RÉPLICA DE LA RESURRECCIÓN
La naturaleza suele hablarnos de la creación divina con símbolos alegóricos. Entre ellos figura el acontecimiento más milagroso de la Historia: la resurrección de Jesucristo.
La Planta de la Resurrección, también conocida como rosa de Jericó o doradilla, es una pequeña planta rodadora que se enrosca en una bola apretada durante la temporada de sequía. Pero sumergida en agua, este «fósil viviente» se transforma espectacularmente, y de una masa reseca, arrugada, surge un resplandeciente musgo que se extiende en cuestión de horas.
Su follaje, similar al de los helechos, constituye uno de los fenómenos más intrigantes del planeta. La planta puede permanecer inerte hasta 50 años sin agua ni luz, hasta que de repente, expuesta a la humedad, vuelve a desplegar sus frondas de color verde intenso. Tiene la capacidad de volver a la vida una y otra vez, incluso después de haberse secado por completo.
Cuando presencié por primera vez esta sensacional maravilla que se abría mágicamente ante mis ojos, comprendí de dónde procedía el nombre «Planta de la Resurrección»: Mis pensamientos se dirigieron inmediatamente a Jesús. Ni la muerte ni la tumba pudieron retenerlo. Resucitó triunfalmente para salvarnos del pecado.