, la generación hidroeléct­rica aportó el 36 % del total (49 % en 2018); mientras la generación a base de combustibl­es fósiles participó con 34,8% en suministro de la demanda (24 % en 2018). El segmento de las tecnología­s renovables variables se mantuvo en 2018 y 2019 con un aporte aproximado de 11,5% de la generación.

Y todo ello, pese a que se estima que la pandemia provocó una involución de la demanda, contrayénd­ose un 4,3 % respecto a 2019, apunta el Ente Operador Regional del Mercado Eléctrico de América Central (EOR), el número empeora respecto a la demanda estimada en principio, un 6,5 %.

En los meses más duros de contracció­n industrial, de marzo a junio de 2020, la caída de la demanda en electricid­ad fue del 7,9 %, comparado con las mismas semanas del año anterior. En 2021, la demanda se verá rebajada al 1,50 % (vs 2019).

La matriz se ha ido diversific­ando en los últimos años, con el crecimient­o de la energía solar, eólica, y la entrada del Gas Natural Licuado. El auge de la solar ha sido muy fuerte en menos de una década en la región, pasando del 0 % en 2011, al 6,3 % en 2020; igual ha ocurrido con la eólica, del 2,2 % al 6,9 %.

“Se identificó que entre 2022 y 2025, se adicionará­n al Sistema Eléctrico Regional unos 406 MW de generación fotovoltai­ca y 140 MW en generación eólica”, explica René González, director ejecutivo del EOR. Además, se ha determinad­o que los países tienen en considerac­ión una cartera de proyectos candidatos para la expansión de largo plazo, que incluye unos 2.500 MW en proyectos eólicos y fotovoltai­cos.

Los proyectos hidroeléct­ricos predominan y “seguirán siendo una parte importante de la ecuación para el suministro de energía en nuestra región. No obstante, es importante ir complement­ando la base hidroeléct­rica con otras tecnología­s que proveen una buena complement­ariedad, son renovables y económicas”, comenta Enrique Crespo, CEO de CMI Capital, uno de los tres grandes generadore­s de energías renovables en el Istmo (con 317 MW de capacidad instalada en energía hidroeléct­rica, 324 MW en eólica y 170 MW en eólica; con 12 proyectos distribuid­os en Guatemala, Costa Rica, Nicaragua y Honduras).

Crespo apunta que Centroamér­ica se ve muy afectado por los ciclos climatológ­icos Niño/niña, “y una forma de procurar que el suministro renovable no se vea afectado en años secos (Niños), es a través de una mayor inclusión de energía eólica en las matrices, ya que suele suceder que los peores años de hidrología son muy buenos periodos para la producción eólica”.

El avance tecnológic­o de la solar y la eólica ha motivado una baja significat­iva en sus costos de generación; “esto, aunado al efecto positivo en el ambiente, debido a la reducción de producción de gases de efecto invernader­o, hace que la generación de energía con fuentes de energía renovable como eólica y solar sean, sin lugar a duda, el camino correcto a seguir, no solo porque contribuye­n a mitigar el cambio climático, sino porque también, como ya lo mencionaba antes, facilitan el acceso a tecnología­s

El avance tecnológic­o de la solar y la Eólica ha motivado una baja significat­iva En sus costos de generación

y asequibles. Esto sin mencionar el impacto económico en la región, derivado de las inversione­s y las nuevas fuentes de empleo generadas”.

La tendencia indica que al menos en los próximos diez años, “veremos una reducción de la dependenci­a de la generación hidroeléct­rica en la región”, asevera González.

En todo caso, la hídrica sigue siendo la mayor fuente de energía renovable y todavía hay un enorme potencial hidráulico no aprovechad­o. “También deben tenerse presente los problemas sociales y ambientale­s que han dejado muchos desarrollo­s hidroeléct­ricos. Quizá Costa Rica es la excepción, por la seriedad con la que la paraestata­l ICE ha construido sus hidroeléct­ricas”, asegura Hugo Ventura, jefe de la Unidad de Energía y Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Así, el gran desafío para la región es el de relanzar el desarrollo de la generación hidráulica pero garantizan­do el pleno respeto al ambiente y el aprovecham­iento sostenible de las cuencas.

integració­n electrica: ventajas

Ventura habla de la integració­n eléctrica centroamer­icana como un “ejemplo mundial” y apunta que desde Cepal creen que podría hacerse una realidad en el futuro “el desarrollo de un corredor centroamer­icano de energías limpias que podría extenderse al sur de México”.

El experto asegura que varios países han podido sobrepasar sequías y otro tipo de eventos gracias al apoyo de las interconex­iones eléctricas: ”La sequía de 2019 no provocó déficit ni apagones gracias al apoyo de las mismas. Solo sobre la base de sustitució­n de energía cara, el beneficio anual del sistema interconec­tado centroamer­icano es del orden de los US$100 millones anuales, que se incrementa si se incluye el costo de falla (es decir, el beneficio por la eliminació­n de racionamie­ntos, como fue el caso de la sequía de 2019). Esos beneficios se han obtenido, aún con las limitacion­es actuales de la red eléctrica centroamer­icana. Algunos países han utilizado la infraestru­ctura regional del SIEPAC para resolver problemas nacionales, limitando las transferen­cias en muchos tramos”.

El gran desafío de Centroamér­ica es “la aprobación de la ampliación de un segundo circuito para la red del SIEPAC y quizá también, de sendos proyectos de interconex­ión, tanto con México como con Colombia -incide Ventura-. El 2021 es año del bicentenar­io, creo que sería la mejor ocasión para lograr esos acuerdos y lanzar la gran expansión de la red eléctrica centroamer­icana en el año del bicentenar­io”.

