EMPRESAS CON PROPÓSITO
LA PANDEMIA CAMBIÓ AL MUNDO E INCIDIÓ EN LA TRANSFORMACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL. HOY LAS COMPAÑÍAS QUE LOGRARON MANTENER SUS PROGRAMAS TIENEN CARTA ABIERTA PARA CABALGAR LA ERA POST COVID-19 CON MAYOR SOSTENIBILIDAD. LAS QUE NO, DEBERÁN CAMBIAR SU RUMBO.
La andemia ha golpeado con dureza en todo el mundo y ha transformado -en uno u otro modo- a la Responsabilidad Social. Las empresas deben tener bien claro su propósito para poder cabalgar la ola post Covid que ya tenemos encima. Aquellas que han trabajado bien la RSE tendrán el futuro en sus manos; el concepto de sostenibilidad hoy se convierte en una prioridad como valor estratégico. Por el contrario, las empresas que no lo han hecho tienen muy pocas posibilidades de seguir viviendo si no cambian, necesitan moverse hacia un enfoque transversal de la sostenibilidad, advierten los expertos. “Tenía que pasar una crisis global, sanitaria, social, política, económica, como la del COVID -19 para saber de qué estábamos hechos, como organizaciones y como empresas, y si éramos capaces de gestionarla”, reflexionan los líderes de la RSE en Centroamérica.
El propósito, ese debe ser el caballo de batalla en el mundo corporativo y empresarial de hoy. Las empresas ‘unicornio’, las grandes triunfadoras en el mundo, son compañías que tienen un propósito trascendente, que va mucho más allá de ser las mejores, de ser las más grandes, de ser las más exitosas, de tener el mayor mercado.
¿Y qué es el propósito? “Tiene que ver con la manera en que mi empresa está cambiando la vida de las personas. Si la empresa no se enfoca en el cambio de las personas, en la mejora de la sociedad, para mí está completamente desfasada. Creo que esa es la dirección hacia la cual las empresas deben dirigirse. Tenemos las empresas unicornio como un ejemplo muy importante, trabajan para construir puentes de soluciones entre sectores que ocupan soluciones” y a partir de ahí han hecho y se han convertido en multimillonarias en cuestión de pocos meses, explica Roxana Víquez, consultora en Responsabilidad Social (ex gerente regional de RS de BAC Credomatic y una de las grandes ‘gurús’ de la RSE en Centroamérica
La creación de un propósito transformador trascendente, ligado a la sostenibilidad a largo plazo de la empresa es el factor fundamental. “Yo creo que la empresa que no haga eso no tiene ninguna posibilidad de ser sostenible en el tiempo, ese es un cambio de corazón que sí tienen que hacer las empresas, sobre todo las más grandes que están tan súper estructuradas y tan lejanas de esta realidad”, incide Víquez.
El COVID-19 ha dejado un poco de lado la RS, porque se ha tendido a atender situaciones de emergencia, no necesariamente conectadas con una estrategia de Responsabilidad Social, considera la experta.
Cuando se presenta una situación como la que hemos vivido, lo urgente le quita el campo a lo importante y rápidamente los esfuerzos de las empresas se han enfocado en atender situaciones de emergencia que tienen que ver con la salud de sus empleados, reducción de ingresos, atención de situaciones particulares de los familiares de los colaboradores... “Un montón de cosas que no estaban previstas y que sin duda han hecho que todos los gestores de RS hayan tenido que crear iniciativas distintas para poder atender la situación de coyuntura”, observa Víquez.
La pandemia ha cambiado los programas en curso, expone. “Creo que cuando las cosas empiecen a ser más normales, las iniciativas deberán reenfocarse y atender temas mucho más sustantivos que permitan que las empresas realmente estén preparadas para una crisis. Esto nos ha enseñado que en cualquier momento se viene una crisis y las empresas no estaban preparadas para esto desde ninguna perspectiva”. opina
LECCIONES PARA LA RSE
La pandemia ha dejado algunas lecciones a las áreas de Responsabilidad Social de las empresas. Para Víquez “La enseñanza más grande que nos deja esto desde las perspectiva de los gestores y las personas comprometidas con la RS es que el tema no ha llegado a calar profundamente en el corazón de los empresarios, hay mucho camino por hacer para crear conciencia”.
