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MODERNISMO EN LOS HAMPTONS

- DISEÑO DE INTERIORES WILL MEYER POR KARINE MONIÉ FOTOGRAFÍA­S ERIC LAIGNEL

En Nueva York, Will Meyer –cofundador del despacho Meyer Davis– nos abrió las puertas de su refugio familiar.

EN EL ESTADO DE NUEVA YORK WILL MEYER COFUNDADOR DEL DESPACHO MEYER DAVIS NOS ABRIÓ LAS PUERTAS DE SU REFUGIO FAMILIAR.

Construida en 1971 por Hugh Newell Jacobsen, esta casa de 180 metros cuadrados, situada en el estado de Nueva York, pertenece a Will Meyer, quien decidió ampliarla con 45 metros cuadrados.

Página anterior En el comedor, la mesa y la banqueta fueron diseñadas a la medida. Arriba Esta vivienda, que honra el modernismo de los Hamptons, presume piezas de mobiliario mayormente de estilo mid-century. Abajo Además de la luz natural que se invita a través de las amplias ventanas, una lámpara de techo de John Wigmore, hecha con papel japonés, contribuye a crear un ambiente cálido y acogedor.

Arriba La lámpara colgante es de Isamu Noguchi, los sillones son de Kaare Klint, las mesitas son de Christian Woo y las obras de arte abstracto son de Enrique Batista. Abajo En el dormitorio principal —que se abre hacia una terraza encantador­a—, el banco es de Knoll. Página opuesta Uno de los puntos

más importante­s para Will Meyer fue proporcion­ar una sensación de fluidez y crear conexiones visuales entre todas las áreas de la casa.

“EN ARQUITECTU­RA, EL MOVIMIENTO MODERNO ME INSPIRA, EN PARTICULAR, EL MAESTRO LE CORBUSIER”,

WILL MEYER.

Arriba En la cocina, los bancos son de Regenerati­on Modern Furniture, la barra es de ABC Stone, la lámpara de techo es Artemide (Design Within Reach) y los electrodom­ésticos son de Miele. A la izquierda, la obra de arte es un bordado huichol sobre papel amate que fue comprado en San Miguel de Allende. Abajo La alberca también fue añadida y Will Meyer se encargó de diseñar el deck cuya superficie alcanza 380 metros cuadrados.

Pasando muchas veces frente a un letrero de venta en la misma zona, no pudo resistir echar un ojo a esta vivienda. Will Meyer se dio cuenta inmediatam­ente del potencial de la propiedad. A pesar de su mal estado, era claramente un ejemplo de modernismo en los Hamptons, que sin duda lo iba a inspirar. A partir de la década de 1950, al principio del expresioni­smo abstracto, numerosos artistas se mudaron a esta región, como Jackson Pollock, cuya antigua casa se sitúa a menos de un kilómetro de la de Will Meyer. En los años 60 y 70, famosos arquitecto­s como Richard Meier, Norman Jaffe y Charles Gwathmey diseñaron residencia­s en los Hamptons. Esta historia, y la conexión con la comunidad artística, significar­on mucho para Will. Construida en 1971 por Hugh Newell Jacobsen, para una pareja de artistas, la casa no fue modificada durante cuatro décadas. En el terreno de ocho mil metros cuadrados, Will Meyer decidió ampliar la construcci­ón de origen de 180 metros cuadrados, añadiéndol­e un poco más de 45 metros cuadrados. Su idea consisitó en reinventar una casa de playa modernista –que hoy cuenta con tres recámaras, ya que un cuarto de invitados fue agregado– y, al mismo tiempo, en preservar su pasado arquitectó­nico. La organizaci­ón de los espacios fue cambiada para correspond­er con el estilo de vida de la familia. La cocina fue trasladada hacia la parte frontal de la vivienda, dejando un espacio libre para diseñar el comedor. En la sala, un muro de vidrio y una ventana —tipo mirador— fueron añadidos para disfrutar mejor del entorno natural excepciona­l, mientras que la chimenea es de origen. Dominando el puerto de Accabonac, las vistas son espectacul­ares. Will Meyer se enfocó en crear una sensación de fluidez en toda la casa y hasta en los espacios exteriores. La conexión visual es inmediata entre el patio, la piscina, la cocina, el comedor, la sala y el portal, lo que resulta ideal para compartir tiempo con la familia y los amigos. Lo que antes era un estudio de pintura, fue transforma­do en una sala de baño para la recámara principal, que se sitúa en la planta baja y se abre hacia la terraza de más de 110 metros cuadrados, la cual fue rediseñada por Will Meyer. En el piso superior, se amplió un dormitorio que ahora combina no sólo un espacio donde dormir, también un área de juegos y un rincón de lectura para Lily y William, los dos hijos de Will Meyer, quienes tienen respectiva­mente 10 y 7 años de edad.

La mayoría de las piezas de mobiliario son de estilo mid-century, como por ejemplo la silla lounge de Milo Baughman y los dos sillones de Kaare Klint en la sala. Arriba de la chimenea, que destaca por el color gris oscuro de la piedra arenisca, dos pinturas abstractas del artista argentino Enrique Batista adornan la pared. Rendir homenaje a la arquitectu­ra de origen de Hugh Newell Jacobsen y asegurarse de que las nuevas adiciones sean compatible­s y complement­arias, fueron esenciales para Will Meyer, quien lo logró gracias a una delimitaci­ón clara y astuta que consistió en enmarcar los cambios con el color blanco.

“ESTA CASA REFLEJA UN EQUILIBRIO ENTRE LÍNEAS DEPURADAS Y TOQUES INFORMALES: UNA “UTOPÍA DE FIN SEMANA”, QUE LOS NEOYORQUIN­OS NECESITAMO­S”,

WILL MEYER.

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