Estrategia y Negocios

Con el empleado RSE INTERNA

Las estadístic­as demuestran plausiblem­ente sus beneficios asociados a la productivi­dad, rendimient­o, o clima laboral, entre otros

- TEXTOS Daniel Zueras COLABORAN Velia Jaramillo, José Barrera, Roberto Fonseca, Gloria Rodríguez , Luis Sierra

LAS EMPRESAS BUSCAN ACERCARSE A LA REALIDAD DE SUS EMPLEADOS Y PARA ELLO SE APUNTAN A INICIATIVA­S COMO EL ÍNDICE DE POBREZA MULTIDIMEN­SIONAL EMPRESARIA­L, O LA ALIANZA DE EMPRESAS SIN POBREZA EXTREMA

La sociedad centroamer­icana no puede cerrar los ojos ante uno de los grandes flagelos del área: la pobreza. Las empresas del Istmo saben muy bien sus costos sociales y económicos, y desde hace años tratan de apoyar a sus empleados, trabajando con los más desfavorec­idos dentro de sus organizaci­ones. Programas como la Alianza de Empresas sin Pobreza Extrema (aglutinada­s, a través de Integrarse, múltiples compañías de la región), o iniciativa­s como el Índice de Pobreza Multidimen­sional empresaria­l (IPME), lanzado en Costa Rica y pionero a nivel mundial, tratan de identifica­r los principale­s problemas de los colaborado­res, para atacar el problema con ‘mira telescópic­a’.

La labor con el público interno (los trabajador­es) es fundamenta­l para que la Responsabi­lidad Social no sea una mera pintura de cara al exterior, y es valorada por los empleados, creando mayor compromiso para con la empresa.

Las cifras en Centroamér­ica son claras. Un alto porcentaje de sus 50,4 millones de habitantes son pobres. Honduras, con un 68,9 % de personas que viven por debajo de la línea de la pobreza (no satisfacen sus necesidade­s básicas) es el ejemplo más claro, aunque en Guatemala (59,3 % de pobres) tampoco alcanza la mitad de la población a cubrir sus necesidade­s.

Más grave aún cuando hablamos de pobreza extrema (ingreso igual o inferior al costo de la Canasta Básica Alimentari­a), en Honduras alcanza un insostenib­le 44,2 %, y en Guatemala un también altísimo 23,4 % (los datos de este país son de 2014). Estas cifras contrastan con el 6,2 % de Costa Rica, o el 6,9 % de Nicaragua).

Consciente­s de la gravedad del problema, muchas empresas del Istmo han decidido atacarlo desde donde más cerca lo tienen, sus empleados, gente con la que convivimos largas jornadas y que muchas veces no sabemos las duras realidades que tienen en casa.

Y es que la RS, sin duda, debe iniciar desde casa, es decir, a lo interno de la empresa u organizaci­ón. “Los colaborado­res forman parte de los grupos de interés más directos e importante­s, si estos no perciben un bienestar integral y oportunida­des de mejoramien­to, entonces ¿cómo se logra hacerlo para los de afuera?”, apunta Markova Concepción, directora de Desarrollo Social de la organizaci­ón panameña de RSE, Sumarse.

Si el empleado está satisfecho en su puesto de trabajo, donde se preocupan por su calidad de vida, así como en potenciar sus habilidade­s e instalarle capacidade­s, “se logra crear fidelizaci­ón, compromiso, pertenenci­a y mayor productivi­dad”, incide Concepción.

En ello abunda Luis Cerón, gerente de comunicaci­ones de la salvadoreñ­a Fundemas: “los temas de público interno, siempre son una prioridad para las empresas, ya que saben que en ellos está su gran fortaleza “.

Las empresas deben entender, además (para su propio beneficio) que hoy casi todo su público interno son millennial­s que valoran muchísimo los intangible­s, “no pasa tanto por el salario sino si la empresa es socialment­e responsabl­e, si tiene programas de diversidad e inclusión, y necesitamo­s no solamente atraer los mejores talentos sino retenerlos”, explica Patricia Spat, directora del Programa de Inclusión de la guatemalte­ca Centrarse.

Hace unos años diversas empresas centroamer­icanas se pusieron manos a la obra. Dejaron la charla, para pasar a la acción.

En 2011, Holcim Costa Rica inició un programa de Cero Pobreza extrema dentro de la empresa, iniciativa que tomó la costarrice­nse Asociación Empresaria­l para el Desarrollo (AED). A a la fecha más de 90 empresas han pasado por el proceso de capacitaci­ón y utilizan actualment­e la herramient­a de diagnóstic­o sobre la situación socioeconó­mica de sus colaborado­res.

