A NUESTROS AMIGOS El secreto
Vivir cristianamente en el intrincado y complejo mundo actual puede parecer bien difícil. ¡Es que son tantas las cosas que minuto a minuto exigen nuestra atención! La mayoría no son malas, pero consumen tiempo y pueden llegar a atrofiar nuestro crecimiento en la fe. A pesar de ello, todos conocemos personas que han logrado un equilibrio, un modo de resolver los conflictos de la vida moderna. Huelga decir que incontables cristianos antes de nosotros también lo consiguieron en su época. ¿Cuál es, entonces, el secreto? Así como debemos comer, respirar y ejercitarnos para desarrollarnos físicamente, el crecimiento espiritual también requiere la práctica de esas tres actividades esenciales.
Comer: Leer y estudiar la Palabra de Dios y otros textos edificantes es alimento para el alma y fundamental para nuestra vida y crecimiento espiritual. «Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida » 1. «Cuando descubrí Tus palabras las devoré; son mi gozo y la delicia de mi corazón» 2.
Respirar: Se ha dicho que la oración es la respiración del alma. 1 Tesalonicenses 5:17 nos insta a orar sin cesar, y Romanos 12:12 a ser constantes en la oración.
Ejercitarse: Nos ejercitamos cuando seguimos con voluntad y energía las pisadas de Jesús, haciendo lo posible por ayudar a los necesitados, aliviar a los abrumados y alentar a los descorazonados. Más que nada, emulando a Juan el Bautista, podemos mostrarles quién es «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» 3.
Crecer espiritualmente no es fácil; claro que pensándolo bien, ningún crecimiento lo es. Pero fue precisamente la valentía de los apóstoles la que convenció a las autoridades religiosas de su época de que habían estado con Jesús. «Viendo la valentía de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se admiraban; y les reconocían que habían estado con Jesús» 4.
Te invito a leer en este número de Conéctate qué nos dicen cristianos de ayer y de hoy sobre cómo podemos centrar nuestra vida en Dios.