VISOS DEL AMOR DE DIOS
Hace poco unos amigos querían trasladarse a otro país para explorar nuevas posibilidades y probar otros rumbos más cerca de algunos de sus familiares. Si bien tuvieron innumerables dificultades para preparar y emprender el viaje, con el apoyo de sus amistades en oración por fin lograron su objetivo. El proyecto no estuvo exento de contrariedades, incluida una complicación de última hora en el aeropuerto; pero al final lograron materializarlo y hoy están probando sus alas en otros cielos. Muchas veces digo a mis amigos y conocidos que sueñan con viajar o con cumplir algún otro deseo: pónganlo en manos de Dios, porque Él conoce nuestro corazón y le encanta vernos felices.
El verano pasado no sabíamos cómo íbamos a recibir a nuestra hija, yerno y nietos cuando vinieran a pasar las vacaciones con nosotros. Contratiempos y reveses insospechados surgieron en el condominio donde vivimos, y no teníamos lugar físico para recibir a la familia. Le encomendamos el problema al Señor, y de repente, como cosa llovida del cielo, un matrimonio vecino desocupó la vivienda que había habitado en los últimos meses y dejó espacio para que nuestros seres queridos se mudaran por un mes a metros de donde residimos. Fue un acto de amor de Dios en respuesta a nuestras peticiones, y disfrutamos de un maravilloso verano.
A veces Dios se vale de los medios más impensados para ayudarnos y levantarnos el ánimo. Llevábamos tiempo orando por una amiga que luego de varias decepciones sentimentales cayó en una profunda depresión. Resulta que un día, transitando cerca de la universidad donde trabaja, avistó un perro abandonado. Una voz dentro de sí la instó a recogerlo, y decidió adoptarlo, pese a que vivía en un departamento estrechísimo. Ese perro terminó jugando un papel decisivo en su recuperación emocional. Le llegó como un regalo inesperado de Dios.
A mi señora le detectaron hace poco un tumor de mama. Apenas nos enteramos y avisamos a nuestros amigos, recibimos un inmenso apoyo emocional y espiritual de parte de ellos. Expresiones de cariño, solidaridad y auxilio en oración nos llegaron de gente de nuestro entorno y de lejanos países. Luego de someterse a una intervención quirúrgica, se comprobó que el tumor era benigno, y Sally se recuperó divinamente. En todo el proceso sentimos la compañía y presencia amorosa de Jesús, que hizo que todo marchara bien.
Creo que el amor divino se percibe más nítidamente en las pruebas, y que Dios se vale de diversos instrumentos para manifestárnoslo. «Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él» 1.