Un REVITALIZANTE PLAN
Siempre, en algún momento, hay alguien pensando en revitalizar su vida o dar una vuelta de página. Si ese es tu caso, a continuación te dejo un plan sencillo que a mí me sirvió muchísimo y me resultó fácil de aplicar. Esta idea cambió completamente mi manera de abordar cada día, cada mes y cada año: Prueba algo nuevo cada día. Prepara un plato de esos cuyo nombre cuesta pronunciar, trata de escribir un poema aunque nunca hayas compuesto uno, aprende una nueva canción, dile «te amo» a tu cónyuge en otro idioma, cambia el método en que acostumbras pasar tiempo con Dios, reza de nuevas maneras, habla con una persona de tu lugar de trabajo con la que no hayas interactuado antes, etc.
Siempre habrá cosas novedosas que añadir a la lista. Eso es lo asombroso de todo este ejercicio.
Además de ayudarte a romper rutinas y el automatismo, intentar algo nuevo cada día refresca y estimula tu espíritu. Te mantiene pensando en positivo y buscando nuevas oportunidades, de tal manera que logres aprovechar esas situaciones favorables que se te presenten inesperadamente.
Tanto es así que tengo un pequeño letrero junto a mi cama con esas cinco palabras: Prueba algo nuevo cada día. Eso me ayuda a tener bien presente mi plan. Es motivante levantarse por la mañana pensando ¿qué cosa nueva hare hoy? Y lo mismo al acostarse a dormir: reflexionar sobre la respuesta a ese interrogante es una forma gratificante de terminar la jornada.
Además de la satisfacción personal y la sensación de empoderamiento que otorga, abordar cada día con una mirada fresca y renovada nos permite reflejar mejor la naturaleza divina. Jesús comparó el Espíritu Santo con aguas vivientes que corren y fluyen y nunca se secan. Si intentamos algo nuevo cada día, cuando acerquemos a otras personas al Hombre más vibrante, radical y espléndido de todos los tiempos, no lo haremos con aridez o desgana.