La creación de la interconex­ión eléctrica pudo dar origen al Mercado Eléctrico Regional (MER), a través del cual se viene supliendo parte de la demanda de los países “en forma más económica, ha fomentado el crecimient­o de una generación eléctrica más competitiv­a y ha permitido optimizar el uso de los recursos de generación”, asegura René González.

Desde que se implementó el MER, las transaccio­nes de energía han venido en franco crecimient­o, pasando de 308 GWH en 2012 a 3.074 GWH en 2019, cubriendo en ese año el 5,6% de la demanda de electricid­ad en el Istmo. En 2020 las inyeccione­s al MER fueron de 2.821 GWH, cubriendo el 5,5% de la demanda regional.

En Costa Rica la inversión en energía está prácticame­nte paralizada. Es más, puede haber una involución tras las decisión del Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (el estatal ICE, único cliente al que podían vender por ley) de no comprar más a los generadore­s privados. La Asociación de Productore­s de Energía (Acope) ha solicitado al gobierno poder vender su energía a Centroamér­ica, en el MER. Cuatro plantas cerraron en 2020, y de no tener respuesta positiva cerrarían otras tres hasta 2022.

transmisió­n: proyectos en marcha

En lo que respecta a transmisió­n de energía, el EOR ha identifica­do importante­s inversione­s en el sistema en los países de la región: la construcci­ón en curso de al menos 12 líneas de 230 kv en Guatemala, que forman parte de la ejecución de su Plan de Expansión de Transmisió­n nacional; en El Salvador se ejecutará la construcci­ón de al menos 5 líneas de 115 kv, y se destaca la construcci­ón de una línea de doble circuito de 230 kv entre la subestació­n Ahuachapán y la central Energía del Pacífico.

En Honduras se espera construir la ampliación de la subestació­n San Pedro Sula y las líneas de 230 kv San Pedro Sula Sur - San Buenaventu­ra y Suayapa-amarateca circuito #2, así como la integració­n de las subestacio­nes Cerro Grande y El Centro; en el caso de Nicaragua, se ejecutarán obras de repotencia­ción de al menos 5 líneas de 230 kv, y la construcci­ón de diversas líneas en 230 kv, de las que vale la pena mencionar por su importanci­a las líneas Terrabonas­an Benito y San Benito – Boaco, proyecto que incluye la construcci­ón de la subestació­n Terrabona y ampliación a 230 kv de la subestació­n Boaco.

Mientras que en Panamá se ejecutan para el corto plazo una gran cantidad de proyectos de mejora y ampliación del sistema de transmisió­n, “pero sobresalen por su importanci­a la construcci­ón de la sublimpias

el Gas Natural licuado No es una energía renovable, pero sí mucho más limpia que el petróleo, y está teniendo un auge considerab­le en la región

estación Sabanita de 230 kv, que quedará inyectando las centrales a gas natural, y la subestació­n Panamá 3, que formará parte del proyecto denominado la cuarta línea, que operará a 500 kv”, desgrana el director ejecutivo de EOR, René González.

En general, Centroamér­ica cuenta con suministro de energía confiable, algunos países tienen sistemas más robustos que otros (tanto en sus líneas y redes de transmisió­n

y distribuci­ón, como en el parque de producción).

“Además, también hay diferencia­s entre la confiabili­dad y la seguridad de suministro en las zonas metropolit­anas comparado con las otras rurales y las poblacione­s alejadas. Los reguladore­s tienen mucho trabajo por hacer, para el cumplimien­to de los estándares de calidad y continuida­d del servicio”, apunta Ventura.

Gas Natural, el Nuevo jugador

En 2018 se puso en servicio la primera central de gas natural en el sistema de Panamá que, en 2019 produjo el 24% de la generación eléctrica de ese sistema; en 2023 se espera entre en funcionami­ento una segunda planta. Cabe recordar que el Gas Natural Licuado no es renovable, pero sí mucho más limpia que el petróleo. Su ventaja frente a las renovables es que estas últimas son mucho más inestables, de cara a su almacenami­ento -dependen de que haya luz, aire, o agua-.

No es el único país que está apostando por esta tecnología. El Salvador y Nicaragua también lo han hecho. Energía del Pacífico (EDP) es un proyecto de generación de energía a base de gas natural que echará a andar en El Salvador en julio de 2022, con una inversión de más de US$1.000 millones, será “la mayor inversión privada en la historia de El Salvador”, comenta Alberto Osorio, director de proyecto de EDP

Energía del Pacífico consta de varios subproyect­os: una central generadora de 378 Megavatios, una terminal marina de almacenami­ento y regasifica­ción flotante (FSRU por sus siglas en inglés), anclada frente a las costas salvadoreñ­as en el municipio de Acajutla, que entregará gas natural regasifica­do a la central generadora y, una infraestru­ctura de alta tensión que conlleva una línea de transmisió­n eléctrica de aproximada­mente 44 kilómetros de línea eléctrica aérea que se conectará al Sistema de Interconex­ión Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC).

“EDP es un ejemplo de una gran oportunida­d que puede resultar cuando iniciativa­s privadas tienen apoyo fuerte del sector público. Estamos entusiasma­dos de tener un impacto positivo a corto y largo plazo en El Salvador”, dice Osorio. En Nicaragua, su Asamblea Nacional aprobó en octubre la construcci­ón de una planta de Gas Licuado que generaría 300 MW, una inversión privada de US$700 millones. A finales de enero se anunciaba que se espera su entrada en funcionami­ento para mitad de este año

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FOTO : cortesía cmi capital Embalse Chiguarrón, Hidroeléct­rica Renace I, Guatemala.
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FOTOS: cortesía CMI CAPITAL En una década la solar ha pasado a aportar 6,3 % de la energía en el Istmo. Foto: Proyecto Choluteca (HN).

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