Ejército de la Esperanza
Hay hambre de justicia Guerra si hacen trampa
GUAMUCHIL, SINALOA.– Doña Rita Heredia es una mujer recia, grande, con percha de norteña, ya roza los 70 años. Un poco cansada después de la asamblea de Morena se sienta en una banca del parque central de Guamuchil, Sinaloa, la alameda central de este jirón del norte, tierra natal del ídolo de México, Pedro Infante.
“Mi esposo, Claudio Galindo Vega, murió con la esperanza de que Obrador llegara a ser Presidente y por eso lo sigo a todos sus mítines cada vez que vienen por acá. Cuando murió nos dejó esta recomendación: ‘si falto yo, no dejen de apoyar a Obrador y quiero que me pinten mi capilla de amarillo’, pero ya la cambiamos al color de Morena, porque ya Obrador no está en el PRD”, dice emocionada ya con los ojos “aguados”.
“Estamos tristes pero felices a la vez, porque se va hacer lo que mi esposo dijo. Cuando mataron a Colosio nadie dijo nada, porque fueron ellos mismos los que se lo echaron, pero ahora si le hacen algo a Obrador vamos por las armas”, insiste en la conversación doña Rita.
Son las 11:00 de la mañana del jueves. Para entrar al mitin y subir al templete de Guasave, López Obrador se llevó de 15 a 20 minutos. Las chavas le buscan la mejilla para besarlo. Le echan piropos de todo calibre. “Papacito, qué guapo, hazme un hijo, cásate conmigo”. Una pícara guapetona le busca la boca para besarlo, pero hábil, Obrador la esquiva y le zampa un beso en la mejilla.
El acceso está atiborrado de chavos y estudiantes con uniforme. Tres de ellos esperan a que pase. Obrador extiende sus dos brazos y los “apergolla” a los tres, se inclina tantito como para decirles un secreto y les habla al oído algo que nadie alcanza a escuchar. Felices, sonríen, asientan con la cabeza y se comprometen a algo que sólo ellos y el tabasqueño saben.
Una banda que ameniza el mitin interpreta una polka norteña adaptada a la lucha de AMLO. En el mitin se ve que los sombreros norteños están siendo sustituidos por gorras, aunque muchos, principalmente los mayores, aún conservan la tradición.
Así, con las pilas recargadas, Andrés Manuel López Obrador concluye esta etapa de campaña por el norte de México, donde como dijo un orador, conformó un batallón de “Soldados del Ejército de la Esperanza”.
Nada va a detener esta hambre de justicia que tenemos en el norte, porque hay padres y madres que todavía siguen buscando los huesos de sus hijos”. DOÑA IMELDA ORADORA
Vamos a ganar por paliza”. ARTURO CALZADA ORADOR