MONTES Y VALLES
En tu vida de fe has conocido montañas y valles profundos. A veces te has encontrado en lo que parece un hoyo inmenso y has tenido que salir trepando para volver a empezar. En otras ocasiones te has preguntado por qué has tenido que atravesar puntos bajos y momentos en que fallas o caes, dado que las caídas pueden ser dolorosas y hay que esforzarse para salir gateando de los baches y reanudar el viaje.
Cuando todo esté oscuro y no veas nada, cuando te rodea el fantasma del derrotismo, o cuando encares problemas para los que no vislumbras solución, búscame y confía en que Yo te daré respuestas. Te lo prometo: si clamas a Mí, te responderé. Nunca te dejaré; jamás te abandonaré. Estoy contigo en las venturas y en las desventuras de tu travesía por la vida. No hay momento ni etapa de tu existencia en que no esté contigo.
Por eso, no consideres que los reveses, las pruebas o dificultades sean derrotas. Considéralos más bien peldaños hacia el crecimiento y el progreso. Si no fuera por esos desafíos y padecimientos, tendrías la inclinación de caer en la complacencia y no te esforzarías por seguir avanzando, por tratar de resolver los problemas, y no acudirías a Mí afanosamente en busca de soluciones.
No te preocupes ni tengas miedo. Considera cada obstáculo un incentivo para superarte y no tengas ni sombra de duda de que Yo estoy contigo. Ten la seguridad de que siempre que acudas a Mí te ayudaré a avanzar y te encaminaré hacia un ciclo de progresos y triunfos.