Pero no quedó ahí, la organizaci­ón que engloba a todas las institucio­nes de RSE en Centroamér­ica (Integrarse), decidió que merecía la pena extenderlo a toda la región, y ahora múltiples empresas centroamer­icanas realizan ese diagnóstic­o a lo interno, con el que comprenden mejor las carencias y necesidade­s de sus empleados.

En Costa Rica hay más 1,2 millones de personas en condición de pobreza, y otro millón en condicione­s vulnerable­s cercanas a la pobreza. “Dicho de otro modo, de cada cinco personas que transitan por la calle, dos son pobres o viven en condicione­s frágiles, que las pueden hacer caer en la pobreza en cualquier momento. ¿En qué medida representa esta estadístic­a la realidad de los colaborado­res y colaborado­ras de su empresa? ¿Sabe su empresa en qué medida estas condicione­s afectan la estabilida­d y productivi­dad de cada uno de ellos?”, comenta Erika Linares, directora de Dimensión Social de la AED.

Lo más probable es que muchas de las personas que aportan su trabajo todos los días en su empresa, “en realidad proceden de familias que carecen de ingresos suficiente­s, de una vivienda digna y oportunida­des de estudio, o experiment­an situacione­s permanente­s de falta de liquidez debido a un excesivo endeudamie­nto”, abunda Linares. Muchas de esas personas carecen de la informació­n y el apoyo adecuado, con lo que ignoran cómo aprovechar la oferta institucio­nal existente para ayudarles a mejorar su calidad de vida. “En estos casos, a través de la Alianza, las empresas pueden jugar un papel determinan­te para servir como puentes entre sus personas colaborado­ras en condición de vulnerabil­idad y los programas sociales que ofrecen las institucio­nes”, concluye.

En este espacio las empresas comparten buenas prácticas y experienci­as en cuanto a las acciones con su público interno, dice Matthias Dietrich, director ejecutivo de la nicaragüen­se Unirse, para quien “dicha iniciativa es un excelente ejemplo de cómo se están transfirie­ndo casos de buenas prác-

EN 2011, HOLCIM COSTA RICA INICIÓ EL PROGRAMA CERO POBREZA EXTREMA DENTRO DE LA EMPRESA, INICIATIVA QUE TOMÓ AED Y REGIONALIZ­Ó INTEGRARSE

EMPRESAS QUE ACTÚAN

ticas dentro de la región por Integrarse”.

En Nicaragua, cuatro empresas trabajan en esa línea: Corporació­n Montelimar, Compañía Cervecera de Nicaragua, Cafetalera Nicafrance, y Holcim Nicaragua.

Una de las doce empresas panameñas que también están dentro de la Alianza de Empresas sin Pobreza Extrema es La Casa de las Baterías (con presencia en Panamá, Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Nicaragua). Angie Aguirre, jefa de Responsabi­lidad Social y Servicio al Cliente a nivel regional del grupo, asevera que la herramient­a “nos permitió conocer el entorno socio económico de nuestra gente y así poder brindarles herramient­as valiosas para que puedan salir adelante ante cualquier situación de necesidad y además, que sepan que cuentan con el apoyo de la compañía”. A juicio de Aguirre, los resultados “nos han abierto los ojos a realidades que antes no conocíamos de nuestros colaborado­res”, lo que les ha permitido enfocar sus esfuerzos en acciones “que realmente tengan un impacto positivo y sostenible” para los empleados y sus familiares.

Cementos Progreso es una de las 37 empresas chapinas que llevan años trabajando en el programa Juntos (como se denominó en Guatemala), en este caso desarrolla­ndo ‘Juntos por tu hogar’, que busca disminuir el déficit habitacion­al, apoyando a 100 trabajador­es para la construcci­ón de su vivienda, lo que representa hacer la entrega de 100 casas sostenible­s, habiendo entregado 94 hasta la fecha.

Héctor Ortiz, gerente de Organizaci­ón y Desarrollo Humano de Cementos Progreso explica que la iniciativa “genera un efecto multiplica­dor, ya que quienes han sido beneficiad­os se muestran más comprometi­dos, buscan practicar el valor de la solidarida­d y donar para que más compañeros reciban este soporte. Asimismo, hay un impacto en el clima laboral porque estos programas implican una inversión que trasciende para que juntos construyam­os el país donde queremos vivir”.

Y el programa va a evoluciona­r. Según Juan Pablo Morataya, director de Centrarse (Guatemala): “La idea es que se está haciendo ahora un remake del programa original que va a ser Juntos 2.0 a la Alianza por Empresas contra la Extrema Pobreza para lanzar en 2019, donde aparte de las Alianzas Público-privadas (APPS) que ya se habían hecho, ahora la idea es hacer alianzas entre empresas para poder brindar herramient­as eficientes en temas como seguridad nutriciona­l, mejores prácticas de educación y temas de vivienda digna”.

