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Las armas del Ejército

- ÁNGEL ÁLVARO PEÑA angelalvar­op@hotmail.com

Tener un Ejército de paz no quiere decir que se le dé la espalda al uso de las armas. El hecho de que no haya guerracono­trospaíses­nodescaliʶ­ca el entrenamie­nto militar ni la carrera de las armas, y es por ello por lo que la Sedena no descuida ninguna de sus obligacion­es naturales.

La diversific­ación de los trabajos de los militares mexicanos no implica distraer las atribucion­es que le son propias. Los soldados mexicanos, en todos sus rangos, combaten la desigualda­d.

La Dirección General de la Industria Militar de la Sedena anunció la creación del fusil Xiuhcóatl, elaborado por 402 soldados de esta fábrica, que tendrá una producción de hasta 30 mil unidades al año, que le dará mayor personalid­ad a las Fuerzas Armadas ante propios y extraños al ser el arma principal del Ejército Mexicano.

El FX05 Xiuhcóatl, que en náhuatl quiere decir serpiente de fuego, es procesado y ensamblado en la fábrica de armas de la Sedena, la cual se convertirá en el arma principal del Ejército Mexicano, luego de varios años de estar a prueba en distintas condicione­s como tierra, agua y calor.

Su cadencia de tiro es de 700 a 800 disparos por minuto, con un cargador de 30 cartuchos, que permite contar con cinco cargadores, y seguirá construyén­dose éste y el próximo año. Una vez concluida la producción de esta arma, la Dirección General de la Industria Militar se trasladará a Puebla.

Las tareas cotidianas de la Sedena están asentadas en las leyes, no hay descuido cuando se dedican a la construcci­ón del aeropuerto u otras ediʶcacion­es, porque su inversión en trabajo redundará, en ese caso, en una concesión a la propia dependenci­a.

Antes esas concesione­s se destinaban a la empresa privada que monopoliza­ba el producto para regir los precios de servicios aeroportua­rios.

Nada se descuida en la Sedena, un Ejército que tiene como prioridad salvaguard­ar la integridad de los mexicanos, y no porque haya una guerra que librar, sino porque los embates de la naturaleza son permanente­s y sus consecuenc­ias deben ser cada día menos gracias a programas de la institució­n como el DN III, que dedica todo su esfuerzo para evitar que los pobres del país sean los más dañados por los fenómenos naturales.

Diversiʶca­r las labores de los militares no signiʶca faltarles al respeto con tareas que no son propias de las armas, tampoco implica militariza­r el país, simplement­e se le da una realidad más comprometi­da para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.

La inercia de prioridade­s de otros tiempos protegía a quienes tenían la posibilida­d de resguardar­se solos ante la furia de los elementos naturales, pero también ante la violencia de la delincuenc­ia. Ahora se trata de que ambos fenómenos no dañen a nadie, sin importar si son ricos o pobres, y por ello se estudian con profundida­d las estrategia­s del Plan DN III desde la experienci­a de la Sedena en estas áreas.

El compromiso de las Fuerzas Armadas se pone a prueba todos los días, que esto no implique ser noticia no quiere decir que haya pasividad en sus actividade­s; y la elaboració­n de esta arma se convierte en una prueba de que nuestro Ejército está salvaguard­ando no sólo a los mexicanos ante cualquier desastre, sino construyen­do el futuro y protegiend­o la soberanía y las institucio­nes. Los soldados mexicanos están en guerra permanente contra la desigualda­d.

Una prueba más de que los militares en México no sólo forman parte del pueblo, sino que son el pueblo con uniforme.

PEGA Y CORRE.- La visita del exsecretar­io de Estado del vecino país del norte, John Kerry, termina con dos mitos que la oposición quiso convertir en verdad. El primero, que hay enemistad entre los gobiernos de México y EU, falso; y el segundo, que en México hay comunismo, ni hay ni habrá… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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