HOTELES CON ESTILO
Sanará Tulum, entrañable estancia de bienestar a la orilla del Caribe mexicano.
Sanará Tulum
Extender los brazos y sentir que nada te imposibilite, es la sensación de libertad y descanso que ofrece el hotel boutique Sanará, un recinto ubicado frente a las aguas turquesas del mar de la antigua ciudad maya de Tulum, Quintana Roo. El espacio posee una mezcla perfecta entre el lujo y la relajación, donde los huéspedes encontrarán la sanación física, mental, emocional, espiritual y holística. Sanará fue creado por el despacho mexicano Studio Arquitectos. Para llevar a cabo sus objetivos, en el corazón del conjunto se creó el espacio rector llamado Wellness Center, el cual ofrece una gran diversidad de salas de masajes y tratamientos, que es el edificio más alto e importante del proyecto y, desde su terraza, se pueden contemplar los hermosos paisajes que caracterizan a la Riviera Maya. Aunado a esta edificación, también se creó el salón de yoga, donde se permite la práctica de esta disciplina, así como retiros, clases de meditación, conciertos, talleres y conferencias. Alrededor de estos dos puntos de convivencia, se encuentran las 22 habitaciones de lujo, que poseen un diseño basado en volúmenes independientes. La orientación de cada cuarto permite a los visitantes apreciar las vistas del océano. Asimismo, es posbile gozar de una ven-
“Con toda su simpleza y con una fuerte esencia, Sanará es un referente del diseño en Tulum y el Caribe mexicano”, Eduardo García.
tilación natural adecuada. Al estar estructurados con muros de concreto armado aparente, de formas rectas y con grandes volados, se obtuvieron dos ventajas al habitarlos: ser muy resistentes a los fuertes vientos de los huracanes, al tiempo que proporcionaran sombra y refugio contra la lluvia. Para cumplir con su principal tarea –conceder serenidad y confort a los clientes–, los proyectistas basaron su concepto de diseño en una metáfora sobre la relación entre lo urbano con lo natural, es decir, buscaron crear un lugar en donde los usuarios sintieran la formalidad que brinda una ciudad, pero en un entorno de mayor pureza y tranquilidad. Lo anterior se acentuó gracias a la intuitiva selección de los acabados que recubren estos habitáculos, pues se convirtieron en el elemento que suaviza el contraste entre lo natural y lo artificial, al mismo tiempo que ayuda a ambos a integrarse, ya que son texturas inspiradas en elementos locales de la península de Yucatán. De entre todos ellos, el protagonista fue el cemento blanco pulido, el cual se puede encontrar en muros, techos y mobiliario fijo interior. El piso fue recubierto por cemento gris pulido y, para complementar, se utilizó madera de tzalam para patios, puertas, ventanas, camas, muebles, barandales y pérgolas. La piedra tipo maya blanca se manejó para algunos muros exteriores. Por último, como elementos decorativos se emplearon las celosías de barro rojo y los azulejos de cemento, creados por artesanos de la región. Entre los servicios que complementan las actividades de este centro de descanso, se encuentran un restaurante, una cafetería y una pequeña boutique. Conjuntamente, en el establecimiento se pueden realizar varias actividades, como buceo, windsurf y snorkel.
“El complejo está definido por volúmenes independientes elevados, que proporcionan ligereza a la perspectiva de todo el proyecto”, Eduardo García.