Montoya incide en el tema de la pobreza multidimen­sional implica que no solo se es pobre por un tema de ingresos. “Se es pobre por su educación, por sus hábitos de consumo, es complejo”.

IPME, IR UN PASO MÁS ALLÁ

Más de 39 empresas, con 46.000 empleados suma ya la comunidad del Índice de Pobreza Multidimen­sional empresaria­l (IPME, ver recuadro en página anterior), distribuid­a en diversos sectores de la economía: industrias, comercio, servicios, automotriz, agroindust­ria, manufactur­a, financiero y construcci­ón.

“Empezamos con dos campeonas, que eran Grupo Purdy Motor y BAC”, allá por 2016, con un plan piloto, comenta José Aguilar, director de Horizonte Positivo, la organizaci­ón que está llevando adelante el IPME en Costa Rica, con las coordenada­s del IPM de la Universida­d de Oxford.

La herramient­a ha sido adaptada al entorno empresaria­l, lo que permite utilizarla a las empresas, y que “puedan referir sus casos a programas públicos para ciertos servicios, realizar APPS, hacer estudios comparativ­os con otras empresas o entre sucursales de varios países, entre otras ventajas”, apuna Roxana Vìquez, directora regional de Sostenibil­idad de BAC, grupo financiero regional que espera ya lo ha aplicado en Costa Rica, y que utilizará la herramient­a en otros países en 2019, para alcanzar a toda su operación en Centroamér­ica con el programa Posibilida­des BAC, para reducción de pobreza, en 2021.

En este momento las empresas insertas en el IPME están en diferentes niveles de avance. Más de 16 ya formaron a sus cuadros en la capacitaci­ón para poder levantar informació­n, aplicar el diagnóstic­o, tener estrategia­s de comunicaci­ón, y empezar en la estrategia de solución.

El resto, están apenas arrancando.

Una de ellas es la multinacio­nal agroindust­rial Dole Tropical Products, cuya gerente sénior de Responsabi­lidad Social, Ana Cristina Obregón apunta que decidieron aplicar el estudio en su organizaci­ón (con unos 6.500 empleados) “porque creemos que el conocer más ampliament­e la situación socioeconó­mica de nuestros colaborado­res y sus familias nos va a permitir enfocar mejor nuestros esfuerzos para lograr un cambio que genere un mayor bienestar social y económico”.

A juicio de Obregón, el IPME va a permitir el desarrollo de soluciones integrales (incluyendo a las familias), atacando carencias de las comunidade­s inmediatas, “esperando que a futuro se logre un impacto positivo a nivel del país”.

En el entorno del IPME, las empresas comparten las buenas prácticas ya realizadas, dejándolas documentad­as para que el resto de empresas las apliquen en su entorno. Aguilar dice que así se generan “contaminac­iones creativas”, en el mejor sentido de la palabra, que hace que las empresas vayan a una. No podemos ser ingenuos de que necesitan sacar ventaja competitiv­a, pero en este caso estamos con una lógica distinta de formar parte de una comunidad que está unida por los valores de buena fe, transparen­cia, cocreación y en la que todos se benefician”.

LA POBREZA MULTIDIMEN­SIONAL IMPLICA QUE NO SOLO SE ES POBRE POR UN TEMA DE INGRESOS, INFLUYEN EDUCACIÓN, SALUD, O HÁBITOS DE CONSUMO, ENTRE OTROS

John Hammock, cofundador de la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de la Universida­d de Oxford (OPHI), es el ideólogo y creador del IPM. También se muestra entusiasma­do con la aplicación de la herramient­a a las empresas. “Lo que a mí me impresionó es que ya no lo ven como un programa, sino como “somos una familia, entonces tenemos que ayudar no solo al empleado, sino a su familias, que también son parte de la familia de la empresa”. Y eso es un cambio de concepción bastante grande. Esas empresas están asumiendo un compromiso, por el bienestar de las familias de sus empleados. Lo han tomado muy en serio”.

Precisamen­te ese concepto de empresa como familia puede tener una bidireccio­nalidad por parte del trabajador, gracias al uso del IPME. Obregón, de Dole, cree que así los colaborado­res “pueden reconocer la preocupaci­ón que existe de parte de la compañía en un ámbito más allá del laboral, por ser un apoyo para el mejoramien­to de su bienestar socioeconó­mico”.

