AD (México)

PREPARANDO LA ESCENA

- PRODUCCIÓN CARLOS MOTA POR MICHAEL HAINY FOTOGRAFÍA­S DOUGLAS FRIEDMAND

Naomi Watts y Liev Schreiber colaboraro­n con la firma de diseño Ashe + Leandro para transforma­r el loft de un artista en Manhattan en un oasis familiar.

NAOMI WATTS Y LIEV SCHREIBER COLABORARO­N CON LA FIRMA DE DISEÑO ASHE + LEANDRO PARA TRANSFORMA­R EL LOFT DE UN ARTISTA DE MANHATTAN EN UN ATRACTIVO OASIS FAMILIAR

“DESDE QUE ERA NIÑA MI MAMÁ ME LLEVABA A LOS MERCADOS DE PULGAS Y A LAS TIENDAS DE ARTESANÍAS. FUE UNA EDUCACIÓN MAGNÍFICA”,

NAOMI WATTS.

En la sala de estar se observan una máscara de Gabón del siglo XIX de Throckmort­on Fine Art y una obra de arte de Paul Morehouse; los sillones de terciopelo son RH y están separados entre sí por una consola de Ralph Lauren Home. La mesa lateral es de Robert Pluhowski y las mesas bajas son de Blaxsand; la silla redonda de piel, en la extrema derecha, es de Garza Marfa. Los tapetes de yute son de Mérida.

“SABÍAMOS QUE QUERÍAMOS ESPACIO SUFICIENTE PARA QUE CRECIERAN NUESTROS HIJOS”, NAOMI WATTS.

Las estrellas son como nosotros. Incluso la dos veces nominada al Oscar puede ser presa de la ansiedad que produce una nueva casa. “Miren este lugar”, comentó Naomi Watts. “¿Es demasiado grande? ¿Es más de lo que deberíamos manejar? Tal vez nos deberíamos haber quedado donde estábamos. ¡No sé!”. Watts está de pie en el recibidor del departamen­to que comparte en Manhattan con su pareja, el actor Liev Schreiber, y sus dos hijos, Alexander y Samuel. El camino ha sido tortuoso, con el drama que Naomi normalment­e enfrenta únicamente en la ficción. Pero comencemos por el principio. Hace 15 años, cuando la carrera de Watts, nacida en Gran Bretaña y criada en Australia, comenzaba a florecer y buscaba una vivienda en Nueva York, compró un departamen­to en el Distrito Financiero que vendió rápidament­e. Luego se estableció en Los Ángeles, en donde consolidó su carrera en películas como Mulholland Drive, 21 gramos y King Kong, y la ganadora de la Academia como mejor película, Birdman. “Pero después conocí a Mr. New York, y todo cambió”.

Mr. New York es Liev Shreiber, aclamado por su interpreta­ción de papeles duros y complejos en películas como Spotlight y la serie de Showtime Ray Donovan. “Nos enamoramos, me mudé y vivimos en Noho durante años. Empezamos una familia y fuimos muy felices”. Pero como muchos neoyorquin­os, pronto se encontraro­n deseando ciertas comodidade­s. “Sabíamos que queríamos espacio suficiente para que crecieran nuestros hijos y para nosotros”, expresó Watts.

Así, lograron crear un dúplex a partir de dos unidades independie­ntes, pero poco después llegó el huracán Sandy, y el edificio, cerca del río Hudson, se inundó. Durante meses no pudieron ingresar, y cuando pudieron volver era un desastre. Finalmente, contrataro­n a Ariel Ashe y a Reinaldo Leandro, de la firma Ashe + Leandro, para diseñar los interiores. “El proyecto se hizo a marchas forzadas”, expresó Leonardo en la biblioteca, que es utilizada por Watts y Schreiber para tener reuniones y estudiar sus guiones. “Tuve los bocetos en cuatro meses y luego hicimos la remodelaci­ón en 10. Fue rápido, pero divertido”.

Al caminar por la residencia resulta difícil imaginar que Watts y Schreiber tuvieron que hacer sacrificio­s, puesto que el departamen­to combina con elegancia elementos de tres tipos distintos de casas neoyorquin­as. El recibidor da la sensación de entrar a una casona histórica, mientras que la escalera evoca el drama de un dúplex señorial y la distribuci­ón del primer piso presenta el urbanismo de un loft. A lo largo de la vivienda se equilibran sólidos elementos de diseño con accesorios más suaves. Parece un reflejo de la unión de Schreiber, robusto e intenso, y Watts, delicada y luminosa. Por todo el departamen­to se aprecian las aportacion­es de Watts: en los tapetes que compró en Marruecos y en la pintura de esmalte verde del bar, por ejemplo. “La mesa del comedor está perfecta, y los taburetes están bien para los invitados, pero yo quería un lugar en el que nos pudiéramos acurrucar como familia. Quería hacer un verdadero hogar para nosotros”.

Cuando le preguntamo­s cuál era su parte favorita de la casa, Naomi confesó: “Les va a sonar extraño, pero cuando estoy en la cama por las noches pienso, no puedo creer que después de todos estos años en Nueva York, ¡finalmente tengo un cuarto para la alacena!”. Las estrellas son como nosotros: encuentran la mayor dicha en los detalles más prácticos de un hogar.

NAOMI CONTRIBUYÓ CON SU BUEN GUSTO Y OJO AL PROYECTO; SIN DUDA, FUE UNA COMPAÑERA CREATIVA INCREÍBLE”, ASHE + LEANDRO.

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