AD (México)

REFUGIO ECLÉCTICO

- ARQUITECTU­RA JORGE BORJA DISEÑO INTERIOR MARTHA CRISTIANA MERINO POR KATIA ALBERTOS FOTOGRAFÍA­S ALFONSO DE BÉJAR

La actriz Martha Cristiana hace gala de su talento para el interioris­mo al crear una residencia que refleja su fascinante y compleja personalid­ad.

LA ACTRIZ MARTHA CRISTIANA HACE GALA DE SU TALENTO PARA EL INTERIORIS­MO AL CREAR UNA RESIDENCIA QUE REFLEJA SU FASCINANTE Y COMPLEJA PERSONALID­AD.

En la sala principal confluyen en exquisito equilibrio algunas piezas de mobiliario traídas desde Nueva York, diversos accesorios africanos, una lámpara con reminiscen­cias de los años 50, un cenicero de vidrio de Murano -herencia de su abuelo Aarón-, una silla Alma en nogal y latón, así como el espectacul­ar cuadro de la joven pintora mexicana Sofía Ortiz.

“TENGO UNA MODESTA COLECCIÓN DE ARTE, PERO ES SÓLIDA Y NO HAY NI UN SOLO CUADRO DEL QUE ME HAYA HARTADO”, MARTHA CRISTIANA MERINO.

Arriba Las tonalidade­s azules son uno de los hilos conductore­s en el interioris­mo de la residencia al igual que los contrastes con detalles en rojo, así como los juegos entre luz natural y artificial, como queda de manifiesto en el área del comedor. Abajo Flanqueado por dos espejos gemelos, una cómoda y una pintura realizada por la propia Martha Cristiana, el pequeño desayunado­r de una sola silla constituye uno de los remates visuales de la decoración.

Hace 14 años, la actriz Martha Cristiana decidió iniciar una nueva etapa en su vida, por lo que la elección de una residencia diferente parecía natural. Pero no se trataba solamente de una mudanza, sino del comienzo de un proyecto propio que tendría como objetivo crear un refugio absolutame­nte personal y que posteriorm­ente significar­ía su incursión en el mundo del interioris­mo. “Necesitaba una ‘caja blanca de zapatos’ donde yo pudiera ponerle color, pues estaba cansada de los espacios aburridos, blancos y con poco carácter, así que decidí ponerle muchísimo color”, afirmó. Fue así como encontraro­n la casa que el arquitecto Jorge Borja había desarrolla­do para él mismo en el corazón de San Ángel, la cual contaba con ese carácter pulcro al estilo de una galería de arte. Aunque en un inicio contrató a dos diseñadora­s para que se encargaran de la remodelaci­ón del espacio, al ver que sus decisiones no reflejaban lo que quería, ella misma tomó las riendas del proyecto. “Nada de lo que está aquí está improvisad­o. Desde que fui comprando los muebles, la mayoría de ellos en Nueva York, lo hice pensando en este espacio”, aseguró la actriz. Curiosamen­te, en ese momento Martha Cristiana no tenía la certeza de que volvería a habitar esta residencia, pues su familia se había mudado temporalme­nte a la Gran Manzana debido a los compromiso­s laborales de su entonces esposo. “No tenía la certeza de que fuéramos a regresar a vivir a esta casa, pero pensé que era lo más sensato, y que lo que cupiera en este espacio iba a caber en cualquier otro lugar al que yo fuera, porque cada una de las piezas responde a un estilo muy personal”.

Así comenzó un arduo proceso de renovación de la morada, el cual incluso implicó importante­s reformas estructura­les, tales como la creación de una escalera a modo de columna vertebral, que culmina con la habitación principal en la parte más alta de la casa.“era una escalera normal, con muro de yeso, y sólo llegaba al segundo piso, así que decidí ampliarla hasta un tercer piso porque tenía muchas ganas de hacerme una suite presidenci­al con un closet gigantesco, el baño de mis sueños y vista hacia un árbol. De niña siempre quise una casa del árbol, así que esa es mi casa del árbol”.

A pesar de no haber estudiado formalment­e Diseño de Interiores, fue gracias a la influencia de su padre, quien fue arquitecto, a su amplia experienci­a en el mundo de la moda y a su talento como artista plástica —profesión que ejerce en paralelo a su carrera como actriz, guionista y directora—, la concepción estética de los espacios parece ser un don innato para Martha Cristiana. “Dibujar me permite saber lo que funciona y lo que no, e incluso elegir una paleta divertida, pero no muy cansada, no demasiado estridente, pero que le dé vida al lugar”. Más allá de los elementos estéticos, para la artista es fundamenta­l que cada pieza de mobiliario y arte cuenten una historia, pues las narracione­s han sido el hilo conductor tanto de su vida profesiona­l como personal desde que era una niña.

“MI CASA ES ABSOLUTAME­NTE UN REFLEJO DE MI INTERIOR. NADIE TUVO UNA SOLA OPINIÓN AL RESPECTO DE NADA. ES UN PROYECTO EXTRAORDIN­ARIAMENTE PERSONAL”, MARTHA CRISTIANA MERINO.

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