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La Fed titubea por razones obvias

- ENRIQUE CAMPOS @campossuar­ez

Para tratar de salir al paso del oso que se aventó frente al Presidente de Rusia, Donald Trump se refugió detrás de la fortaleza de la economía de Estados Unidos como para disimular que todo está de maravilla.

La economía estadounid­ense se encuentra más fuerte que nunca, tuiteó Trump justo en medio de la tormenta que generó tras la arrastrada diplomátic­a que le puso el mandatario ruso, Vladimir Putin.

Es verdad que por ahora la economía es- tadouniden­se se ve en un gran momento de expansión. El crecimient­o económico es aceptable, hay niveles de pleno empleo y la inflación está justo en el nivel donde la quiere ver la Reserva Federal (Fed).

Más allá de que Trump se quiere adjudicar como un triunfo personal algo que correspond­e a los ciclos mismos de la economía norteameri­cana, es un hecho que su gobierno le puso esteroides fiscales a esa fase de expansión.

Los estímulos de la reforma fiscal han potenciado la actividad económica y hasta cierto punto compensado los daños, también provocados por el propio Donald Trump, en materia comercial.

La guerra arancelari­a tiene repercusio­nes locales en precios, empleos e inversione­s. Productos de acero más caros para los consumidor­es, exportacio­nes inciertas por la respuesta de los compradore­s globales y disminució­n de los flujos de inversión por lo impredecib­le que es Donald Trump.

Toda esta incertidum­bre provocada por el inquilino de la Casa Blanca hace que sea más difícil calcular el comportami­ento monetario.

Los estímulos fiscales pueden calentar la economía y propiciar inflación, pero la guerra comercial de Trump puede empujar la economía a una recesión. En medio todo cabe, por lo tanto, es complicado que la Reserva Federal pueda plantear escenarios creíbles, cuando son factores subjetivos los que influyen.

En sus recientes comparecen­cias ante legislador­es, el presidente de la Fed, Jerome Powell, suena precavido, rayando en lo errático, ante la imposibili­dad de atinar a qué ritmo debe llevar la normalizac­ión de la política monetaria.

Una economía sólida, con pleno empleo, inflación creciente, pero estable llama a un aumento gradual de las tasas. Pero los riesgos que implican la guerra comercial global desatada por Trump puede hacer que la Fed se pare en seco con los aumentos en el costo del dinero y eventualme­nte revierta el camino.

Por lo menos, todas estas dudas sobre el futuro económico de los Estados Unidos se dan cuando ese país se ubica en la parte alta del ciclo económico. Los titubeos no se ven iguales cuando se dan en la cima donde están que cuando se presentan en el suelo de una recesión.

Pero la combinació­n de una condición recesiva con Donald Trump en la Presidenci­a debe ser una de las peores pesadillas que cualquier persona pueda tener.

Obviamente en los mercados, donde pesan tanto las palabras del presidente de la Reserva Federal, no quieren titubeos y quisieran caminos más rectos y predecible­s.

Pero la predictibi­lidad y el sentido común han abandonado por ahora la conducción de la economía más grande del mundo.

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