INTERIORISMO
Reconocido como el restaurante más pequeño e íntimo de México, aunque el más exquisito en lujo, ambiente y sensaciones.
Experiencia sensorial Arquitectura y moda
Página anterior El mobiliario fue diseñado y fabricado en México, con maderas finas y textiles europeos. Esta foto Las piezas principales del salón son la mesa de mármol y las lámparas Muriel, que emulan burbujas de champagne.
La sede, en nuestro país, de la casa de champagne Krug, miembro legendario y de gran alcurnia de la familia Möet Hennessy, se encuentra en un pequeño salón dentro del prestigiado hotel St. Regis México City. Un sitio íntimo, delicado, elegante y muy confortable, en el que sólo 12 comensales pueden vivir la experiencia de un viaje culinario de 11 tiempos, con tintes multisensoriales, en un ambiente refinado y acogedor al que se desea volver una y otra vez. En La Table Krug, las propuestas del chef Sylvain Desbois sorprenden los paladares más exigentes que, con un servicio personalizado, burbujas interminables de champagne Krug, y la música que acompaña a cada botella con un ritmo definido, viven el rough luxury en su máximo esplendor.
Tanto las proporciones del espacio, como el mobiliario, que fue diseñado especialmente para el número de comensales, las formas, la iluminación y los materiales, todo en conjunto trasciende a una vivencia más allá de una cena o de una reunión entre amigos. Se vive un efecto multisensorial muy placentero.
El proyecto de los despachos Depa 102 y Scarpidis New York inició tomando en cuenta el espacio y aprovechando la doble altura, para colocar sillas mucho más elevadas, no sólo por una cuestión estética, sino también para crear una experiencia teatral, dramatizando el momento cumbre en el que se sirve la comida y el eterno fluir de la bebida. Con madera laqueada, mármol y detalles en bronce, se consiguió el toque Krug, del mismo modo que se logró el estilo elegante del St. Regis, aplicando telas suaves yuxtapuestas al reflejo del cristal sobre las paredes.
La pieza principal del pequeño salón es, sin duda, La Table, una hermosa mesa de mármol de Carrara, donde los comensales degustan los 11 tiempos de este viaje culinario aunque, si se requiere, puede ser separada en tres mesas para cuatro personas, lo cual fue como diseñar un rompecabezas. Para sus creadores: “el mármol representa al elemento natural, vivo, sinónimo de alta gama; y es el material que elegimos para dar esa sensación de peso y elegante modernidad”.
“Nuestro sello es lo atemporal en el diseño del espacio, lo atrevido de las medidas no standard del mobiliario, y la poesía al ver el espacio terminado”, Jennifer Andreu.
Todo el mobiliario fue diseñado por Depa 102 y Scarpidis, y fabricado en México, siempre tratando de apoyar a artesanos locales. “En el caso de las lámparas Muriel, se realizó una búsqueda intensa de los candelabros perfectos, para generar la sensación que deseábamos, como de repartir burbujas de Krug por doquier, y las encontramos en Oly, una tienda de Tribeca en Nueva York”, comentaron Jennifer Andreu y Yorgos A. Scarpidis.
También estuvieron involucrados en detalles como las vajillas, cristalería y demás complementos, ya que es un espacio tan íntimo, que necesitaba lucir lujosamente más amplio y perfecto, no se podía ocultar nada, todo quedaba expuesto, y debía ser una celebración para la marca, un espacio cien por ciento Krug. De ahí que la colaboración de los despachos de diseño e interiores fusionó sus respectivas metodologías y culturas de diseño, generando un equilibrio entre la firma de champagne, la compañía hotelera Starwood, desde Nueva York y el St. Regis, en la Ciudad de México.