Por la mezcla de materiales y mobiliario, Dimorestudio logra hacer sentir a los huéspedes cierta nostalgia al entrar a las habitaciones.
Esprit de France, un grupo hotelero que se caracteriza por la delicada elección de sus propiedades, ha reinaugurado du Rond-point des Champs-élysées —uno de sus 10 hoteles parisinos—. Y, a menos de un año de su apertura, éste se ha convertido en un referente de turismo, arquitectura y diseño de interiores para los conocedores y amantes de la capital francesa.
El equipo de diseño encargado fue el despacho italiano Dimorestudio, cuya tarea principal fue devolverle el espíritu encantador de los años 20, tanto a la fachada como a los interiores, pero con su sello milanés bien plasmado en cada espacio.
A tan sólo unos pasos del Arco del Triunfo y en plena Rue de Ponthieu —una de las avenidas más bulliciosas de la ciudad—, du Rond-point des Champs-élysées es una especie de paréntesis dentro del caos citadino, pues una de las exigencias principales de Esprit de France fue que se lograra aislar el sonido exterior y Dimorestudio lo consiguió.
Detalles como la piedra tallada con el mármol color verde en la fachada, los techos de vidrio en ambos lados del patio central, el dosel que protagoniza la entrada y el barandal Art Nouveau de la escalera, dejan claro que se trata de un hotel centenario que ha recorrido décadas de historia y cuya remodelación ha
rescatado los highlights más finos del diseño a través del tiempo.
Sus 36 habitaciones están decoradas con una paleta de colores que comienza en el rosa pálido y alcanza el verde esmeralda. Las líneas rectas de los muros contrastan con la alfombra garigoleada y las cortinas monocromáticas. Las lámparas de lectura, que fueron diseñadas por Dimorestudio, tienen una clara influencia de la Bauhaus. Y la luminaria del techo, protagonizada por las clásicas esferas, transporta a los años 1920.
El buen diseño se aprecia también en la calidad de sus servicios. Huéspedes y locales, al caer la tarde, pueden disfrutar de un coctel en Daphné —el bar del hotel—, cuyo nombre surgió por la novelista inglesa Daphné du Maurier, quien tuvo un amor secreto al que citaba en este hotel. La biblioteca, que en primera instancia parece un lugar silencioso, posee una protagónica chimenea, y puede transformarse en un set moderno de negocios: el espejo se convierte en una gran pantalla, y una mesa para 10 personas se despliega para aquellos que deseen tener una junta de trabajo. El spa, la piscina y el baño turco son también de gran calidad y están disponibles únicamente para los huéspedes.
En palabras de Inna Doroshenko, la manager del hotel, “el objetivo es que los huéspedes, al salir del lugar, sientan como si hubieran leído una página de la historia de París”.