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Se lleva el Covid a 32 sacerdotes en la Ciudad de México

Desde mayo de 2020, obispos, padres y diáconos han fallecido tras contagiars­e de coronaviru­s, pese a las medidas tomadas en templos

- DANIELA WACHAUF Las opiniones expresadas por los FROXPQLVWD­V VRQ LQGHSHQGLH­QWHV \ QR UHçHMDQ necesariam­ente el punto de vista de

Aunque las iglesias católicas han tomado medidas desde que comenzó la pandemia de Covid-19, de mayo de 2020 hasta abril de este año 32 sacerdotes han fallecido por coronaviru­s en la Ciudad de México de acuerdo con la Unidad de Investigac­ión del Centro Católico Multimedia­l (CCM).

De estos, 24 (un obispo auxiliar, 20 sacerdotes, tres diáconos permanente­s) pertenecen a la Arquicióce­sis Primada de México; uno a la Diócesis de Azcapotzal­co; cinco a la Diócesis de Iztapalapa y dos a la de Xochimilco (un diácono permanente y un seminarist­a), destacó Guillermo Gazanini integrante del CCM, consultado por este diario.

Y es que pese a las misas virtuales, la sana distancia entre ʶeles y la sanitizaci­ón de los templos, el 19º Reporte del Centro Católico (del 27 de marzo al 30 de abril de 2021) reʶere que 251 religiosos falleciero­n a nivel nacional.

Hace cuatro meses, el padre Daniel Barajas, de la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Fátima, en la colonia Emiliano Zapata, Gustavo A. Madero, se contagió de Covid-19.

Relató que para transmitir en redes sociales un evento de la iglesia “invitamos a una cantante que no nos dijo que sentía síntomas de esta enfermedad”.

“No estuve presente en el set en el momento que se transmitió el programa, pero el personal de la iglesia llegó a la casa parroquial y es donde me llevan el virus, me enfermé y tomé todos los protocolos de la Arquidióce­sis de México en cuanto al seguro sacerdotal para que me atendieran o que me hicieran la prueba”.

Sin embargo, en cuanto habló a su seguro le informaron que no lo habían renovado en ese momento, por lo que optó por consultar a un médico particular; al ver que no mejoraba acudió a la clínica Gabriel Mancera, del IMSS, y se quedó internado a pesar de no ser derechohab­iente.

Durante una semana su estado fue grave, ya que los pulmones fueron invadidos por el virus, pero “gracias a Dios, al IMSS y a los medicament­os” logró salir adelante.

Respecto a la forma en que los sacerdotes atienden a los pacientes con Covid, el sacerdote comenta que se apoyan mucho en las redes sociales, “generalmen­te la familia del enfermo me

En las iglesias mantienen medidas como cubrebocas y sana distancia.

DANIEL BARAJAS Sacerdote

conecta a través de una videollama­da y trato de alentarlo, aunque me ha tocado más atender a personas dolientes”.b

Por su parte, el padre Víctor Jiménez, de la iglesia de San Pedro de Verona Mártir, en la alcaldía de Tlalpan, explicó que por parte de la Arquidióce­sis de México han tenido una serie de indicacion­es en donde se les pide seguir los protocolos que marca la autoridad sanitaria.

Indicó que al ingresar al templo los ʶeles desinfecta­n el calzado, se toman la temperatur­a, usan gel antibacter­ial y mantienen la sana distancia, entre otras recomendac­iones.

El Presidente se levanta feliz, feliz, feliz, porque el beis va en camino de convertirs­e en el deporte nacional, y de pronto, mientras se dirige a la mañanera del día, piensa: “Qué inteligent­e, qué humana fue la intervenci­ón de Cuitláhuac sobre los baños de gasolinera en Veracruz. ¿Y si hacemos un plan nacional a partir de esa idea? ¡Ya! ¡Baños Bienestar!”, concluye, y enseguida, porque esa mente todoabarca­nte e hiperquiné­tica no se detiene nunca, y luego de felicitars­e por haber hecho una apuesta como la de Cuit şa ʶn de cuentas, la grandeza de un líder también se deja ver en la calidad de sus allegados–, imagina los contingent­es del Ejército con botes de pintura, lavabos y WCs nuevos.

Mientras se dirige a platicar con Molécula, Atleta Keniana y compañía, se da cuenta de que podríamos crear una empresa del Estado, en vez de comprar los insumos (el mosaico, las llaves, el papel de baño mismo, por supuesto el jabón) a la iniciativa privada, que solo quiere enriquecer­se. “¡Sanipatria!”, se ilumina, y piensa en lo extraordin­ariamente creativo que está ese día.

Claro que ¿quién en su equipo, ese orden al bat propio de un juego de las estrellas, entiende de baños? “Mario Delgado”, se responde en un segundo, pero enseguida descarta la idea, porque sí, Marito entiende del asunto, pero no en ese sentido, y aquí no somos unos irresponsa­bles. ¿Octavio Romero? No. Pemex es estratégic­o. Las mejores mentes tienen que concentrar­se ahí (lo que, claro, excluye también a Rocío), se resigna, y además lo vamos a necesitar después para la empresa que garantice nuestra autonomía alimentari­a (¿“La Milpa Soberana”?). “Tendremos que crear una subdirecci­ón en la CFE. Manolo puede con eso. ¡Ah! Y se la encargamos a su hijo, que es rebueno para las asignacion­es directas”.

Luego de decidir, sin titubeos impropios de un hombre-Estado, que esa mañanera también la va a dedicar a hablar de los medios, se imagina cómo, luego de llenar el país de baños gratuitos y dignos, pero austeros, podríamos enviar WCs y papel de baño solidarios a Cuba, a cambio de doctores (“Hay que decirle a Díaz-Canel que no se mande con el precio, como la otra vez”. “Pero, ¡ey! ¿Y si en vez de doctores pedimos couchs de beisbol? Coño, hoy vengo inspirado”).

Sí, sí. Ya sé que esto no es más que una especulaci­ón. Pero oigan: hablamos del Presidente que quiere poner al Ejército a repartir tanques de gas, le apuesta a hacer su red social para invitar a Trump y le está metiendo una lanota a un tren de carbón. Se vale soñar, ¿no?

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