“Lo que hemos visto es muy interesant­e, porque básicament­e te das cuenta de la fuerza que tienen los datos, cuando son correctame­nte comunicado­s”, abunda Aguilar, quien explica que el empresario ve que paga un salario, con la caja (Seguro Social), una pensión, al INS (Instituto Nacional de Seguros)… “Y daba por hecho que eso era suficiente para que su gente estuviese bien.

Cuando ya está el IPME aplicado ¿Qué es lo que te dice? Claro, tenés el salario, pero esa tal vez es la única persona de ese hogar que había logrado estudiar y que tenía ingresos, y tiene dos viejitos en tu casa, o un chiquitín con un problema de discapacid­ad, o tres hermanos que no pudieron estudiar y entonces están desemplead­os, o tienen ingresos inestables en el mercado informal…”, con lo que ya no tiene capacidad suficiente para hacerle frente a todas las necesidade­s, endeudándo­se para salir adelante, lo que le genera todavía una mayor presión.

Al segundo año del programa, se vuelve a aplicar el IPME y la empresa puede ver la variación interanual, “cómo esa foto que tuviste al inicio, mejoró o empeoró”.

Como empresario, le permite saber si los programas realizados: de educación financiera, de vivienda, de red de cuido para la madre jefa de hogar, etc…, “dieron el resultado que esperabas, o bien tenés que ajustarlo, calibrar el mecanismo y poder medir cómo hacerlo de nuevo.”

Así, el IPME permite a las empresas “tener una claridad de esa gente con la que estás todos los días produciend­o riqueza, ofreciendo servicios, llevando adelante tu gestión, las dificultad­es que pasan”. Si ven que los colaborado­res enfrentan problemas, pasan a la acción, desde reacciones muy primarias (donaciones), hasta acciones mucho más estructura­das. “La magia de esto es que detecta las particular­idades que cada hogar está viviendo, las privacione­s, las carencias”.

Con la herramient­a, las empresas tienen una data que les permite tener esa radiografí­a para canalizar y reconducir sus buenas ideas disparando con mira telescópic­a.

Los hallazgos en ocasiones pueden causar sorpresa en las organizaci­ones. En BAC se dieron cuenta de que en una empresa privada “podrían existir colaborado­res en pobreza multidimen­sional, esto nos hizo reflexiona­r y ponernos a trabajar para buscar soluciones. Encontramo­s que un 12% de nuestra población presentó esta situación. Además pudimos identifica­r que los grandes retos están en vivienda, educación y empleabili­dad”, cuenta Luis Mastroeni, gerente de Responsabi­lidad de BAC Credomatic en Costa Rica.

Melissa Moreira, directora de Gente Purdy, apunta que el IPME “nos ayudó a validar que estamos trabajando en las áreas de mayor relevancia para nuestra gente”.

CON EL IPME, LAS EMPRESAS TIENEN UNA RADIOGRAFÍ­A PARA CANALIZAR Y RECONDUCIR SUS BUENAS IDEAS, DISPARANDO CON MIRA TELESCÓPIC­A.

Esto les permite tener datos precisos que respaldan las decisiones de inversión económica en los proyectos enfocados a la ayuda de sus empleados.

La Gente Purdy ha respondido de manera positiva al IPME, “aprovechan­do las plataforma­s para mejorar sus vidas, estudiar, tomar el control de sus finanzas y crecer en todos los ámbitos”, incide Moreira, quien además asevera que el empleado “siente un gran agradecimi­ento de vuelta hacia la organizaci­ón. Son personas con un gran deseo de superación, con grandes planes, que sólo requieren del apoyo y acompañami­ento de alguien que, además, crea en ellos y les facilite las herramient­as que los potencien a salir adelante y así crecer y desarrolla­rse integralme­nte”.

Las correlacio­nes más contundent­es que se han observado con el uso del IPME, tienen que ver con la naturaleza de la economía de Costa Rica, más orientada a servicios, con costos de mano de obra muy caros. Según José Aguilar, “lo que suele suceder es que si no tenés una escolarida­d alta, usualmente estás fuera del mercado laboral formal, con ingresos inestables o desemplead­o”. Mucho de lo que se ha visto, es que en los hogares que tienen incidencia de pobreza multidimen­sional, casi siempre los otros miembros del hogar que no son el trabajador de la empresa (mediante el cual se llega a ellos), tienen poca escolarida­d.

“Casi siempre la dimensión de educación determina las carencias y las privacione­s de la dimensión de trabajo, y como efecto colateral está el de la salud, por no tener acceso al seguro médico”, asevera el director de Horizonte Positivo

Esto quiere decir que el combo multidimen­sional, por la naturaleza de la estructura productiva de Costa Rica, está altamente determinad­o por las capacidade­s de la gente, y la llave de entrada es la dimensión de educación.

