UNA MEJOR PERSONA
¿Qué beneficios te aportará la lectura de la Palabra de Dios?
Alimento para crecer y fortalecerse espiritualmente.
Así como debes nutrir tu organismo para sobrevivir y desarrollarte bien, necesitas alimentar tu espíritu con la Palabra de Dios. Esta analogía aparece repetidas veces tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: Cuando Jesús dijo: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios», citaba a Moisés. 1 En su angustia, Job declaró: «He atesorado las palabras de Su boca más que mi comida.» 2 En el Salmo 119 el rey David dijo al Señor: «¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras! Más que la miel a mi boca.» 3 El apóstol Pedro, en una carta a los nuevos conversos, les plantea: «Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra.» 4
Una relación más profunda con Jesús.
Al aceptar a Jesús en tu corazón diste inicio a una hermosa y gratificadora relación personal con Él. ¡Él quiere ser tu mejor amigo, consejero, maestro, guía y mucho más! La vía para conocerlo mejor es Su Palabra. Los cuatro Evangelios en particular revelan Su esencia, Su personalidad, Su autoridad y Su amor.
Dios quiere tener contigo una relación recíproca, un toma y daca. Leyendo Su Palabra no solo descubres lo que Él te quiere dar, sino también lo que espera de ti.
Considera Sus palabras como cartas de amor remitidas por Aquel que te conoce y se preocupa por ti más que nadie.
Verdad y libertad.
Hoy en día, por donde sea que uno mire, se encuentra con alguien que anda promoviendo y comercializando «la verdad» por medio de algún libro, programa o producto nuevo. ¿A quién debes hacerle caso? Y ¿cuánto te va a costar?
Desengañémonos, lo auténtico es Jesús. Él promete: «Si ustedes permanecen en Mi palabra serán verdaderamente Mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres».5
Ten la certeza de que la Biblia dice la verdad. Familiarízate con sus preceptos y tendrás un parámetro por el cual medir todas las cosas.
Crecer en la fe.
La fe se gesta escuchando y asimilando la Palabra de Dios.6 Para crecer en fe y llegar a ser cristianos maduros, es preciso que leamos y creamos la Palabra de Dios.7 Cuanto más leas y estudies la Palabra de Dios con una actitud abierta y receptiva, más aumentarán tu fe y comprensión.
Vivir el gozo del Señor.
La felicidad perdurable se alcanza modelando nuestra conducta sobre los mandamientos y el amoroso ejemplo de Jesús, y es Su Palabra la que nos enseña a hacerlo. Jesús dijo: «Si guardan Mis mandamientos permanecerán en Mi amor […]. Estas cosas les he hablado para que Mi gozo esté en ustedes y su gozo sea completo». 8
Contentamiento y paz interior.
Estudiando la Palabra de Dios llegas a comprender Su amorosa forma de actuar. Eso te inspira fe en que Él es dueño de la situación y vela por tu bienestar, cualesquiera que sean las circunstancias. «Vuelve ahora en amistad con Él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien.»9 Cuando te agobien los desencantos, los obstáculos y las contrariedades, lee un rato la Palabra de Dios; te ayudará a ver las cosas objetivamente.
Soluciones y respuestas.
Cuando tengas preguntas, Dios te aportará respuestas; cuando tengas problemas, Él te facilitará soluciones. Leyendo las Escrituras o escuchando lo que Dios te hable al alma después de haberle pedido orientación, hallarás las fuerzas necesarias para afrontar toda adversidad. Una vez que te familiarices con los principios espirituales, la sabiduría divina y los consejos prácticos contenidos en las Escrituras, verás que el Señor te ayuda a aplicarlos para resolver asuntos y conflictos de todos los días. Su Palabra será una lámpara que alumbre tu camino.10
Averiguar la voluntad de Dios.
Dios tiene un designio para ti y sabe lo que más te conviene. De ahí que si aprendes a acudir a Él para que te oriente en tus decisiones, puedes estar seguro de que hará que todo salga bien al final. Parece sencillo, pero ¿cómo hacemos para averiguar lo que Dios considera mejor para nosotros en determinada situación? Es decir, ¿cómo podemos descubrir Su voluntad?
La Palabra de Dios escrita en la Biblia expresa la voluntad de Dios revelada, conocida y segura. Así pues, cuando te veas en una disyuntiva, toma en cuenta todo lo que Dios ya ha dicho. Busca una situación similar en la Biblia y basa tu decisión en ella, o en los preceptos fundamentales de la Palabra de Dios. También puedes pedirle que te hable directamente al corazón y te indique cuál es Su voluntad para ti en esa situación particular.
La Palabra de Dios tiene además la facultad de modificar tu modo de ver los reveses de la vida. Te transforma «por medio de la renovación de [tu] entendimiento, para que [llegues a conocer] cuál [es] la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.»11
Modelos de vida a tono con Dios.
La Biblia está repleta de relatos sobre hombres y mujeres comunes y corrientes cuya fe y amor a Dios los ayudaron a salir adelante en circunstancias sumamente adversas y por ende adquirieron grandeza a los ojos de Dios. De su ejemplo sacamos muchas enseñanzas y muchas fuerzas. Hay innumerables testimonios que nos refuerzan la fe, pues expresan el amor y el desvelo de Dios por Sus hijos y cómo nos protege y provee para todas nuestras necesidades. Por contrapartida, hay también ejemplos de lo que no se debe hacer y de las consecuencias de infringir Sus principios espirituales. «Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza.»12
Las promesas de Dios.
Dios ha prometido en Su Palabra amparar y resguardar a Sus hijos, proveer para sus necesidades y acompañarlos en los momentos de apuro. Algunas de Sus promesas son universales, por ejemplo: «Todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.»13 Otras en un principio estaban dirigidas a ciertas personas o grupos. Sea como fuere, podemos aplicar los principios espirituales contenidos en ellas a situaciones parecidas que vivamos nosotros y pedir a Dios que intervenga en nuestro favor, tal como lo hizo para otras personas.
A medida que estudies la Palabra de Dios te irás familiarizando con Sus promesas y aprenderás a invocarlas en tus oraciones. Con ello demuestras que tienes fe en Su Palabra.
Más amor.
Es difícil guardar el mandamiento de amar al prójimo como a nosotros mismos14 si las personas con quienes interactuamos habitualmente son de difícil trato y no se hacen querer. ¿De dónde saca uno la gracia para pasar por alto los exabruptos de un jefe autoritario, las impertinencias de un compañero de trabajo envidioso, las fiestas bulliciosas del vecino o cosas peores? ¿Qué hace uno en esas situaciones para amar como amó Jesús? A medida que te acerques a Dios por medio de Su Palabra, el Espíritu Santo te ayudará a ser más comprensivo, sensible y tolerante con los demás. 15