CAMBIO DE ÓPTICA
Durante una época particularmente tensa tuve un cambio de óptica que mejoró mi manera de abordar las cosas.
En aquel tiempo estaba metido en varios trabajos de envergadura, tenía muchísimo que hacer y estaba cansadísimo, por no decir agotado.
El versículo que me llevó a cambiar mi actitud frente a las circunstancias fue: «Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional».
1 Llegué a la conclusión de que las muchas horas de trabajo, el cansancio y las difíciles decisiones que debía tomar formaban parte de mi «culto racional».
La mayoría tenemos obligaciones que a veces se tornan difíciles y pesadas, o nos vemos en situaciones espinosas que nos afectan personalmente. Por momentos nos sentimos tan cansados que pensamos que no damos más.
Algunos personajes que dedicaron su vida a servir a Dios —nuestros antepasados en la fe, como Abraham, Moisés, San Pedro, San Pablo y otros cristianos sobresalientes como David Livingstone y la Madre Teresa— hicieron grandes sacrificios y soportaron muchas penurias y desgracias. En numerosas ocasiones no gozaron de buena salud, muchos sufrieron de soledad, otros batallaron contra la depresión, y a veces trabajaron largos años sin lograr casi resultados palpables. Mirar nuestra situación desde esa óptica nos ayuda a ver con otros ojos las cosas por las que pasamos.
El versículo que viene justo después de «presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo» es «transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento». Ese versículo da
2 a entender que debemos apreciar en su justo valor los sacrificios que hacemos. Una actitud de alabanza, que sea realista y a la vez positiva, puede ayudarnos mucho. Cuando nuestra perspectiva se renueva y se ajusta a la del Señor, se produce una auténtica transformación en nosotros.
De modo que cuando tengas la inclinación a pensar que la tienes muy difícil, procura ver por ese prisma los sacrificios que te toca hacer. No podrás evitar verlos de forma más positiva.
1. Romanos 12:1
2. Romanos 12: 2
3. V. Romanos 8:18
La ansiedad, las enfermedades, el sufrimiento, el peligro [...] podrán de vez en cuando entorpecer nuestra marcha, hacer trepidar nuestro espíritu y hundir nuestra alma. Pero solo por breves momentos. Esas cosas no son comparables en nada con la gloria que más adelante ha de ser revelada en nosotros y para nosotros. 1 David Livingstone (1813-1873)