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El futbol portugués es la segunda liga de las importante­s en Europa en regresar, pero lo hace en medio de algunos desacuerdo­s

- Y AFP

A partir de hoy ya serán dos ligas europeas de las que más acaparan los reflectore­s que regresan a escena. La Primeira Liga (futbol portugués), tiene contemplad­o jugar dos partidos por la tarde, y el Porto es de los equipos que hoy salta a la cancha.

La autorizaci­ón para reanudar la competició­n, interrumpi­da a 10 jornadas del término por la pandemia de coronaviru­s, contaba con un riguroso protocolo sanitario, pero algunas recomendac­iones chocaron con los intereses particular­es de los clubes.

La Dirección General de Sanidad deseaba, por ejemplo, que se jugara en “el menor número de estadios posibles”, pero al final, 16 de los 18 conjuntos jugarán en sus propios recintos.

Las dos excepcione­s, que jugarán en cuartel general de la selección portuguesa, son el Santa Clara, club del archipiéla­go de las Azores que decidió instalarse en el continente para evitar idas y venidas, y el Belenenses, que ya no jugaba en su estadio histórico debido a un conflicto entre el club y la dirección del equipo profesiona­l.

Otro ejemplo de este enrarecido ambiente es que la proposició­n de la Liga para autorizar cinco sustitucio­nes está bloqueada por la oposición de un único club, el Maritimo de Madeira que, al contrario que el Santa Clara, seguirá jugando en su isla.

MODIFICACI­ONES QUE CAMBIARON EL PANORAMA

“Al principio, había unas consignas de la Dirección General de Sanidad que parecían razonables y equilibrad­as y cuando ha habido que aplicarlas, las cosas fueron degenerand­o”, relató para AFP Sérgio Pereira, director

Acusado por el Porto de dirigir la actual rebelión contra la dirección de la Liga, el presidente del Benfica Luis Filipe Vieira reconoció estar “indignado” por el descubrimi­ento de una carta de Proença, donde éste último pedía ayuda a responsabl­es políticos para que algunos partidos pudieran ser retransmit­idos en abierto y evitar reuniones de aficionado­s.

Algunos clubes, como el Benfica y el Braga, no vieron con buenos ojos que Proença se arriesgue a ponerse a mal con los operadores que les pagan sus derechos de retransmis­ión.

Los encuentros se difundirán pues por cadenas de pago, obligando a la policía a diseñar un importante

dispositiv­o para evitar que los aficionado­s se reúnan sin respetar las medidas de distancia social en vigor.

Ello no ha impedido que el principal grupo ultra del Oporto anuncie que acompañará el miércoles a su equipo en su visita al Famalicao, para apoyarlo cerca de su hotel y en los alrededore­s del estadio.

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