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A sus quince años de edad, la pianista cumplirá uno de sus más grandes sueños, debutar en el Palacio de Bellas Artes

- JOSÉ JUAN DE ÁVILA

Contactó en redes a Camarena y a sus 15 años cumplirá su sueño de tocar en Bellas Artes

Muy activa en redes sociales como toda su generación, Maria Hanneman (2006) conoció a Javier Camarena a través de ellas. En diciembre pasado, el tenor invitó a la joven a acompañarl­o al piano para grabar un video con la

Blanca Navidad de Irving Berlin. Y ahora participar­á con él en recitales en Mérida, Cuernavaca... y Ciudad de México, donde cumplirá por fin su sueño de tocar en Bellas Artes.

“Fue una Navidad increíble, nunca esperé que Camarena me pudiera hacer esa propuesta, y cuando me la dijo me dieron muchas ganas de llorar de la emoción; en la grabación del video, pensaba: ‘No puedo creer que esto esté pasando’. Quedó muy bonito. Y fue un privilegio tocar con él”, cuenta Hanneman.

Camarena, que hizo historia en 2013 con su papel del príncipe Don Ramiro en La Cenerentol­a, de Gioacchino Rossini, en la Metropolit­an Opera House de Nueva York, al bisar “Si, ritrovarla io giuro”, ahora convertirá en cuento de hadas, casi, casi de Cenicienta, el festejo de Hanneman por sus XV años.

La pianista dice en entrevista que las redes sociales la verdad sí le gustan y le han resultado importante­s“para ver qué onda” en el contexto de la pandemia por Covid-19 que obligó al encierro; así puede tener contacto “con gente famosa, que quizá quiera trabajar conmigo”. Eso pasó con el tenor.

“Así conocí al maestro Javier Camarena, por redes sociales. Yo lo seguía desde hacía mucho tiempo, soy su admiradora. Y cuando gané el concurso de Salzburgo, él me escribió y me empezó a seguir, a ver lo que yo hacía. Y en Navidad me propuso hacer Blanca Navidad. Y empezamos a hablar sobre Blanca Navidad y fue así que me invitó primero al recital en Bellas Artes y, después, él y su pianista Ángel Rodríguez me propusiero­n también participar en los de Mérida y Cuernavaca”, narra.

En los recitales de Mérida, el próximo miércoles 15 de septiembre, y de Cuernavaca, el 24, Hanneman interpreta­rá la Gavota para piano, de Manuel M. Ponce, y el Grande Valse Brillante en mi bemol mayor,

opus 18, de Frédérick Chopin. Y en el cierre de la gira de Camarena, Tiempo de Cantar, en el Palacio de Bellas Artes, la quinceañer­a debutará ahí acompañand­o al piano al tenor lírico con la canción Lo spazzacami­no

de Giuseppe Verdi. Este último está previsto que se transmita por streaming en vivo para todo el país.

Justo en aquel 2013 en que Camarena bisaba en Nueva York con la historia de Cenicienta, Hanneman asistía a los siete años a su primer recital en Bellas Artes, debuta una joven pianista, sólo cuatro años mayor que ella, Daniela Liebman, que ese día se convirtió en su ejemplo a seguir, su consejera y amiga.

¿Por qué es para usted un sueño tocar en Bellas Artes, si ha ganado tantos premios en el mundo?

–Porque es la sala más importante del país. Cuando mis papás me llevaron desde chiquita a ver conciertos ahí, vi qué hermosa era la sala principal y me dije: ‘Quiero tocar ahí’. Cuando fui a mi primer concierto de piano, era el debut de Daniela Liebman. Yo tenía como seis años, y fue muy emocionant­e verla porque ella también era muy chiquita y se veía que también estaba muy emocionada de tocar ahí. Y me dije: ‘Definitiva­mente, quiero tocar allí”. Y siempre he soñado con eso y he trabajado muchísimo para llegar hasta allá. Y pues ya por fin se me está cumpliendo.

¿Qué representó para usted ver a alguien tan joven tocar el piano en Bellas Artes?

“Daniela Liebman es para mí un modelo a seguir, desde ese concierto se convirtió en una de mis ídolas, la admiro muchísimo. Me ha dado consejos de disciplina, de concentrac­ión, así como para salir al escenario y no pensar en el público, consejos de técnica, ella es un ejemplo a seguir. Somos muy amigas, nos conocimos en ese concierto, luego nos encontramo­s en un festival, nos intercambi­amos mails, primero, y luego vino a mi casa, ahí fue cuando empezamos a hablar mucho más.

Asidua al Palacio de Bellas como público, ahí escuchó y vio en dos ocasiones a otra de sus “ídolas”, Yuja Wang, primero en un concierto el 6 de octubre de 2017 con la Sinfónica Nacional bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto, en el que la bellísima pianista china al final interpretó el Danzón número 2 del mexicano Arturo Márquez –obra que le encanta a Hanneman–, y después, en noviembre de 2019, en el que fue solista con la Filarmónic­a de Los Ángeles, bajo la batuta de Gustavo Dudamel.

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