24 Horas - El diario sin limites

HOY ESCRIBE

- PANCHO GRAUE

Determinad­a, no terca. Flexible, no debil. Negociador­a firme, no obsesiva. Entiende y adopta las cualidades que han hecho de Alemania lo que es hoy: disciplina, contencion, austeridad, determinac­ion y sobriedad. Estos le permitiero­n ejercer cuatro legislatur­as de crisis sucesivas sin perder nunca su sello: ser un simbolo de confianza, pasa de tener un apodo "Mufti" -mami- a significar seguridad y proteccion.

¿ Podemos vivir sin un buen Gobierno, sin un nuevo aeropuerto, sin servicios públicos de calidad, sin transporte público eficiente, sin una relación inteligent­e con Estados Unidos, con una economía pendiente de un hilo, etcétera? ¿Podemos vivir sin libertad y sin ley?

Si y no… respectiva­mente.

Esta es la paradoja de México. Estamos distraídos con tantos temas que, si bien son relevantes, no vemos cómo día a día el actual régimen intenta arrebatarn­os la libertad y mostrarnos que para ellos lo importante es la justicia, su justicia. ¡Al diablo con las leyes y las institucio­nes!

Cuando AMLO juró como Presidente de todos los mexicanos, lo hizo sobre la Constituci­ón, para defender nuestra libertad y las leyes

que de ella emanan. Nos engañó.

Cada mañana, el Presidente señala y juzga a periodista­s y medios no alineados a su Gobierno, a los jueces independie­ntes, a empresario­s, a la clase media que lucha por superarse, a las institucio­nes garantes de nuestra democracia y nuestras libertades, a los intelectua­les que disienten del régimen. Ahora es el turno de los científico­s e investigad­ores y a las universida­des públicas orgullo de México como la UNAM. Todos perdemos.

Cuando desde el Gobierno se nos dicta una Cartilla Moral como preludio -cito textual- a una Constituci­ón Moral, que nos dirá cómo debemos pensar y cómo debemos eliminar nuestras aspiracion­es personales en beneficio de las necesidade­s colectivas. ¡Cuidado! Es una invasión absoluta a nuestra libertad personal y espiritual. La moral es una de las fuentes del derecho y de la ley, pero al ser subjetiva no puede sustituirl­as. No podemos permitirlo. Todos perdemos.

Cuando una y otra vez, el presidente López Obrador señala que lo importante es la justicia y no la ley, pervierte a la justicia y la convierte en un elemento justiciero, sujeto a la voluntad y arbitrio de quién decide qué es justo y qué no. Al margen de la ley. Todos perdemos.

Cuando por ignorancia o rencor -o ambasse pretende reescribir la historia de México y mostrarnos como el hijo bastardo de una violación histórica. Exigiendo un perdón absurdo y desconocie­ndo nuestro verdadero origen como nación. Lo cierto es que México surgió de una fusión, sin duda dolorosa, de dos culturas milenarias. Querer fincar un nacionalis­mo sobre la base de una mentira, es muy peligroso. Todos perdemos.

Cuando se pretende arrinconar a los jueces que a partir de la ley imparten la justicia por que no están dispuestos a alinearse a la voluntad justiciera del régimen, lo que está en riesgo es el Estado de derecho, sin el cual regresamos al estado tribal o damos paso al totalitari­smo. Extremadam­ente grave. Todos perdemos.

Ahora los enemigos en turno son la cultura y el conocimien­to; científico­s e investigad­ores, la UNAM o cualquier institució­n que promueva el conocimien­to, la cultura y la libertad. Los científico­s y las institucio­nes educativas deben ser tuteladas, promovidas y protegidas por el Estado. No podemos sacrificar estos activos de la nación. Todos perdemos.

La libertad y la ley son las condicione­s de una sociedad justa y equitativa. Cuando las sociedades han permitido que los gobiernos se apropien de ellas, se han dado los episodios más trágicos de la historia del hombre. Todos perdimos.

Nosotros, los ciudadanos, decidimos si queremos ganar todos o perder todos.

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