Tensión en equilibrio.
La nueva colección de mobiliario de Kelly Wearstler refleja una fusión entre lo arquitectónico y lo orgánico.
Para Kelly Wearstler, “no hay lugar para la rigidez en el diseño. Una evolución constante es lo que me inspira”. La diseñadora basada en Los Ángeles honra este principio día tras día con su equipo y en su estudio situado arriba de su boutique en West Hollywood, así como a través de cada uno de sus proyectos de interiorismo. Explorar la materialidad, el color y las formas y yuxtaponer lo contemporáneo y lo vintage, así como siluetas arquitectónicas y orgánicas, caracteriza las creaciones de Kelly y la colección de mobiliario y lámparas que acaba de lanzar para primavera 2019.
Las formas puras, las curvas simples y fluidas, y las líneas depuradas y geométricas se aprecian en cada una de las piezas que reflejan su propia personalidad, pero al mismo tiempo complementan el resto de la colección. Los asientos Ardent, los espejos Roxbury y la coffee table Chalon —entre otros— ilustran la tensión e interacción entre imaginación y disciplina, entre referencias históricas y modernas; mientras la paleta cromática se conforma principalmente de tonos color tierra, beige y naranja, y materiales como el roble, el mármol, el bronce y el latón.
Con esta colección, Kelly Wearstler cuenta una historia basada en un modernismo sencillo pero visualmente intenso, demostrando una vez más su talento excelso para crear productos que expresan la alquimia del diseño.