QUIETUD PLENA
Casa Moulat, en Hidalgo, se vive en completa serenidad y armonía con su privilegiado contexto natural.
Casa Moulat se recorre en quietud. En ella, se disfruta el paso del tiempo, el movimiento del sol y las estaciones.
En el club de golf Amanali, uno de los desarrollos inmobiliarios con mayor sostenibilidad en Tepeji del Río, Hidalgo, se erige Casa Moulat. Ideada por Ignacio Urquiza, Bernardo Quinzaños y su equipo de creativos de CCA | Centro de Colaboración Arquitectónica, la residencia es ejemplo del perfecto diálogo entre la arquitectura y su contexto. Casa Moulat se integra al paisaje a través del diseño de sus jardines, en los que rescataron ejemplares encontrados en el terreno e incorporaron vegetación endémica, consiguiendo una continuidad con la reserva natural con la que colinda, el campo de golf y la presa.
Como obra representativa de la arquitectura en concreto aparente, su composición y geometría pura responden con franqueza a las características de su contexto. Cabe destacar el proceso constructivo, que incorporó mano de obra artesanal. Además, se redujo la huella de la vivienda implementando elementos de captación de energía solar y sistemas para la optimización del consumo energético.
La residencia se desarrolla en un nivel en forma de herradura. Está conformada por dos cuerpos de concreto aparente, intersectados por una enorme cubierta de madera de pino a dos aguas. El ala poniente está compuesta por un volumen que alberga tres recámaras y un estudio. Por otro lado, el ala oriente resguarda la amplia recámara principal. El corazón de la residencia es el centro de ésta, que incluye un extenso jardín, una terraza y una alberca, los cuales se conectan al espacio principal. Esta área debía de cumplir todas las funciones sociales: ser un lugar para el encuentro familiar luminoso y diáfano que invitara a la convivencia.
La cocina es el único volumen que se asoma dentro de la cubierta de madera. Un cubo macizo cuya losa sirve de mezzanine para un pequeño estudio entre las estructuras de madera. Casa Moulat se recorre en serenidad. Dos largos pasillos iluminados con troneras de concreto y cristal conducen a las habitaciones, las cuales se asoman hacia las vistas, pero nunca hacia el espacio central. En cada una de ellas se disfruta la quietud del pasmoso entorno natural que las protege. •