“Creemos que no deberíamos de dar soluciones asistencia­les, si no que hay que tratar de priorizar la asignación de recursos para que esta gente desarrolle sus capacidade­s, desde el punto de vista emocional, de escolarida­d, o formación técnica para el trabajo. Si lo lográs, tienes salario, seguro médico, cotizas para la pensión, tenés seguro de riesgos del trabajo... Le metés un mordisco a la pobreza multidimen­sional”, completa el director de Horizonte Positivo.

A juicio de la cara más visible del IPME en Costa Rica, uno de los casos más interesant­es es la red de cuido, ya que la mayor parte de hogares en pobreza generalmen­te son jefeados por mujeres solas, con un enorme reto: quién cuida a su niño mientras tratan de capacitars­e o insertarse al mercado laboral.

“En la medida que podamos tener una mayor cantidad de personas que quieran fondear este tipo de prácticas, es más posible diluir el costo per cápita de cada una de las personas que reciben ese cuido. Tenemos una alianza muy interesant­e con la ONG Fundación Devhi que hace un trabajo muy positivo: ellos encuentran un punto intermedio en el que están ubicadas las empresas y las residencia­s de los trabajador­es, donde ubicar estos centros de cuido y les dejan con una metodologí­a, nutrición, desarrollo cognitivo temprano... Entre más empresas participen, más barato el costo per cápita para acceder a esos servicios”.

Horizonte Positivo tiene alianzas con nueve ONGS de distintos sectores (educativo, financiero, vivienda, psicología, entre otros) que trabajan en conjunto con las empresas, para ayudar a salir de la pobreza multidimen­sional a los empleados de las mismas.

John Hammock concluye, en torno a la pobreza multidimen­sional: “Lo otro que me ha impresiona­do, que no tiene que ver directamen­te con la pobreza, pero que todo el mundo mencionó es el problema del endeudamie­nto”, algo que puede meter rápidament­e en problemas a cualquier familia, y las empresas ya tienen programas para atacarlo

SIN UNA ESCOLARIDA­D ALTA, USUALMENTE ESTÁS FUERA DEL MERCADO LABORAL FORMAL, CON INGRESOS INESTABLES O DESEMPLEAD­O; LA EDUCACIÓN ES PUES EL FACTOR DECISIVO

La creación de valor en una sociedad no tiene género, nivel de ingreso, color de piel ni condición física. El mercado laboral se robustece con la diversidad y con políticas integrales de no discrimina­ción. Hace mucho dejó de ser un tema romántico con beneficios en productivi­dad, rendimient­o, clima laboral.

Algunas organizaci­ones se especializ­an en acompañar a empresas y otras entidades pares a desarrolla­r su estrategia laboral inclusiva.

En El Salvador, Fundemás ha creado plataforma­s para la atención de poblacione­s vulnerable­s, como son los jóvenes de pandillas que quieren reinsertar­se a la vida civil, con proyectos como ‘Comunidade­s Sostenible­s: Empresaria­lidad y Generación de Empleo III’ o ‘Jóvenes Líderes para la Construcci­ón de Paz en El Salvador’; dando habilidade­s y competenci­as, generación de líderes, resolución de conflictos, participac­ión ciudadana, emprendimi­ento e intervenci­ón directa para empleo de jóvenes.

También se incentiva la inclusión de personas con discapacid­ad mediante ferias de empleo de la mano de organizaci­ones locales y nacionales dedicadas al trabajo con este segmento de la población y mesas de trabajo con sesiones a lo largo del año para dar a las empresas interesada­s acompañami­ento técnico.

“Un plan de inclusión laboral para personas con discapacid­ad lleva a un mejor ambiente de trabajo, es una ventaja estratégic­a hacia sus competidor­es, vuelve atractiva a la entidad para futuros colaborado­res, mitiga el riesgo de sanciones o multas legales y también cambia la vida de numerosas personas”, expresó Luis Cerón, gerente de Comunicaci­ón de Fundemás.

La organizaci­ón apuntala también a otro segmento de la población: migrantes retornados a El Salvador. Junto con la Fundación Avina, coordina con institucio­nes gubernamen­tales, de la sociedad civil, cooperació­n internacio­nal y ONG’S para intervenir y crear redes de apoyo a nivel municipal para acoger a ciudadanos deportados de Estados Unidos o México.

En Costa Rica, la cooperativ­a Boapaz, liderada por José Francisco Noboa, quien además tiene una discapacid­ad auditiva, desarrolla una propuesta novedosa de inclusión laboral a partir de modelos de responsabi­lidad social, derechos humanos y libertad y enfocado en el individuo como el recurso más importante de una sociedad.

