EL CHAPUCERO
A pesar de que apenas tiene 2.5 millones de habitantes, Villahermosa es un epicentro nacional de la pandemia. Así, junto con la CDMX, Culiacán y Cancún, la capital tabasqueña era una de las ciudades que más casos aportaba a la cuenta nacional. La parte “buena” de ser de las ciudades que primero entran a la fase 3 era que también serían de las primeras que regresan a la normalidad. Sólo que Villahermosa falló en el pronóstico y ayer, en la proyección matemática, se registró un nuevo pico, más alto que el pronosticado, lo que pone a Villahermosa en el mismo lugar que antes: con un mayor pico de contagios.
Este nuevo pico se explica por el efecto “Día del Niño”, cuando miles de familias tabasqueñas, en medio de la alta transmisión de la enfermedad, decidieron celebrar este día con familias y amigos.
Así, se organizaron reuniones familiares y de amistad, comercios ofrecieron descuentos que los abarrotaron y se violó en gran medida la sana distancia. Así, 7 días después de ello se dispararon los contagios que se vieron reflejadas en las estadísticas y modificaron por completo la tendencia de nuestra entidad. Así, ahora tenemos un nuevo pico, mucho más alto que el proyectado, con lo cual lo más seguro es que se alargue las cuarentenas, aunque ya la ciudadanía está muy cansada de estar tanto tiempo encerrados. Así, Tabasco se convirtió en el ejemplo nacional del “rebrote” de la enfermedad por el relajamiento de la sana distancia en el peor momento posible: el pico de la enfermedad.
Así, ahora el reto de las autoridades estatal y municipales tabasqueñas es diseñar un nuevo plan mucho más eficaz de contención de la epidemia, que tome en cuenta la cultura local y también el hecho que la ciudadanía ya empieza a sufrir los estragos del encierro. Sería indeseable y tampoco es eficaz seguir la cuarentena.