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UNA GRAN FE

- Marie Alvero

La mayor parte de mi vida he descrito mi fe como la del carbonero, es decir, sé que Jesús me ama y punto. Jesús dijo que me ama. Lo afirma la Biblia. No me cuestionab­a mucho. Y cuando lo hacía, generalmen­te quedaba satisfecha con respuestas al estilo de «solo Dios lo sabe», o «tienes que aceptar esto por fe». Dicho de otro modo, es posible que la lógica no sea de aplicación en este caso: cree solamente. Por sorprenden­te que pueda ser, yo aceptaba las cosas así, sin más.

En parte se debía a que recibí una formación bíblica muy sólida y eso me sirvió mucho. Mi fe era profunda y bien cimentada. En parte también podría decirse que se debía a mi letargo. No siempre quería tomarme la molestia de ahondar en las respuestas, defender mi fe y buscar un fundamento lógico para mis creencias.

Mi marido es el polo opuesto. Tiene un enfoque muy concienzud­o y aplicado respecto de su fe. Cuando le surge un interrogan­te sobre el significad­o de un versículo o se topa con una cita textual cuyo contexto no lo convence, investiga en su portal bíblico las diversas traduccion­es. Busca referencia­s del griego y el hebreo y lo coteja con versículos afines, etc. Su fe no se basa en emociones, sino que crece a partir del estudio constante de la Palabra de Dios y las pruebas documental­es de su verdad.

Admiro su disciplina. Él ha seguido esta recomendac­ión de las Escrituras: «Esfuérzate por presentart­e a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzar­se y que interpreta rectamente la palabra de verdad».

1 En un pódcast que escuché hace poco, el locutor decía que nuestra fe se puede fundamenta­r en la lógica y que los cristianos de hoy en día deben estar preparados para defender sus creencias con argumentos lógicos.

Por eso escucho pódcast, cotejo versículos, debato con mi marido, leo la Biblia y le pongo empeño al asunto. No es que sea tan trabajoso, pero es más esfuerzo del que invertí alguna vez.

Cuando se trata de la fe siempre habrá un componente que requiere simplement­e afirmarse en la Palabra de Dios. Hebreos 11 refiere varios grandes relatos sobre la fe y puntualiza que «todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas». Puede que esos

2 grandes hombres y mujeres no siempre tuvieran certeza, pero querían creer y estaban dispuestos a que los persuadier­an. Ruego a Dios que yo pueda abrazar la fe como lo hicieron los héroes de Hebreos 11.

Marie Alvero ha sido misionera en África y México. Lleva una vida plena y activa en compañía de su esposo y sus hijos en la región central de Texas, EE.UU. 1. 2 Timoteo 2:15 ( NVI) 2. Hebreos 11:13 ( NVI)

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