ARQUITECTURA Oasis traslúcido.
Como una caja flotante de cristal, el invernadero diseñado por el arquitecto Max Núñez en un parque privado de Pirque, Chile, alberga en su interior un pequeño paraíso tropical.
Debido a su clima templado y seco, la región de Pirque, en Chile, se ha convertido en uno de los principales centros vinícolas de este país sudamericano. Con el invernadero ubicado a sólo 20 kilómetros de la capital de Chile, Santiago, resulta difícil imaginar que en esta zona semidesértica vivan variedades de orquídeas y palmeras exuberantes que crecen en total serenidad.
Este desafío climático se encuentra al interior de un parque privado, donde una caja simétrica de cristal y acero galvanizado parece flotar sobre el suelo, creando un efecto visual único.
Con una base cuadrada de 11 por 11, subdividida en dos bóvedas idénticas con orientación norte-sur, este invernadero fue concebido por el arquitecto chileno Max Núñez, como un elemento estético a manera de una folie de jardín inglés.
“Lo que más me interesa de los invernaderos es que son edificaciones sumamente técnicas. Deben funcionar como una máquina bien calibrada, para generar las condiciones internas que permitan crecer y mantener ciertas especies de plantas, tanto de día como noche, y durante todo el año”, explicó Núñez.
De esta forma, la humedad, la temperatura y la exposición solar son definidas con precisión, contribuyendo a que estas sutiles condiciones atmosféricas sean enriquecidas por la expresión arquitectónica del espacio. “La transparencia del vidrio convierte a este volumen en un escaparate para las plantas, mientras se visita el parque especialmente de noche”, puntualizó Max Núñez. •