ENTRE DOS MUNDOS
Luces, sombras, patrones y texturas crean atmósferas sofisticadas y acogedoras en Argentalia.
Entre Argentina e Italia no hay un vínculo sino una multitud de ellos. A veces sutiles o innegables, basta con poner atención al habla y a los gestos de sus habitantes, a sus melódicos apellidos o a su intensa pasión compartida por el futbol, para entender que este sinfín de similitudes distan mucho de ser casualidad.
Y, por supuesto, está la gastronomía. Con su diversidad de matices, existe un vínculo casi poético que une ambas cocinas. ¿Cómo entender, por ejemplo, las cocinas italiana y argentina sin un asador o un horno? Marina Leboreiro y Carlos Faci, los arquitectos e interioristas detrás de Argentalia, lo tienen clarísimo.
Inspirados en el travertino romano y en el terroir de las vides argentinas, crearon un concepto innovador y propositivo, sin dejar a un lado ese sentido acogedor y casero tan importante en la gastronomía italoargentina.
Al interior, diferentes atmósferas son generadas a partir de diversos elementos arquitectónicos y de diseño, de manera que se crean numerosos juegos de luces, sombras y geometrías que, inevitablemente, atrapan la mirada. “Los patrones y las texturas son muy importantes para este proyecto, ya que a través de la repetición y la geometría de los tabiques pudimos generar elementos arquitectónicos y de interiorismo. Estos, iluminados en diferentes niveles, generan sombras y movimientos que enriquecen los espacios”, explicó Marina Leboreiro.
El tabique es, justamente, uno de los elementos protagonistas en el diseño de Argentalia y, posiblemente, una de las claves para lograr ese atinado hilo conductor entre lo contemporáneo y lo rústico. “Es un elemento que podría parecer común, pero fue muy generoso y nos permitió experimentar y divertirnos mucho. Con él logramos generar un espacio dinámico y artesanal”, expresó Carlos Faci.
Distribuido en dos niveles con doble altura, el restaurante Argentalia cuenta en la planta baja con una barra, comedor y una zona de cocina abierta con dos piezas fundamentales: el horno para pizzas y el asador para cortes de carne. En la planta alta del lugar, el área de comensales se extiende en una atmósfera un tanto diferente, gracias a la elección de la paleta tonal en verdes secos y a una selección distinta de mobiliario.
Sin embargo, son los detalles los que dan a este espacio ese aire familiar y cálido que caracteriza a este restaurante, como las fotografías relacionadas a las materias primas que se utilizan en la preparación de alimentos, las vigas de madera, el display de botellas o los murales adornados con rodillos de cocina.
El proyecto Argentalia se coronó como ganador de la categoría Diseño de Restaurantes en la premiación Iconos del Diseño 2019. •