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COMO LO PROCLAMA SU AFICIÓN, RIVER ES EL CAMPEÓN DE LA COPA LIBERTADORES AL VENCER A SU HISTÓRICO RIVAL
Reclamos, apelaciones, negativas, exageraciones. El tiempo para todos esos alegatos quedó en el pasado y pasó a dejar toda la resolución en la cancha, luego de los acontecimientos que se suscitaron a las afueras del Estadio Monumental y que produjeron el aplazamiento y relocalización del encuentro.
Ayer, el Santiago Bernabéu lució abarrotado para ver la definición del torneo de clubes más antiguo del mundo y el partido más importante de la rivalidad entre River y Boca. Por primera vez en 110 años de rivalidad, se encontraron para definir no sólo al mejor de la Argentina, sino al mejor del continente.
Celebridades de todo el mundo estuvieron en las gradas del Bernabéu entre las barras de millonarios y bosteros. Muchos se contagiaron de los cánticos que no cesaron a lo largo de 120 minutos y que convirtieron al estadio más importante de Madrid en una sucursal de Buenos Aires.
El juego inició con la puja por la pelota y las nulas buenas intenciones de cada bando hacia su rival. Boca dejó entrever el peligro con las primeras llegadas que no terminaban en gol, pero que mostraban a la afición que el espectáculo no quedaría a deber, y así fue.
Un primer tiempo ríspido y con llegadas de ambos lados, pero fue Boca el que pegó primero. Un jugada de gol que se ahogó en el área de Boca empezó el contragolpe que los bosteros aprovecharon y gracias a Benedetto que resolvió de muy buena forma para vencer a Armani.
El descanso dio un nuevo planteamiento a la parte complementaria, en la cual River claramente fue mejor. Los millonarios intentaron por todos los medios y el grito de gol fue acallado en la garganta de sus hinchas por 23 minutos, ya que después una gran jugada colectiva y casi de fantasía culminó en los pies de Pratto que fusiló con un derechazo el arco xeneize y puso el empate.
De ahí en adelante, las acciones se volvieron más duras. La esencia del futbol sudamericano comenzó a notarse más en la grama madridista. La pierna se ponía con más intensidad y a pesar del dominio de River, no pudo definir en el tiempo reglamentario. El tiempo extra guardó lo mejor.
El gol era cuestión de tiempo. Los futbolistas de la banda tuvieron más la posesión del balón, pero la defensa de los del barrio de la Boca no dejó espacios suficientes para que el balón arribara a su portería. Fue entonces que Quintero sacó una genialidad. Una de esas que definen títulos y que permanecen en la mente de los aficionados al futbol.
El colombiano tomó el esférico desde los linderos del área grande y sacó un derechazo que tomó por sorpresa a Andrada y sólo pudo volar sin éxito para evitar el gol. El grito fue tremendo en la grada millonaria y la explosión estaría por llegar.
Con la intención de anotar el tanto del em- pate y que llevara a los penales, Andrada fue al ataque y en los últimos segundos de juego, un tiro de esquina rechazado por la defensa de River puso el balón en las botas de Martínez que condujo tres cuartas partes del campo para anotar el tercer gol y poner el nombre de River Plate en la
Copa Libertadores.
Al final, River se impone en el juego más importante de la rivalidad que ha sido alimentada por más de un siglo y que Boca no
descansará hasta que se vuelva a repetir un escenario igual por la revancha y seguir aumentando el eterno odio de estos equipos bonaerenses. Desde el gol que le da la ventaja a River, hasta los momentos que más se recordarán a lo largo de toda la historia en esta memorable final de la Copa Libertadores de América, jugada en España.