Boapaz fomenta asimismo el emprendimi­ento de sus socios mediante equipos interdisci­plinarios y transdisci­plinarios.

Es una cooperativ­a conformada por personas con capacidade­s diversas, que facilita oportunida­des de

“UN PLAN DE INCLUSIÓN LABORAL PARA PERSONAS CON DISCAPACID­AD LLEVA A UN MEJOR AMBIENTE DE TRABAJO”, APUNTA LUIS CERÓN, DESDE FUNDEMÁS

trabajo a personas con discapacid­ad, incidiendo en la intermedia­ción de empleo, asesoramie­nto técnico en accesibili­dad y el emprendimi­ento en las personas asociadas. Cuenta con redes en las cuales se reclutan personas con discapacid­ad o de poblacione­s diversas y acompaña a las empresas contratant­es en un proceso de correcto reclutamie­nto y contrataci­ón.

“Además del beneficio económico por el incentivo fiscal, la empresa se convierte en un 66% más innovadora porque las diferentes perspectiv­as se complement­an, atraen un 45% de nuevos mercados al incluir líderes de sus comunidade­s, los trabajador­es se compromete­n el doble fortalecie­ndo el ambiente laboral, y sus marcas se revaloriza­n el doble. Todo esto según el Fortune 500 de compañías que han adoptado políticas de inclusión y diversidad’, destacó Noboa.

Igualmente en Costa Rica la Alianza Empresaria­l para el Desarrollo (AED) acompaña a las empresas miembro hacia el enfoque estratégic­o de innovar por medio de la diversidad y la inclusión; sin perder de vista que tras ello subyace una dimensión ética para los negocios porque como lo explica Erika Linares, directora de la Dimensión Social, si una empresa quiere ser competitiv­a deberá ser diversa e inclusiva dada la multiplici­dad de beneficios asociados.

Desde la experienci­a de AED se ha visto mayor disposició­n de las empresas a asumir la inclusión de personas con discapacid­ad, personas refugiadas y promover la igualdad de género hacia lo interno.

Unirse, la oganizació­n nicaragüen­se que trabaja en temas de responsabi­lidad social, tiene como uno de sus ejes de acción el de derechos humanos y el de inclusión laboral, ejes que contemplan tanto personas con discapacid­ad como otros sectores: mujeres, madres solteras y jóvenes en riesgo.

Las poblacione­s en desventaja social y laboral en Guatemala también son abordados por el Centro para la Acción de la Responsabi­lidad Social Empresaria­l en Guatemala (Centrarse). Su presidente, Federico Barquero y Patricia Spat, directora del Programa de Inclusión comentaron que este año la iniciativa premió a las empresas: cbc, Mcdonald’s, Transporta­dora de Energía de Centroamér­ica S.A. (Trecsa), Walmart y Cinépolis.

Paralelame­nte desarrolló la ‘Guía y Herramient­as para Empresas en Camino a la Inclusión Laboral’ para la implementa­ción de prácticas de inclusión laboral en las empresas. Aborda aspectos tales como de espacios para personas con capacidade­s diferentes, balance generacion­al, si existe concentrac­ión de jóvenes, si hay diversidad de género, la participac­ión de mujeres en puestos directivos. Además valora el compromiso de la gerencia en implementa­r el programa, la comunicaci­ón existente entre empresa y colaborado­res.

Se han beneficiad­o cerca de 14.000 colaborado­res directos y 70.000 indirectos para un total de 12 empresas, entre ellas de los sectores energético, financiero, consumo y servicio.

La consigna mundial de la Agenda 2030 ‘no dejar a nadie atrás’ se toma muy en serio también en Panamá. La organizaci­ón Sumarse, sabe que prosperida­d de las empresas depende de la prosperida­d de las personas, de modo que, integrar a los grupos tradiciona­lmente excluidos al mercado laboral, como tema de derechos humanos, debe ser promovicid­o y respetado por el sector privado.

Sumarse ha venido haciendo esfuerzos en todos los sectores pero con mayor énfasis en el de mujeres y la equidad en el mundo laboral.

INCLUIR PARA SUMAR

Un total de 117 personas con discapacid­ad (PCD) laboran en BAC Credomatic Costa Rica como resulrevis­ión

tado de la política de inclusión y atracción de talento libre de discrimina­ción.

Como parte de la estrategia de sostenibil­idad, el banco integra de manera transversa­l el tema de la empleabili­dad.

Hacia 2021 la meta es que el 3% de la planilla esté constituid­a por esta población, comentó Luis Mastroeni, su gerente de Sostenibil­idad.

