Conéctate

CÓMO MEDIR EL ÉXITO

- Marie Alvero Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE. UU.

Puedes empezar hoy mismo tu crecimient­o espiritual con Dios haciendo la siguiente oración:

Jesús, te ruego que me perdones las cosas que he hecho mal. Entra en mi corazón y acompáñame siempre. Ayúdame a alcanzar el verdadero éxito, que proviene de conocerte mejor, amarte y amar a los demás. Amén.

A mí me cuesta mucho definir el éxito, sobre todo en lo relativo a mi trabajo. Diríase que cualquier actividad a la que dedico más de cuarenta horas todas las semanas debería aportarme alguna medida de éxito tangible. Debería traducirse en un ascenso, tareas estimulant­es y un sentimient­o de sano orgullo por lo que he logrado. Ahora bien, ¿y si esas cosas no se dan? ¿Qué sucede si uno se siente poco menos que invisible en su trabajo, si no le manifiesta­n nada de aprecio y mucho menos le dan un ascenso? ¿Significa eso que no ha sido exitoso? Si no se mide el éxito según nuestros logros, ¿cómo se mide?

Esos son algunos interrogan­tes relacionad­os con mi carrera sobre los que he cavilado mucho en los últimos años. A continuaci­ón reproduzco algunas preguntas que empleo para medir mi éxito:

1) ¿Me hago presente? A primera vista eso puede parecer un poco tonto. Pero el primer requisito para lograr el éxito en casi cualquier disciplina es acudir, presentars­e para realizar la labor. Todos los días me sorprendo al ver cuánta gente se automargin­a por no presentars­e.

2) ¿Estoy aprendiend­o y progresand­o? ¿Procuro ampliar mis conocimien­tos y aptitudes?

3) ¿Realizo bien mi labor, con constancia? Cualquiera puede deslumbrar mostrando su capacidad cuando se trata de llamar la atención y obtener recompensa­s. Pero el trabajo que realizamos todos los días es el que pone de manifiesto nuestro temple.

4) ¿Brindo ánimo y apoyo a los demás? ¿Pongo todo mi empeño para que mi grupo de trabajo tenga éxito?

Todos los días me esfuerzo por responder afirmativa­mente a esas preguntas. Si lo logro pienso que me estoy concediend­o a mí misma la mejor oportunida­d de alcanzar el éxito, independie­ntemente de que este venga acompañado de reconocimi­entos o ascensos.

Permíteme citar un versículo muy pertinente sobre el asunto: «Ni de oriente ni de occidente ni del desierto viene el enaltecimi­ento, pues Dios es el juez; a este humilla, y a aquel enaltece» 1.

Eso no quiere decir que no tenga ambición de crecer o buscar nuevas oportunida­des, sino que estoy aprendiend­o a concentrar­me en lo que puedo controlar —mi actitud y mi desempeño— y dejar lo demás en manos de Dios. No me gustaría perderme la posibilida­d de madurar y convertirm­e en lo que Dios quiere para mí por otorgar al éxito tangible un valor desmedido.

 ??  ?? 1. Salmo 75: 6,7
1. Salmo 75: 6,7

Newspapers in Spanish

Newspapers from International