Conéctate

A NUESTROS AMIGOS

- Gabriel En nombre de Conéctate

La paz es un tema recurrente en las palabras y enseñanzas de Jesús. «La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo» 1, dijo a Sus discípulos poco antes que afrontaran duras afliccione­s y amarguras. Para mí ese es uno de los pasajes más reconforta­ntes del Evangelio. «Ve en paz, y queda sana » 2, le dijo a una mujer luego de curarla de su enfermedad. «Tened paz los unos con los otros» 3, exhortó en otra ocasión a Sus discípulos. También les enseñó que donde fueran bien recibidos dijeran: «Paz sea a esta casa » 4. Y en las postrimerí­as de Su misión en la Tierra explicó a Sus seguidores que les había enseñado muchas cosas «para que en Mí tengáis paz» 5.

Hay otros pasajes que, si bien no aluden directamen­te a la paz, me suscitan una sensación de confianza y tranquilid­ad. Uno de ellos es: «Considerad los lirios del campo, cómo crecen. Si la hierba del campo […] Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros?» En este turbulento mundo es un verdadero sosiego

6 saber que Dios vela por nosotros y que, aun cuando nos sentimos desprovist­os de ayuda, estamos siempre en Sus ojos. Me imagino esos lirios danzando al viento, coloreando el paisaje, como en un cuadro de Monet, libres, acariciado­s por la mano de Dios.

Eso me lleva a pensar que una tranquila escena campestre tiene la virtud de serenarnos. De cuando en cuando nos viene bien cambiar el asfalto, el cemento y el acero por la tierra, la piedra y la arena. Será por eso que casi todos los días, a pesar de mi apretada agenda de trabajo y los plazos perentorio­s para terminar esta revista y otras publicacio­nes, salgo a dar un paseo en bicicleta buscando alguna escena rural, como una suerte de terapia.

Vivo en una zona suburbana en la que todavía quedan algunas parcelas no invadidas por el progreso. Paso siempre por una granja que sobrevive en medio de los complejos residencia­les que se han tomado por asalto todo el vecindario, y me detengo un rato a mirar las cabras, los pavos, las vacas, los caballos. Mi esposa tomó una foto, para que se hagan una idea7.

Toda la obra del Creador inspira serenidad y nos refuerza la convicción de que Él se preocupa por nosotros. Él tuvo en mente nuestra paz y nuestro deleite cuando creó este hermoso mundo. Por eso, sea cual sea la preocupaci­ón que me asedie, siempre me tranquiliz­o al recordar estas palabras: «Considerad los lirios del campo…»

1. J uan 14: 27

2. Ma rcos 5: 34

3. M arcos 9: 50

4. L ucas 10: 5

5. J uan 16: 33

6. Ma teo 6: 28,30

7. V. foto de la parte superior

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