PERDÓN TRANSFORMADOR
Perdonar no es un acto emocional; es una decisión. No es que al decidir perdonar todo el dolor desaparezca; sin embargo, esa decisión tuya me permite obrar en tu corazón.
Perdonar es dar un paso hacia la libertad, para deshacerse del lastre de resentimiento que te hace daño a ti y puede perjudicar a los demás. El peso de los agravios no perdonados que arrastras contigo puede aplastarte. Terminará arruinando tu salud emocional y controlando tu vida. Puede que dejar de aferrarte a tu dolor te cueste lo indecible; pero tú serás quien más se beneficiará de ello.
Yo puedo remediar la situación, obrar en la vida de los demás y transformarlos.
Todo eso los ayudará a ellos, pero no a ti. Te ruego que perdones a los que te han agraviado, porque quiero liberarte de ese dolor y ese lastre. Quiero ayudarte a desprenderte del dolor que te causa tristeza, enojo o amargura. Quiero que perdones, porque sé que el perdón conduce a la libertad, la felicidad y el progreso.
Logro ver la paz interior y la libertad que recuperarás cuando decidas perdonar. Ahórrate el continuo pesar, la amargura y el efecto paralizante que te produce el hecho de aferrarse a experiencias dolorosas. Deja que Yo me encargue de solucionarlas de la mejor manera posible. Si accedes a perdonar por fe, te daré la sanidad que anhelas.