En la crisis, el discurso se tradujo en acciones
La capacidad de diálogo con los distintos grupos de interés es uno de los principios que impulsa Centrarse, uno de los aspectos posiblemente más difíciles en Guatemala: “Estamos en una sociedad completamente polarizada por asuntos ideológicos absurdos. Los derechos humanos no deberían de ser una discusión ideológica a estas alturas”. Pero no es solo en Guatemala: “En aspectos sociales, estamos viviendo en sociedades muy agresivas. Lo vimos el año pasado con “Black Lives Matter, la crisis aumentó las demandas sociales“, y esa es una evidencia, incide Juan Pablo Morataya, director ejecutivo de Centrarse. Durante el primer año de la pandemia, los empresarios guatemaltecos se dieron cuenta del papel tan importante que juegan en el desarrollo de un país, en donde tenemos unos niveles de pobreza tan multidimensional y niveles de inequidad enormes. “Ser empresario en Guatemala no es lo mismo que serlo en Suiza o Suecia, en donde el Estado funciona”. Esa inequidad y la desigualdad existente, dice, se combaten desde distintas perspectivas. “La brecha de desigualdad en nuestros países es evidente. Negarlo es un problema, y no debería de serlo”.
“El 80 % de las empresas resilientes, que tuvieron la capacidad de regenerarse, ya tenían programas de sostenibilidad establecidos desde el año pasado”, destaca. La crisis ayudó a los empresarios a evaluar si el discurso de la RSE era cierto. “A la hora de una crisis como la que vivimos, el discurso se tradujo en acciones”.
“Tenía que pasar una crisis global, sanitaria, social, política, económica, como la del COVID-19 para saber de qué estábamos hechos, como organizaciones y como empresas, y si eramos capaces de gestionarla”. La respuesta, dice el director de Centrarse, fue “agridulce”, aunque más tendiente a lo último.
“A más responsabilidad social y gestión sostenible, y ética, mejores resultados y mayor resiliencia de las empresas”. Las más resilientes actuaron más rápido y tomaron mejores decisiones. La principal: cuidar la vida de las personas: colaboradores, clientes y consumidores. Rediseñaron sus productos y garantizaron la cadena de suministros.
“Tener políticas anticorrupción como parte de un gobierno corporativo, es uno de los principales elementos en las empresas sostenibles”.
Juan Pablo Morataya. Director ejecutivo de Centro para la Responsabilidad Social Empresarial