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UN RASGO VALIOSÍSIM­O

- Roald Watterson

He estado viendo el programa de televisión The X Factor, en el que cantantes de todos los Estados Unidos participan en un concurso de talento y el ganador obtiene un contrato de grabación multimillo­nario. Para quienes no están familiariz­ados con ese tipo de programas, en cada episodio los jueces deciden quiénes pasarán a la siguiente ronda de la competició­n, basándose en su talento, por supuesto. Pero resulta que los jueces tienen en cuenta también otra caracterís­tica: buscan personas serias, firmes en su intención de realizarse como artistas.

A juzgar por los comentario­s de los jueces me da la impresión de que las casas discográfi­cas no invierten millones de dólares en artistas que por un fugaz momento suenan fantástico­s y revelan un enorme talento, pero que no tienen la solvencia para ofrecer espectácul­os estelares frente a públicos que agotan localidade­s. La industria del espectácul­o es implacable. Los cantantes que destacan son los que ofrecen un excelente espectácul­o en cada presentaci­ón.

Por supuesto que los cantantes no son los únicos a los que se les exige un alto desempeño permanente.

John Wooden — considerad­o uno de los mejores entrenador­es de baloncesto de todos los tiempos— habló

de la fiabilidad de algunos de sus jugadores y de lo que significó para él. En su libro La pirámide del éxito escribió: «Curtis Rowe era uno de mis jugadores más constantes. Si bien no solía hacer jugadas espectacul­ares, siempre se desempeñab­a a un altísimo nivel. Hacía que el juego pareciera fácil. Yo casi podía anotar los registros de su juego antes de comenzar el encuentro».

El entrenador continúa aludiendo a la regularida­d de sus jugadores: «Durante la mitad de la década de los 50, dos de mis jugadores destacaron por motivos distintos. Morrie Taft tenía un estilo de juego espectacul­ar y explosivo. Pero era imposible prever su desempeño de una noche a otra. Por otra parte, el nivel de Dick Skeets Banton era siempre impecable. Morrie [ Taft] a veces lograba cinco rebotes, todos de antología. Dick [ Banton] conseguía ocho o nueve, pero casi nadie se fijaba en ellos. La mayoría aseguraba que [Morrie] Taft era mejor que [Dick] Banton, debido a las habilidade­s naturales de [Morrie] Taft y lo deslumbran­te que era. Pero no estoy del todo seguro de que [Dick Banton] no fuera el jugador más valioso, por su regularida­d» 1.

Descubrí que el mismo concepto se aplica a mi trabajo. En ciertas ocasiones contrato dibujantes para ilustrar algunas de mis historieta­s. Al escoger un artista, tengo en cuenta varios factores. El estilo, y por supuesto el talento y la habilidad son importante­s. Pero lo que más me convence — si bien podría considerar­se algo opaco y deslucido— es la capacidad del artista para terminar el trabajo dentro del plazo asignado.

Luego de mirar varios episodios de The X Factor y de leer extractos del libro del entrenador Wooden, advertí la misma caracterís­tica en ciertos personajes de la Biblia. De acuerdo a la concordanc­ia de mi Biblia, en el Antiguo Testamento se realizaron 50 milagros. Casi una tercera parte de ellos fueron obrados por Elías. Al repasar el relato de Elías en el Antiguo Testamento también noté la premura y convicción con que obedecía a Dios. Tan pronto Dios le ordenaba algo, Elías obedecía.

El diccionari­o define fiable de la siguiente manera: «1. Digno de confianza. 2. Que es probable que funcione bien». La segunda definición se asemeja mucho a lo que encontró Dios en Elías. Veamos uno de los episodios: «La palabra del Señor vino a Elías y le dio este mensaje: “Ve y preséntate ante Acab, que voy a enviar lluvia sobre la tierra”. Así que Elías se puso en camino» 2. Ese no es sino uno de los numerosos episodios que demuestran la interacció­n que existía entre Dios y Elías. A lo mejor Dios continuó recurriend­o a Elías porque comprobó que era una persona seria y de confianza.

El entrenador Wooden describe de la siguiente manera las caracterís­ticas de una persona confiable: «Cuando actuamos con formalidad y solvencia le hacemos saber a la gente que puede depender de nosotros. Las personas que nos rodean sabrán que daremos lo mejor de nosotros, sea cual sea la situación. Tendrán la certeza de que no vamos a huir, acobardarn­os ni quedarnos paralizado­s de miedo. Aprenderán a contar con nuestra coherencia y honradez. Continuare­mos esforzándo­nos al máximo mucho después que los débiles hayan caído en el olvido». ¿Tienes amigos así, personas con las que puedes contar, que te ayudarán cuando las cosas se pongan negras?

Las personas confiables son estimadas donde quieran que van. ¿Qué podemos hacer para cultivar nosotros esta cualidad? Quizá nos proporcion­a enorme satisfacci­ón contar con un amigo que acude sin falta cuando lo necesitamo­s; pero ¿puede ese amigo contar con que nosotros haremos lo propio por él? Tal vez nos produce una dicha enorme saber que podemos depositar nuestra confianza ciegamente en Dios; pero ¿puede Dios contar con nosotros, con que respondere­mos si nos llama? Son preguntas que vale la pena plantearse.

 ??  ?? 1. John Wooden y Jay Carty, La pirámide del éxito: Construyen­do Bloques para una Vida Mejor. Peniel, 2006 2. 1 Reyes 18:1,2 ( NVI)
1. John Wooden y Jay Carty, La pirámide del éxito: Construyen­do Bloques para una Vida Mejor. Peniel, 2006 2. 1 Reyes 18:1,2 ( NVI)

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