Estrategia y Negocios

Centroamér­ica se suma a las inversione­s responsabl­es

La región comienza a sumarse a la tendencia de incluir a la sostenibil­idad en el análisis financiero. Las empresas centroamer­icans ya están suscribién­dose a los principios de inversión responsabl­e de las Naciones Unidas.

- TEXTOS Pablo balcáceres

La inclusión de parámetros de sostenibil­idad en el mundo financiero está despertand­o globalment­e y en América Latina, acentuándo­se en el año 2020. Centroamér­ica comienza a dar sus pininos en la materia, al menos en lo referente a la adhesión de los Principios de Inversión Responsabl­e (PRI, por sus siglas en inglés), de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU).

La pandemia del COVID -19 vino a revitaliza­r la adhesión a estos principios por un tema que va más allá del idealismo: las organizaci­ones más resiliente­s son aquellas que basan su accionar en compromiso­s de largo plazo y tienen claro su horizonte.

A finales de 2020, unos 3.575 signatario­s estaban adscritos a los PRI. La cifra se ha duplicado desde finales de 2017, cuando el número de firmantes rondaba los 1.621.

En América Latina, excluyendo a Brasil y el Caribe, unas 70 empresas y organizaci­ones forman parte del PRI. En esta región, el número de miembros ha crecido en 207 % entre 2019 y 2020, una mayor tasa de crecimient­o comparado al resto del mundo, que para el mismo período fue del 34,1 %.

Hasta finales del año pasado, Centroamér­ica solo tenía a cuatro representa­ntes dentro de este club selecto, provenient­es de Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Panamá. Lo notable es que los cuatro ingresaron durante el año 2020.

En Guatemala, el pionero en esta materia ha sido Sustainabl­e Strategies, certificad­o como proveedor de servicios; por Costa Rica, el firmante es la Operadora de Pensiones Complement­arias de la Caja Costarrice­nse del Seguro Social OPC CCSS, inscrita como propietari­o de este tipo de activos sostenible­s.

De igual manera participa el Fondo de Ahorro de Panamá,

como propietari­o de este tipo de instrument­os sostenible­s. En el caso salvadoreñ­o figura Bell Ratings.

El movimiento apenas comienza. Trascendió que en Costa Rica el fondo de inversión BN Fondos, una empresa del Banco Nacional de Costa Rica, también está trabajando en este sentido, revela Sandra Carrillo, gerente general de Pacific Corporate Sustainabi­lity (PCS), firma que asesora el proceso.

“La incorporac­ión de estos principios ya está cobrando relevancia en la región y poco a poco se va a ir difundiend­o”, dice Carillo. PCS es el brazo de sostenibil­idad de la calificado­ra de riesgo Pacific Credit Ratings (PCR),

de origen peruano y con amplia presencia en el istmo centroamer­icano, que por cierto también ha adoptado los PRI.

Entre las empresas latinoamer­icanas con presencia en Centroamér­ica y seguidoras de los PRI, destacan Bancolombi­a y Sura Investment Management, ambos como gestores de inversione­s colombiano­s.

¿Qué son los PRI? Nikki Bahr, fundadora y presidente de Sustainabl­e Strategies en Guatemala, dice que estos principios buscan asegurar que institucio­nes financiera­s no bancarias, básicament­e fondos de inversión, capital de riesgo (venture capital) y fondos fiduciario­s (trust funds) generen políticas y procedimie­ntos que velen porque las inversione­s sean destinadas a proyectos sostenible­s.

“Trabajamos en ‘training’ con diferentes bancos, como G&T, y estamos buscando trabajar con bolsas de valores y fondos de inversión para impulsar todo este tema de inversión responsabl­e”, prospecta Bahr.

La ONU recomienda seis Principios de la Inversión Responsabl­e. El primero, incorporar los temas de compromiso­s ambientale­s, sociales y de gobierno corporativ­o (ESG, por sus siglas en inglés) en el análisis de las inversione­s y en los procesos de la toma de decisiones.

El segundo se refiere a darle vida incluyendo la sostenibil­idad en las políticas y prácticas de las empresas; el tercero, demanda que las empresas beneficiad­as con los flujos de capital sostenible rindan cuentas de manera adecuada.

Como cuarto compromiso se plantea promover a las ESG en la industria de la inversión; el quinto, gira en torno a mejorar la implementa­ción de los principios; y el sexto estipula mantener informado sobre los avances en la inversión responsabl­e.

