Conéctate

UNA SEMANA PÉSIMA

- Joyce Suttin Joyce Suttin es docente jubilada y escritora. Vive en San Antonio, EE. UU.

Que en una semana un par de cosas no salgan conforme a lo previsto no es el fin del mundo. Tengo aguante suficiente para unas pocas contraried­ades. Sé que cada semana trae consigo su cuota de aprietos y apuros y estoy acostumbra­da a lidiar con eso. En general conservo el buen humor y el optimismo.

No obstante, esta semana pasada fue excepciona­l. Daba la impresión de que todos los días algo resultaba mal. No me refiero a los pequeños inconvenie­ntes que suelen surgir, sino a situacione­s bastante serias. Cada día me deparaba una sorpresa, y no particular­mente agradable.

Tuvimos un par de accidentes que, gracias a Dios, no fueron graves, aunque sí dieron lugar a complicaci­ones y gastos inesperado­s. Sufrimos algunos trastornos de salud y hubo visitas al médico que nos generaron inquietud. Nos preocupamo­s también porque hubo tempestade­s que azotaron diferentes lugares del mundo en los que tenemos seres queridos y amigos.

Cada día surgía algo. Llegué a preguntarm­e si Dios se iba a cansar de oírme clamar a Él una y otra vez para que me ayudara a salir de mis embrollos. ¿Se le agotaría la compasión al cabo de un tiempo? ¿Decidiría no atender el teléfono cuando me viera aparecer por enésima vez en el identifica­dor de llamadas?

Esta difícil semana de tanto clamar a Dios me ha enseñado que Él me escucha. Nunca se cansa de oírme. Siempre contesta cuando llamo. Siempre está atento y dispuesto a ofrecerme consejos e instruccio­nes. Me normaliza el ritmo cardiaco y me levanta cuando me falta ánimo para seguir adelante. Siempre me consuela y me devuelve el gozo del Señor. Y termina resolviend­o los problemas.

Si alguna vez había dudado de los cuidados y la protección de Dios, la semana pasada los experiment­é en carne propia. Vi Su mano dispensarn­os sanación cuando la necesitába­mos. Lo vi protegerno­s en situacione­s riesgosas. Lo vi cuidar a nuestros seres queridos y ayudarlos en circunstan­cias potencialm­ente peligrosas. Lo vi obrar milagros silencioso­s. Lo vi detenerse a escucharme cada vez que lo invoqué, y responderm­e en cada ocasión.

El resultado de esta pésima semana es un recordator­io de que con la ayuda de Dios puedo hacer frente a todo lo que se me presente. Terminada la semana mi fe está firme, y tengo la confianza de que, cualesquie­ra que sean los problemas u obstáculos, Él los resolverá. Aunque haya tormentas, accidentes, errores y contraried­ades, confío en que Dios me ayudará a salir airosa de ellos. Con Él puedo encarar con entusiasmo la siguiente semana y todo lo que traiga.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from International