CASA ORGULLOSA
Un refugio apacible en la costa oaxaqueña, donde la vida transcurre al ritmo del oleaje del mar.
Un refugio apacible en la costa oaxaqueña, donde la vida transcurre al ritmo del oleaje del mar.
eEn la encantadora costa oaxaqueña se avista playa El Vigía, mejor conocida por ser aquella que resguarda en una punta a Casa Wabi. Se trata de un sitio en el que se vive en serenidad, rodeado de mar, cactáceas y cielos que, por las tardes, se tiñen de rosa, morado y naranja. Es en este fragmento de edén donde se alza Casa Orgullosa, diseñada por el arquitecto originario de Caracas, Alberto Calleja.
Desde que la venezolana Eleonora Di Stasi y su esposo llegaron a México en 2011, viajaron a distintos lugares para conocer el país, especialmente sus playas. Gracias a la recomendación de amigos, entre ellos Alberto Calleja, descubrieron la zona de Puerto Escondido y quedaron inmediatamente cautivados. “El clima es estupendo, tiene una energía muy especial y una vibra muy relajada. Esta playa en específico, además de toda su belleza natural, posee una luz increíble y ofrece la posibilidad de ver amaneceres y atardeceres espectaculares. El Vigía, además, tiene la bondad de ser desarrollada por personas con una altísima sensibilidad ambiental y artística, eso nos encantó. Es un privilegio estar en una playa donde, en una extensión de sólo un kilómetro, conviven proyectos concebidos por Tadao Ando, Bosco Sodi y Alberto Kalach, entre muchos otros talentosos, en un entorno apacible y en sintonía con la naturaleza”, expresó Di Stasi.
Después de que la pareja quedó absorta por este paisaje natural, el arquitecto Alberto Calleja los motivó a construir su propia casa de playa. “Él nos convenció de atrevernos, porque en realidad habíamos encontrado este lugar que él mismo denomina mágico”, explicó Eleonora Di Stasi.
El proyecto está conformado por tres casas: Orgullosa, Altanera y Bacana, cada una de distinto dueño. “Todos somos socios y vecinos, además de grandes amigos, lo cual facilitó el proceso”, continuó Eleonora. En el trío de residencias, Calleja replicó el mismo plan maestro y agregó su sello personal de trazos francos, materiales honestos y geometría pura, para así dejar que el entorno natural se apropiara de la arquitectura y se volviera protagonista de la escena. “El proceso de diseño tomó poco más de dos años; Alberto lo fue refinando varias veces durante ese periodo. Consideró también la forma de armonizar no sólo con la naturaleza, sino con los demás proyectos de la playa”.
La combinación de contemporaneidad, naturalidad y sencillez, que está plasmada en cada elemento de Casa Orgullosa, fue lograda a través de volúmenes simples y una paleta depurada de materiales: madera y concreto. El arquitecto utilizó únicamente maderas locales, principalmente parota, tzalam y encino, y las mezcló con pisos y muros de concreto aparente.
Casa Orgullosa está formada por un espacio de convivencia frente al mar, que contiene sala, comedor, cocina, zona de asador y horno de leña, piscina y terraza. Otros niveles resguardan cinco habitaciones con salas de baño. El mobiliario, que refuerza el carácter raw de la arquitectura, fue hecho con materias primas locales; y se añadieron algunas piezas danesas y canadienses.
Alberto Calleja concibió el conjunto respetando la vegetación del terreno y construyendo espacios de vida alrededor de ella. Así, consiguió que Casa Orgullosa fuera una fuerte declaración sobre la nueva arquitectura mexicana de playa, siempre en sintonía con el entorno natural. •