Víquez cuestiona que a los gestores de Responsabilidad Social “los han puesto a repartir donaciones y en temas más estratégicos de decisiones trascendentales de la empresa, como si despiden o no gente, cómo compensan a colaboradores que pierden el trabajo, las personas que tienen a su cargo los temas de RS, al menos en lo que yo he observado, no han sido tomados en cuenta”.
Más optimista se muestra Julio Gom, director asociado de Proyectos de la Fundación Hondureña de Responsabilidad Social Empresarial (Fundahrse) para quien: “Lo más relevante (de las lecciones de la pandemia) ha sido el enfoque de la resiliencia hacia los temas de salud y ambiente que a mi juicio necesitan una visión más humana por parte de las organizaciones”.
Un elemento relevante es el enfoque hacia cómo las partes interesadas valoran la licencia social de aquellas organizaciones que han sido más sensibles a las necesidades de la población. “Las empresas que mantuvieron los empleos de su personal se acercaron a sus familias y mantuvieron sus servicios pese al confinamiento y las restricciones, tienen un lugar ganado en las mentes de las comunidades”. dice Gom.
“Las empresas que continuaron e incentivaron su inversión social han logrado incrementar el valor de su licencia social frente a sus comunidades. Esto significa que por cada dólar invertido se obtuvo un valor superior devuelto por la sociedad. He observado casos donde una pequeña inversión en procesos ha permitido que las fábricas productoras de prendas de vestir se transformaran en industria de manufactura en salud, como un departamento de
LA SOSTENIBILIDAD SIGNIFICA TENER LA CAPACIDAD DE SEGUIR VIVIENDO, HOY SE CONVIERTE EN UNA PRIORIDAD COMO VALOR ESTRATÉGICO
servicio al cliente de un banco se convirtió en una oficina de mentoría para que los clientes utilizaran la banca digital logrando incrementar un 20 % las operaciones en línea y he visto como una empresa dedicada a energía introdujo una plataforma digital que en menos de un año ha cambiado la vida a más de 1.300 emprendedores sociales y económicos”, destaca Gom.
“Ninguna empresa había enfrentado una crisis sanitaria global en todas sus operaciones al mismo tiempo. Vimos empresas que en cuestión de días cambiaron su modelo de negocio y no despidieron a nadie. Logramos comprobar que, si las empresas no ponen al ser humano en el centro de la organización, nada de lo que hagamos funciona”, apunta por su parte Juan Pablo Morataya, director de Centrarse Guatemala.
Otra lección: “La agenda de RSE debería ser abordada desde un enfoque integral, siempre pensando en que los intereses de nuestro grupo de influencia también afectaran nuestra propia operación. La pandemia nos ha acelerado en temas como innovación, emprendimiento social, uso de TIC etc… En países en desarrollo como el nuestro fue evidente la inequidad en el acceso a servicios esenciales y esto nos da un norte de temas en los que aún tenemos que seguir trabajando para alcanzar sociedades más equitativas y justas. Empresas y organizaciones tenemos una gran oportunidad ante este panorama para hacer propuestas más inclusivas pensando en mejorar la calidad de vida de las personas”, propone Gian Marco Palazio, presidente de UNIRSE Nicaragua.
