Conéctate

La viuda de Sarepta

- MARIE ALVERO MARIE ALVERO HA SIDO MISIONERA EN ÁFRICA Y MÉXICO. LLEVA UNA VIDA PLENA Y ACTIVA EN COMPAÑÍA DE SU ESPOSO Y SUS HIJOS EN LA REGIÓN CENTRAL DE TEXAS, EE.UU.

LA BIBLIA recoge muchos pasajes sobre la generosida­d. Es un rasgo importante de la vida cristiana, y los seguidores de Jesús estamos llamados a ser generosos y a dar con alegría. Por otra parte, sé que a veces me siento vacía, agotada y con muy pocos recursos mentales, materiales, económicos y espiritual­es. Tengo el deseo de dar, pero me siento como si estuviera raspando el fondo del barril y que a duras penas seré capaz de terminar la jornada.

Cabe evocar aquí un relato de la Biblia. La tierra de Israel y sus alrededore­s sufrían sequía y hambruna. No había llovido desde hacía años y la gente moría de inanición. El profeta Elías se había mantenido milagrosam­ente gracias a un arroyo. Sin embargo, un día Dios lo llamó para que se dirigiera a Sarepta, un pequeño poblado en la tierra extranjera de Sidón. En las afueras del mismo se encontró con una viuda que recogía leña y le pidió que le diera de beber agua.

Cuando ella iba a traérsela, la llamó y le dijo:

—Por favor, tráeme también un poco de pan en tu mano.

Ella respondió: —¡Vive el SEÑOR, tu Dios, que no tengo pan cocido! Solamente tengo un puñado de harina en una tinaja y un poco de aceite en una botella. Y he aquí que estaba recogiendo un par de leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, a fin de que lo comamos y muramos. Entonces Elías le dijo:

—No tengas temor. Ve, haz como has dicho; pero de ello hazme a mí primero una torta pequeña y tráemela. Después harás para ti y para tu hijo. Porque así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: «La harina de la tinaja no se acabará, y el aceite de la botella no faltará hasta el día en que el SEÑOR dé lluvia sobre la superficie de la tierra».1

Estoy segura de que aquella viuda que se enfrentaba a una inminente inanición se sentía mucho más agotada que yo. ¿Qué la habrá motivado a dar al profeta un trago de agua antes siquiera de que este le mencionara la promesa de Dios? ¿Acaso pensó en ese momento que no tenía nada que perder? Siendo extranjera, puede que ni siquiera supiera del Dios de Israel o creyera en Él. No obstante, estaba dispuesta a entregar lo último que tenía al profeta de Dios.

A menudo pensamos que la generosida­d es dar a partir de nuestra abundancia; pero ¿qué pasa si más bien significa dar a partir de nuestra escasez? ¿Será que ser dadivosos a partir de nuestra escasez de tiempo, fuerzas, gracia, buen criterio y recursos da lugar a que Dios obre por conductos a los que no hubiera recurrido si nos considerár­amos bien abastecido­s en todo sentido?

No sé si la viuda llegó a tener la despensa llena, pero me imagino que en los años que siguieron, cada vez que vertía aceite de su vasija o recogía una taza de harina de su jarra se acordaba de que Dios tomó lo último que ella tenía para ofrecer y se lo pagó proporcion­ándole un suministro ininterrum­pido

Puede ser, pues, que no se me está pidiendo que sea generosa porque disponga de bienes en abundancia (aunque reconozco que tengo mucho más que tantas otras personas). Quizá Dios espera que dé motivada por mi fe en Él, sabiendo que lo que tengo es en primer lugar Suyo y para Su gloria.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from International