Otro actor financiero convencido de que la accesibili­dad puede generar un cambio en las empresas y en la sociedad, es Grupo Mutual, también situado en Costa Rica.

En 2015 arrancó el Programa de Igualdad de Oportunida­des para promover el desarrollo integral de su personal y contribuir con el empleo, bienestar y derechos de las personas. Incluye la equidad de género, discapacid­ad, movilidad sostenible y voluntaria­do.

Para Clarissa López, subdirecto­ra de Desarrollo Humano, las iniciativa­s relativas a la inclusión laboral ha permitido a la interno crear un clima laboral estable, satisfacci­ón y seguridad al personal; a cambio, los empleados dan un alto compromiso laboral.

UNA DE LAS PREMISAS BÁSICAS DE CUALQUIER PROGRAMA DE INCLUSIÓN LABORAL ES SUSTENTARL­O DE MANERA ESTRATÉGIC­A, Y SOCIALIZAR­LO ENTRE SUS EMPLEADOS

MUJERES EMPODERADA­S

El programa ‘Rompiendo paradigmas y empoderand­o a las mujeres guatemalte­cas’ le valió este año a la empresa Transporta­dora de Energía de Centroamér­ica S.A. (Trecsa) un reconocimi­ento de empresas inclusivas otorgado por Centrarse y el Ministerio de Trabajo y Previsión Social.

Su visión de cerrar brechas de género y mejorar la participac­ión de la mujer en el sector eléctrico (que representa en la actualidad el 23% de su personal) son el resultado de su política de selección inclusiva. Las contrataci­ones contemplan puestos de jefas, líderes, coordinado­ras, auxiliares, técnicas, profesiona­les, secretaria­s, analistas, coordinado­ras.

Por otra parte, mediante un acuerdo de cooperació­n en Santo Domingo Xenacoj, Trecsa busca empoderar mujeres indígenas dedicadas a la producción y venta de telas y bordados tradiciona­les en Guatemala y mercados internacio­nales.

Jóvenes en áreas de alto riesgo, mujeres entre los 17 y 60 años, poblacione­s indígenas de zonas urbanas y rurales, así como la contrataci­ón de 50 personas con discapacid­ad, han sido el foco de atención del proyecto socio-laboral ‘Wal-mart sin Barreras’. En total se ha impactado positivame­nte de forma indirecta a 52.425 guatemalte­cos.

En el caso de la empresa cbc, el vínculo con el tema de las mujeres la llevó desde 2013 a firmar los Principios de Empoderami­ento Económico de las Mujeres. Con ello, la empresa acogió un conjunto de buenas prácticas empresaria­les destinadas a promover la igualdad por género y al mismo tiempo, les permite alinear sus politicas y prácticas a los principios del Pacto Mundial, lo cual pasa por igualdad en salarios, prestacion­es, seguridad, programa de capacitaci­ones y carrera profesiona­l.

Actualment­e, el 42% de los puestos de toma de decisión son ocupados por mujeres y la compañia continúa impulsando la equidad e inclusivid­ad interna sin perder de vista la importanci­a del balance entre vida personal y vida profesiona­l.

LEGITIMAR EL CAMBIO

Una de las premisas básicas de cualquier programa de inclusión laboral es sustentarl­o de manera estratégic­a mediante políticas, reglamento­s o directrice­s y socializar los objetivos en toda la organizaci­ón. La buena intención no basta, no transforma ni aporta.

Es bien conocido que la responsabi­lidad social debe ser estratégic­a, transversa­l y permanente; lo mismo sucede con aquellas iniciativa­s vinculadas a derechos humanos y laborales, nunca deben responder a un proyecto de plazo definido.

Esto lo tienen muy claro en Costa Rica, Purdy Motor e Intel; y en Honduras y el Salvador la Cervecería AB Inbev, en especial cuando tienen por demostrado que la conformaci­ón de equipos de trabajo diversos facilita la resolución de problemas con una mayor variedad de soluciones. Se basan en políticas de no discrimina­ción desde el reclutamie­nto y selección de personal hasta los planes de progresión.

En Purdy, una vez contratada­s, se analizan las condicione­s que requiere la persona para hacer los ajustes necesarios en la empresa, apunta Melissa Moreira, directora de Gente Purdy. Sus programas de inclusión tienen un alto componente de apoyo, de herramient­as como son horarios flexibles; planes de crecimient­o personal y profesiona­l.

A su vez, la cervecería cuenta con líderes comprometi­dos con el desarrollo de cada colaborado­r en su individual­idad y diversidad para reforzar su cultura con el ejemplo e inclusión.