En la primera fase de respuestas a la crisis del COVID-19 en Centroamérica “sí vimos a un sector privado muy abocado a la filantropía, pero era porque la situación y la sociedad así lo ameritaban. Vivimos en una región con muchas carencias, en donde el rol del sector privado es fundamental para poder llegar a donde el sector público no llega. Sin embargo, en la medida que iba evolucionando la crisis, el sector privado supo adaptar su estrategia de RSE al nuevo contexto, dar respuesta a través de programas consolidados, y sobre todo experiencias probadas, a situaciones que generó la pandemia. La resiliencia les permite a las organizaciones tomar decisiones de una manera estratégica, pero tomando en cuenta los intereses de sus stakeholders”, asegura Bruno Basile, director de SUMARSE Panámá
EN TRANSFORMACIÓN
La agenda de la Responsabilidad Social a nivel mundial se transformó en cuanto a prioridades “y definitivamente se fortaleció”, asegura Cecilia Mora, directora y fundadora de Rs-sostenible, coordinadora técnica de la Alianza Empresaria para la Sostenibilidad Centroamérica, y directora del Foro de Responsabilidad Social de AMCHAM Costa Rica.
A juicio de Mora, “es interesante ver cómo las agendas internacionales (por ejemplo la Unión Europea, el T-MEC) agudizaron sus requerimientos en este campo”. Empresas grandes o grandes cadenas de valor, “también agudizaron sus requisitos a sus proveedores en cuanto a cumplimiento legal, manejo de riesgos e impactos ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza –ESG, por sus siglas en inglés–). Es una tendencia que se nota a través de nuevas exigencias por ejemplo en auditorías y/o reportes de sostenibilidad como requisito para vender a estos clientes”.
Y es que la recuperación económica debe de ir de la mano con la responsabilidad por parte de las empresas. Para ello, la base indispensable es el compromiso de la alta dirección, “sin eso imposible avanzar. Luego concientizando, capacitando, informando, y luego de que se entienda de qué hablamos, facilitando herramientas de implementación, especialmente para empresas medianas y pequeñas que no tienen muy al alcance esta posibilidad”, explica Mora.
ELEMENTO ESTRATÉGICO
“Es el momento de ver la sostenibilidad en su sentido amplio. No solo entendida desde la perspectiva económica, o del comportamiento responsable de las empresas: toda la parte de mercadeo, ventas, innovación, etc, como herramientas que son estratégicas para la sostenibilidad de la empresa”, apunta Víquez, para quien nos encontramos ante un momento decisivo para que la sostenibilidad sea entendida como un elemento estratégico.
“Hoy más que nunca se hace necesario promover el cambio hacia un enfoque transversal de la sostenibilidad”, apuntala Olga Sauma, directora ejecutiva de la Asociación Empresarial para el Desarrollo (AED). Es importante que cada vez más las empresas y organizaciones “vayan migrando hacia un enfoque de sostenibilidad que se integre en su estrategia de negocios. Que las empresas dejen de tener una estrategia de sostenibilidad que se gestiona desde un área en particular y sea paralela a la estrategia central del negocio”, incide la máxima responsable de la AED. Lo que se busca hoy en día es que se incluyan las consideraciones sociales y ambientales en la estrategia central del negocio, “que comprendamos las dependencias y las oportunidades ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en la estrategia central de la empresa y no como algo paralelo”.
Las empresas que ya venían trabajando la RS como una verdadera estrategia integral sí que han salido fortalecidas de este año tan complicado, “siempre y cuando lo estuvieran haciendo con el enfoque correcto y de la forma correcta. Si era mercadeo, si era solo filantropía y por ende un enfoque insuficiente, el resultado fue otro. Pero si trabajaban sus impactos y sus riesgos de una forma integral, priorizada, conjunta, sí lograron fortalecerse”, concluye Cecilia Mora.
Tal y como dice Víquez: “Siempre es el momento de actuar, pero ahora el momento es mucho más urgente, se tiene que atender con soluciones más innovadoras. No es suficiente hacer más de lo mismo, hay que tener soluciones diferentes porque las circunstancias del mundo han cambiado de forma radical... Hay un gran reto para los negocios, desde la perspectiva comercial, económica, desde su sostenibilidad y a nivel humano y social. Enfrentan retos que nunca se imaginaron. Las empresas van a tener que entender que la sociedad cambió y deben adaptarse si quieren ser sostenibles en el tiempo”.
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ES EL CÓMO LLEGAR AL PUNTO AL QUE QUEREMOS LLEGAR: LA SUSTENTABILIDAD, QUE ES LA META