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Conflicto en Afganistán, oportunidad para China
A tientas. La alianza prospera, poco a poco, en su pacto con los empoderados talibanes
Con los talibanes en el control de Afganistán, para China será más fácil continuar con el súper proyecto de consolidacióndeinfraestructurayrutascomercialesconocidocomo“Nueva Ruta de la Seda”, al que el territorio islamista también se sumó en 2016.
Apenas días antes de tomar Kabul, líderes talibanes se reunieron con representantes diplomáticos chinos para asegurar buena vecindad y relación comercial. Una foto como de visita de Estado dio la vuelta al mundo. Primero,elsocioasiáticoquiereeliminar tres males de la región: el terrorismo, el extremismo y el separatismo.
Los temores de Pekín se concentran sobre todo en la región china de Xinjiang, que comparte una pequeña porción de frontera con Afganistán y es escenario de numerosos atentados terroristas imputados a movimientos islamistas y separatistas de la etnia local uigur, además de ser parte de la original Ruta de la Seda, del siglo I de nuestra era, que conectaba las tierras asiáticas con Medio Oriente, Europa y hoy en día con América.
China instauró estos últimos años una estricta vigilancia policial en la región, pues los talibanes mantienen estrechas relaciones con los militantes islamistas uigures establecidos en Afganistán.
Con el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda hablamos de uno de los planes de infraestructura más ambiciosos que se han concebido, lanzado en 2014 por el presidente Xi Jinping y que incluye una serie de programas de desarrollo e inversión que se extienden desde el este de Asia, hacia Europa, África y América Latina.
China invoca el espíritu de la legendaria ruta comercial por la que fluyó el comercio durante las dinastías Han y Tan, en la China imperial, y reafirma su intención de colocarse como una superpotencia, con una inversión superior al trillón de dólares hacia el 2030.
Hoy (martes) se reúnen para hablar del conflicto afgano los líderes del G7, a quienes también les interesa frenar el desarrollo del gigante asiático. Y Kamala Harris está en Singapur, desde donde llama a los aliados a retomar la confianza en el liderazgo occidental estadounidense, tras el descalabro de la presencia de 20 años en Afganistán y el regreso talibán, interpretado como una deLa rrota para la Unión Americana.
A diferencia de varias potencias occidentales, China mantiene abierta su embajada en Kabul, y su embajador sigue en la capital afgana.