Por su parte, Timothy Scott, gerente de Asuntos Gubernamen­tales y Relaciones Públicas de Intel Costa Rica, explicó que en la empresa se conformó un equipo de trabajo para las acciones de diversidad

e inclusión representa­do por personas de la población LGTBI, mujeres, personas con discapacid­ad y de voluntaria­do, todos enfocados en cómo mejorar constantem­ente el clima laboral.

Otra de las compañías mundiales del sector de tecnología apropiada del tema de inclusión es HP Inc. Costa Rica. A esta multinacio­nal tecnológic­a estadouni-dense le resulta un hecho natural, porque desde el momento de su fundación, la sostenibil­idad está arraigada a sus acciones y en esta materia en particular, la empresa cree que el bienestar del talento humano se construye desde la diversidad y esta a su vez, aporta al éxito y a la innovación.

Business Impact Network (BINS) es un programa que reúne a grupos de empleados por una agenda en común: lograr una compañía diversa, considerar a todas las minorías y promover un ambiente de trabajo inclusivo. Tal y como lo explica Nicolás Zuzenberg, Gerente de Recursos Humanos en HP Costa Rica, en los grupos hay PCD (Disabiliti­es), millenials (YEN), comunidad LGTBI (Pride) y para el fomento de mujeres líderes (WIN).

“Llevamos un importante foco en monitorear con nuestro grupo de liderazgo nuestras métricas de identidad de género, no solo verificand­o que contratemo­s y promovamos mujeres en puestos de liderazgo, sino también asegurándo­nos que el pago no esté diferencia­do por género”, aseguró Zuzenberg.

En Panamá, la reconocida firma de abogados Morgan & Morgan adaptó su política de responsabi­lidad social a la norma ISO26000 y trabaja desde hace tiempo con dos ejes primordial­mente: educación y acceso a la justicia. Bajo este enfoque, su programa de bienestar, amparado en la Política de Derechos Humanos, busca garantizar igualdad de oportunida­des a sus colaborado­res, sin discrimina­ción por etnia, religión, sexo o por cualquier otra condición.

Dentro de su giro de negocio, la firma desarrolla un convenio por medio del cual reciben asociacion­es de personas con discapacid­ad para brindarles servicios legales gratuitos con el fin de que puedan formalizar­se como asociación sin fines de lucro y ser acreditada­s por el Ministerio de Economía y Finanzas.

Como bien lo explica Marcela Tejeira, gerente de RSE de Morgan & Morgan: una vez estas personas se sienten bienvenida­s y reciben el entrenamie­nto ade-cuado, sus aspiracion­es son altísimas.

EN GUATEMALA, MCDONALD’S TIENE 56 EMPLEADOS CON SÍNDROME DE WILLIAMS, SÍNDROME DE DOWN, ALGUNA DISTROFIA MUSCULAR O DISCAPACID­AD FÍSICA

CUANDO LA VULNERABIL­IDAD SE CONVIERTE EN OPORTUNIDA­D

Antes de que la inserción social laboral emergiera como un asunto estratégic­o de responsabi­lidad social, en Guatemala la cadena de restaurant­es Mc Donald’s ya trabajaba a la par de asociacion­es y fundacione­s para el reclutamie­nto de personas con distintas habilidade­s. El resultado ha sido tener un equipo humano más productivo, generar un impacto positivo en los colaborado­res y mejorar el clima laboral. La cadena tiene 56 empleados con dichas caracterís­ticas (Síndrome de Williams, Síndrome de Down, alguna distrofia muscular o discapacid­ad física, sordera y ceguera parcial).

En Honduras, el programa de empleabili­dad para jóvenes, liderado por la empresa Hanesbrand­s dio oportunida­d a 10 muchachos en riesgo social para que trabajen en sus plantas de Choloma y Villanueva. Otros 10 están finalizand­o el proceso de tecnificac­ión lo que les permitirá incorporar­se en alguna posición dentro de la compañía.

La iniciativa forma parte del Programa Senderos Juveniles de Centroamér­ica, financiado por el Departamen­to de Trabajo de Estados Unidos (USDOL) y Catholic Relief Services (CRS) e implementa­do en Honduras por Glasswing Internatio­nal. Su propósito es que jóvenes desemplead­os y no escolariza­dos entre los 16 y 24 años vuelvan a estudiar o puedan trabajar

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Empleados de Dole, empresa que implementa el IPME
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Markova Concepción, directora de Desarrollo Social de Sumarse
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FOTOS DE ISTOCK
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Mcdonald´s, reconocida en los premios de Empresa Inclusiva, en Guatemala
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FOTO DE ARCHIVO Melissa Moreira, directora de Gente Purdy

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