GRACIAS POR TODO
Pablo dice en Romanos 8:28: «Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con Su propósito».1 En Proverbios leemos que: «Los pasos de una persona están dirigidos por el Señor».2 Así y todo, en momentos en que la vida se torna complicada y confusa, me pregunto qué hubiera pasado si las cosas hubieran tenido un desenlace un poco distinto, y anhelo poder dar marcha atrás y volver a hacerlas.
Fue durante un momento así, el otro día, que escuché una de mis películas favoritas: Mr. Destiny. La trama se desarrolla el día en que Larry Burrows cumple 35 años. Veinte años antes Larry quedó eliminado en el último turno al bate durante el juego definitorio de su colegio en el campeonato escolar de béisbol, y lo ha lamentado desde entonces. De ahí que su cumpleaños número 35 —al parecer olvidado por todos salvo su mejor amigo— y agravado por el hecho de que lo acaban de despedir de su trabajo, lo pilla reflexionando sobre aquel juego de béisbol y deseando haber podido ganarlo.
Camino a casa se le avería el auto. Llama a una grúa y entra en un bar cercano mientras espera. Mike, el barman, es amigable y comprensivo. Es más, conoce a Larry al derecho y al revés. Hasta sabe del remordimiento que lo agobia por lo sucedido hace veinte años. Mike le prepara a Larry una bebida que él llama leche derramada, que lo transporta al pasado para que pueda revivir su vida pero en la eventualidad de que hubiera triunfado en aquel partido. Se da cuenta de que su vida queda alterada en todo aspecto. Lo más desconcertante de todo es que él termina casado con otra mujer y su esposa Ellen con otro hombre. Trata de arreglar las cosas, pero al hacerlo acaba poniendo en peligro tanto su trabajo como su vida.
Gracias a Dios, antes que ocurra lo peor, se encuentra nuevamente en el bar con Mike. Su vida vuelve a la normalidad y él adquiere un renovado sentido de agradecimiento por todo lo que le ha tocado en suerte. Al llegar a casa, su esposa Ellen lo sorprende con una fiesta que ha organizado en secreto para él. Su jefe lo visita inesperadamente y le ofrece un mejor puesto. Pero más importante aún, se libra de pesares y lamentos y resuelve vivir su vida a plenitud sin centrarse en lo que podría haber sido.
Esa película nos recuerda oportunamente que la vida no es un lecho de rosas para nadie. Todos pasamos aflicciones y todos hemos hecho cosas que quisiéramos rehacer o deshacer por completo. Todos experimentamos dolor, desilusión y hasta fracaso. En todo caso, no debemos permitir que esas cosas nos impidan estar contentos con nuestra suerte, apreciar lo que tenemos y seguir avanzando enfocados en el presente. Como Mike le dice a Larry en un momento de la película: «Es tu vida, Larry. Aprende a disfrutar de lo que tienes».
Steve Hearts es ciego de nacimiento. Se desempeña como escritor y músico, y es integrante de la Familia Internacional en Norteamérica. ■