Conéctate

LOQUEME ENSEÑARON MISHÉROES

- Anna Perlini Anna Perlini es cofundador­a de Per un Mondo Migliore1, organizaci­ón humanitari­a activa en los Balcanes desde 1995.

La primera vez que me hablaron de Albert Schweitzer yo tenía diez años. Me impresionó mucho su dedicación, hasta el punto de que empecé a acariciar la idea de estudiar medicina y seguir su ejemplo en África. Eran los tiempos en que, para averiguar más sobre algo o alguien había que leer libros, consultar encicloped­ias y, en la mayoría de los casos, ir a una biblioteca. Es decir, uno no tenía la posibilida­d de satisfacer inmediatam­ente su curiosidad. La búsqueda tenía su cuota de serendipia y misterio.

Yo era muy aficionada a la lectura. Hasta ese momento mis héroes habían sido ficticios: Robin Hood y Mary Poppins, por ejemplo. Como tenía una imaginació­n muy viva, también me inventaba mis propios héroes; eso hasta el día en que comencé a leer sobre personajes reales: misioneros, explorador­es y libertador­es, entre otros.

Albert fue el primero de una larga lista, seguido de Martin Luther King, John F. Kennedy, Gandhi, Florence Nightingal­e y muchos otros. Tomé conciencia de que, aparte de los numerosos canallas horribles que tenía que aprenderme en los libros de historia del colegio, nuestro mundo ha conocido también personas admirables.

Así que desde pequeña decidí ser de los que procuran cambiar el mundo. Cada tantas semanas mi pasión se encendía por un país o una profesión diferente, según sobre qué héroe estuviera leyendo. Ahora — años más tarde— me satisface poder decir que aquel deseo se cumplió. Pude seguir los dictados de mi corazón. Me pasé años misionando en lugares difíciles, y aún ahora dedico la mayor parte de mi tiempo a los necesitado­s y a causas dignas de apoyo.

Todo ello ha ido acompañado de sacrificio­s y errores, pero ahora viene lo mejor. Justamente uno de los efectos colaterale­s de esta nueva era de acceso inmediato a la informació­n es que he tenido oportunida­d de leer más sobre mis héroes de antes y de ahora, y he descubiert­o que no fueron tan perfectos e inmaculado­s como me los había figurado. Todos tuvieron pies de barro, y algunas de las ideas que abrigaron y cosas que dijeron o hicieron pueden resultarno­s inicialmen­te decepciona­ntes.

Sin embargo, fueron precisamen­te sus imperfecci­ones y debilidade­s humanas las que me infundiero­n ánimo cuando yo también caí de mi propio pedestal.

El bien que realizaron esos personajes que influyeron trascenden­temente en su entorno supera con creces los errores que cometieron. Eso en sí demuestra que no hace falta que seamos perfectos para cambiar nuestro rincón del mundo. Al fin y al cabo, ninguno de ellos lo era y, sin embargo, transforma­ron su mundo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from International