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a sector que suscita entusiasmo
El Nobel de Química 2021 premió los grandes avances en las últimas décadas en la producción de las moléculas de síntesis, gracias a los catalizadores orgánicos, utilizados tanto en la investigación farmaceútica como en la industria.
El principio del catalizador químico fue descubierto en el siglo XIX. Se trata de utilizar una molécula para romper las de otra sustancia, o unir diferentes moléculas para crear nuevos materiales. Una técnica que ha contribuido al auge de la química moderna.
Hasta el año 2000 sólo se conocían y utilizaban dos tipos de catalizadores: las enzimas –proteínas que permiten las reacciones químicas necesarias para la vida– o los metales.
Las enzimas son utilizadas en la farmacia, la industria plástica, los perfumes y los agentes potenciadores del sabor.
Benjamin List, un investigador alemán del Instituto de Investigaciones Scripps estaba trabajando justamente sobre la creación de nuevas enzimas en los años 1990 cuando tuvo una intuición que ahora le ha valido el Nobel, junto al británicoestadounidense David MacMillan.
Este científico comprobó que ese aminoácido no solamente coadyuva en una reacción con átomos de carbono, sino que permitía una catálisis conocida como asimétrica (cuando la reacción produce dos variantes de una misma molécula, con cualidades distintas).
Paralelamente, en su laboratorio californiano de Berkeley, David MacMillan presentaba para publicación sus trabajos sobre los catalizadores a base de moléculas orgánicas, es decir, las que permiten construir las moléculas vivientes.
MacMillan constató que los catalizadores a base de metales eran escasamente utilizados, a causa de las dificultades que entrañaban. Por otra parte, a menudo se trata de metales pesados, nocivos para el medio ambiente.
MacMillan seleccionó varias moléculas orgánicas y puso a prueba su capacidad de unir átomos de carbono, con éxito. Bautizó su método como “organocatálisis”.