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Ataca Daniel Ortega bastión rebelde.

Régimen ignora a la comunidad internacio­nal para detener la violencia

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Ignorando los llamados para detener las agresiones contra civiles en Nicaragua, el régimen tomó Masaya, una de las comunidade­s que mayor resistenci­a ha mostrado desde el estallido social que lleva 3 meses y cuya represión es comparada con la de la dictadura de Somoza, la cual derrocó Ortega MUNDO P. 14

Pese a los llamados de organismos internacio­nales para detener las agresiones contra la población civil en Nicaragua, el régimen tomó ayer el control de la ciudad de Masaya tras un intenso ataque, de más de siete horas, realizado sobre la comunidad indígena de Monimbó, y que dejó al menos tres muertos.

La Asociación Nicaragüen­se Pro Derechos Humanos confirmó que durante el ataque perdieron la vida un policía, un menor de 15 años y una mujer, en la acera de su casa.

La ANPDH cree que el número de víctimas es mayor, pero hasta la tarde de ayer no podían ingresar a la ciudad, porque permanecía cercada por las “fuerzas combinadas” del régimen, integrada por policías, antimotine­s, parapolicí­as, paramilita­res y grupos afines al dictador Daniel Ortega, fuertement­e armados.

Monimbó, cuya población únicamente se defendió con morteros caseros, era una de las comunidade­s que mayor resistenci­a había opuesto a Ortega desde el estallido social de abril, que ha cobrado ya 354 vidas, según organizaci­ones humanitari­as.

“Masaya, no te derrotaron ni caíste. Cobardes armados que se sienten orgullosos de asesinar inocentes te asediaron por dos meses, sólo fue una batalla porque la guerra y la libertad las ganará Nicaragua. Gracias por ser el corazón de Nicaragua”, dijo en sus redes sociales un habitante monimboseñ­o tras el ataque.

De manera simultánea, los simpatizan­tes de Ortega celebraron el ataque y agradecier­on a la Policía.

El ataque ocurrió un día después de que el jefe de la Operación Limpieza en Masaya, Ramón Avellán, afirmó que cumplirían las órdenes de Ortega y su esposa, la vicepresid­enta Rosario Murillo, “al costo que sea”.

“La voz de nuestro Presidente y la vicepresid­enta, de ir limpiando estos tranques (bloqueos) a nivel nacional, y esa petición de la población de Monimbó, que es nuestro Monimbó, que sigue siendo nuestro, y nuestra Masaya, vamos a cumplirla al costo que sea”, afirmó Avellán.

Y cumplió su palabra a pesar de los llamados de las organizaci­ones humanitari­as locales, de la Unión Europea, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), del cardenal Leopoldo Brenes, entre otros, para que detuviera el ataque.

Masaya, y en especial Monimbó, fue clave en derrocar a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle el 19 de julio de 1979, y Ortega atacó a este pueblo indígena “por temor a que le ocurriera lo mismo en la misma fecha”, afirmó la presidenta del Centro Nicaragüen­se de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez.

La CIDH y la Oficina del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabi­lizado al régimen de Nicaragua por “asesinatos, ejecucione­s extrajudic­iales, malos tratos, posibles actos de tortura y detencione­s arbitraria­s cometidos en contra de la población mayoritari­amente joven del país, durante los últimos tres meses.

Apenas, en la víspera, 13 países de América, incluido México, firmaron una declaració­n conjunta para condenar la violencia en Nicaragua./

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