Vacíos eternos
Esta pací ica residencia en San Miguel de Allende logra frenar el paso del tiempo.
“Lo importante son la luz y sus reflejos. Aportan sensaciones de tranquilidad y pureza”, PABLO PÉREZ PALACIOS.
Casa La Quinta es una residencia de fin de semana de carácter honesto, sencillo y contemporáneo, situada en San Miguel de Allende, Guanajuato, una ciudad de prodigiosa arquitectura colonial y vibrante escena creativa. Después de visitar el lugar y considerar los requerimientos del programa arquitectónico, la conclusión de los arquitectos fue destacar la identidad típica del sitio y construir respetando el contexto, con el
leitmotiv de concebir una morada que funcionara como “un lugar de retiro, un sitio para estar en calma fuera del estrés de la ciudad. Esta sensación de paz fue una de las premisas de diseño más importantes, lograr incluso frenar el paso del tiempo”, compartió Pérez Palacios.
Los arquitectos Pablo Pérez Palacios y Alfonso de la Concha Rojas, de PPAA Pérez Palacios Arquitectos, buscaron rescatar la esencia del tradicional sitio donde se encuentra Casa La Quinta. Esto se refleja en el entendimiento de la escala y las proporciones, grandes alturas, la relación vano-sólido y la forma en que la residencia respeta hacia afuera la tipología original de las casas del centro de la ciudad con un diseño interior que sorprende. En cuanto a los materiales, se empleó el piso original de las banquetas del centro cortados en otras proporciones, y también se incorporó el uso de la madera en la estructura de las losas, típica de la época, mezclada con una estructura metálica. Para reforzar la sensación de amplitud, los muros tienen el mismo acabado dentro y fuera, borrando así los límites entre el interior y el exterior. “Se optó por una paleta de colores neutros donde lo importante es la luz y su reflejo, aportando una sensación de tranquilidad y pureza”.
Ya que el terreno era pequeño y sin vistas al paisaje, se propusieron tres espacios vacíos en forma de patios, cada uno con diferente carácter, uso y programa.
Estas ventanas hacia el cielo, que además iluminan los espacios interiores, consiguieron aumentar la sensación de amplitud.
La morada está distribuida en dos niveles. Al cruzar el primer corredor se encuentra el patio principal, que es el área de sala y comedor, luego emerge la cocina como un ambiente que articula los espacios y, al fondo, la amplia recámara principal con un patio privado que la separa del área social. La planta alta alberga un family room abierto hacia la escalera, tres dormitorios y una gran terraza con vistas hacia la ciudad.
Casa La Quinta presume una arquitectura emocional que refleja la cultura mexicana contemporánea. El manejo de la luz, y las sensaciones de sorpresa, calma, contemplación y misterio que provoca, la hacen única.