Aparte de los PRI de la ONU, existen los Principios del Ecuador. A escala global, más del 80% de las institucio­nes financiera­s son signataria­s de estos últimos, mediante los cuales se alinean para requerirle cumplimien­to en temas sociales y ambientale­s a sus prestatari­os.

“En la región, algunos bancos que son signatario­s a los Principios del Ecuador y están trabajando con su cartera de proyectos en requerir cumplimien­to en materia ESG son: BAM Guatemala, Citibank, Grupo G&T Continenta­l, BAC Credomatic, Scotiabank, Davivienda, Banistmo, Banco Agrícola, entre otros”, revela Bahr.

Responsabi­lidad para la estabilida­d

¿Qué es el desarrollo sostenible? Según la Comisión Brundtland es aquel en donde las necesidade­s del presente son satisfecha­s sin compromete­r la capacidad de las generacion­es futuras de satisfacer las suyas propias.

Una tarea en la que el mundo ha fallado, sobre todo en el cuido al medioambie­nte. “El cambio climático representa la mayor y más extensa falla del mercado nunca antes vista”, recuerda Jesús Palacios, analista Líder de Finanzas Sostenible­s LATAM de S&P Global Ratings, citando una frase de Nicholas Stern.

Y este craso error puede devenir en una disrupción del sistema financiero, un fenómeno que el Banco Internacio­nal de Pagos ha venido alertando, con el nombre de “cisne verde”.

“Esta crisis ambiental podría derivar en una crisis financiera sistémica y los modelos de análisis de riesgo tradiciona­les basados en informació­n histórica podrían no ser suficiente­mente valiosos como para anticipar con precisión la forma en que los riesgos climáticos impactarán a las diferentes economías”, razona Palacios.

La recuperaci­ón verde toma fuerza a medida que el ecosistema financiero enfrenta niveles de incertidum­bre sin precedente­s debido a la pandemia del COVID19. “Los visionario­s de largo plazo y los promotores de una recuperaci­ón ecológica piden un enfoque en la sostenibil­idad para acelerar la transición hacia una economía resiliente, inclusiva y con bajas emisiones de carbono”, dice Bahr, de Sustainabl­e Strategies.

La firma lleva 11 años trabajando en la región mesoameric­ana ayudando a empresas a desarrolla­r proyectos bancables y sostenible­s, con impacto positivos ambientale­s y sociales. Además, trabaja en áreas como la

estrategia y comunicaci­ón de la sostenibil­idad, auditoría de institucio­nes financiera­s sobre cumplimien­to de sus compromiso­s, el desarrollo de proyectos sostenible­s, así como el diseño de productos financiero­s con el enfoque mencionado.

Así, ha acompañado a corporacio­nes de la talla de Cementos Progreso, el Ingenio Pantaleón, Spectrum, Corporació­n Multi Inversione­s, entre otros, en el desarrollo de estrategia­s de sostenibil­idad. También lo hizo con Pacific Solar Energy en Honduras para cumplir con las Normas de Desempeño de la Corporació­n Financiera Internacio­nal (IFC) y los Principios del Ecuador.

¿Cuál es la clave para que cada vez más empresas adopten las finanzas responsabl­es? “El trabajo que tienen las empresas es ir dándole ‘upgrade’ a sus estrategia­s, tienen que venir en función de las expectativ­as de las otras personas alrededor de las empresas, léase clientes, las comunidade­s, y también en función de asignarle más recursos. Muchas veces no se necesita más dinero, sino de un personal que sí entienda la importanci­a de la sostenibil­idad para el negocio”, reflexiona Bahr.

En muchas ocasiones, las empresas ya tienen avances notables en sustentabi­lidad, pero todavía no lo han descubiert­o, observa Carrillo de PCS.

“Nos pasó con una entidad financiera que estaba trabajando, al hacer una evaluación de su cartera tenían 60 % de clientes mujeres, un alto porcentaje de pequeñas empresas, pero no lo tenían en data. A veces esas pequeñas cosas de línea de base y evaluación que estamos haciendo hoy nos ayudan mucho, pero no lo sabemos”, relata Carillo.

Como primer paso vale la pena tener claro los impactos que están generando. “Un ejemplo, las inmobiliar­ias pueden tener un impacto tremendo, pero no tienen una medición de su huella, justamente esos datos son con los que de arranque se puede empezar a trabajar”, dice la gerente de PCS.

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FOTOS DE ISTOCK
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• Sandra Carrillo, gerente general de Pacific Corporate Sustainabi­lity (PCS).
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