LA MANOR DEL TEJOR
En una tienda de artículos selectos en la que andábamos curioseando con mi nieta encontré en liquidación una chaqueta (saco) de punto lindísima. Estábamos en una zona comercial bohemia disfrutando de la tarde juntas. La chaqueta era de un tono azul que me encanta y de un tipo de algodón que es muy práctico para los veranos de Texas.
Al inspeccionarla comprendí por qué la tenían tan rebajada. Debajo de uno de los brazos había un enganche que se había deshecho produciendo un agujero. Al observar el tejido vi que era una puntada que yo conocía y que sabía tejer bien.
Me la llevé a casa y con un pequeño gancho de crochet me puse a tejer pacientemente. Me llevó algunas horas. Tejí cuidadosamente, hilvanando por arriba y por abajo para unir los hilos. No era algo que podía hacer a la rápida si quería que quedara bien. Al final el agujero desapareció y giré y apreté los hilos sueltos para que quedara tal como el modista lo había dispuesto.
Me gusta mucho usar ese suéter. Generalmente lo reservo para ocasiones especiales. Tiene un valor especial para mí porque sé lo que significó. Vi el fallo que tenía y pude arreglarlo. Al tirar y entretejer los hilos conseguí que se viera casi perfecto.
Me recuerda ciertos aspectos de mi vida que en algunos momentos también se deshicieron. Accidentes, pérdidas, dificultades, situaciones en las que alguna faceta de mi vida colapsó. Me sentía como un desecho, algo inservible, hasta que me vio el Tejedor y me tomó en Sus brazos. Con manos delicadas me remendó. Ajustó firmemente lo que se había deshilvanado. Reparó el daño. Aunque siempre recordaré lo que sucedió y el remiendo siempre dejará una marca, Él volvió a hacer de mí algo útil. Dios tejió grácilmente los hilos de mi vida y me sanó.
Tú form formaste mis entrañas; me entrete- tt jiste en el vientre de mi madre. Salmo 139:13
Si aún no has conocido a un amigo que te ame en la fortuna y en la la adversidad y que posee la llave de felicidad y la vida eterna, hazlo ahora rezando esta oración o una parecida:
Jesús, gracias por haber dado la vida por mí para que pudiera obtener perdón por todos los males y errores que he cometido. Te abro la puerta de mi corazón y te invito a entrar. Concédeme la vida eterna que ofreces gratuitamente y te pido que seas el más cercano, querido y sincero de los amigos. Amén.