ENTRE POESÍA Y RIGOR
En Bruselas, Pierre Yovanovitch transformó una casa de cinco niveles en un estuche de arte.
En Bruselas, el diseñador francés Pierre Yovanovitch transformó una casa en un estuche de arte.
eEl barrio Ixelles, en la capital belga, desprende una atmósfera encantadora y romántica gracias a sus edificios históricos de varios estilos arquitectónicos situados a la orilla de estanques majestuosos. Detrás de una fachada art déco de ladrillo y de piedra que data de la década de 1930, se descubre una vivienda excepcional de mil 200 metros cuadrados y cinco niveles. El diseñador de interiores Pierre Yovanovitch se encargó de la amplia remodelación para los dueños, una pareja con cuatro hijos. Sólo conservó la fachada protegida y repensó por completo la circulación de todos los espacios. “El brief dado por la familia fue: ‘una casa acogedora y luminosa’. Entonces mi trabajo consistió en brindar luz al interior del edificio”, expresó Pierre. Varios elementos clave fueron diseñados para lograr el objetivo, como el techo de vidrio en la parte central. “Me pareció que se necesitaba un poco de poesía y de color en esta arquitectura blanca, así que tuvimos la idea de crear un tragaluz colorido”, dijo Yovanovitch. Este elemento sorprendente se equilibra con el rigor aparente del resto. El interiorista creó también la monumental escalera de yeso moldeado que conforma la columna vertebral del inmueble, así como el sótano, que alberga una piscina de 15 metros.
“Traté de conservar el alma y el espíritu arquitectónico de la casa”, explicó Pierre Yovanovitch, quien describe esta residencia como sofisticada, generosa y simple, como sus moradores.
La planta baja aloja la entrada, la terraza y la cocina; el primer piso reúne los espacios de recepción, las salas y el family room; el segundo consta del dormitorio principal y de salas de baño, y el tercero (que es independiente) está dedicado a los hijos con sus tres habitaciones, baño, una sala y una terraza.
“Es importante para mí que el arte y la arquitectura dialoguen y que el arquitecto participe en esta conversación ”, PIERRE YOVANOVITCH.
“Cada espacio de la casa tiene su propio espíritu y el conjunto es muy acogedor”, comentó Pierre.
Muebles europeos (en particular escandinavos) y estadounidenses de los años 30 a 50 como sillones de Philip Arctander y de Viggo Boesen, una mesa de Hans Wegner y un piano de Poul Henningsen conviven con creaciones contemporáneas como un escritorio de Jorge Zalszupin, sillas de Nendo y un chandelier hecho a la medida por Jeff Zimmerman, así como piezas diseñadas por Pierre Yovanovitch (y fabricadas por artesanos) como el sofá asimétrico de más de ocho metros de largo y la espectacular mesa con patas de metal patinado. “Me encantan los materiales donde se siente la mano del artesano. Para mí, es lo que humaniza un lugar y le da una personalidad”, destacó el interiorista. Con piezas de Roy Lichtenstein, Pablo Picasso, Henry Moore, Alexander Calder y Magritte —entre otros—, la colección de arte de los dueños complementa el look refinado. “Me gusta que el mobiliario dialogue con las obras de arte”, añadió Pierre Yovanovitch.
Con líneas depuradas, materiales nobles, elementos hechos a la medida y tonos azul pastel y oro, esta mansión refleja el equilibrio entre grandeza y calidez. •