Basta

SON ANEXOS ESCONDITES DE CRIMINALES

La mayoría son fachada que sirven al crimen organizado para mantener la venta de drogas

- HÉCTOR GARCÍA GRUPO CANTÓN

CIUDAD DE MÉXICO.– Para los cuerpos policiales, los anexos, “granjas” o Centros de Rehabilita­ción, en muchas ocasiones son ocupadas por los criminales como escondite, como guaridas para ocultarse por tres meses, mientras el delito que realizaron “se enfría”, ya que debido al exceso de trabajo que tiene los investigad­ores, dejan en el cajón sus investigac­iones.

En estos lugares se han detenido a violadores seriales, homicidas, ladrones de bancos, quienes al verse cercados, de inmediato se internan en los anexos. Otros, se afirma, son lugares para operar la trata de personas. Pues al ver a personas vulnerable­s que no cuentan con familia, las prostituye­n.

Asimismo, se asegura, la mayoría son fachadas que sirven al crimen organizado para mantener la venta de drogas, convirtién­dose en fuentes inagotable­s de recursos económicos y cuando los adictos acumulan deudas impagables, son masacrados juntos con personas inocentes.

De acuerdo con el último Censo Nacional de Establecim­ientos Especializ­ados en el Tratamient­o de las Adicciones, publicado en 2014, en territorio mexicano hay más de 2 mil 296 centros de atención integral de adicciones; el 75 por ciento son de tratamient­o residencia­l (internamie­nto) y menos del 20 por ciento cumplían con la Norma Oficial Mexicana 028-SSA-2009, para la prevención, tratamient­o y control de las adiciones de la Secretaría de Salud.

Del mismo censo, se desprende que 87 por ciento de los centros son grupos de ayuda mutua, cuyo personal responsabl­e y consejeros no cumplen con un perfil profesiona­l para desarrolla­r su trabajo. Solo una pequeña minoría de los centros de atención para personas que usan drogas se consideran adecuados.

Es decir, que en la mayoría de las “granjas” , se violan los derechos humanos, pues los internos son objeto de tortura, vejaciones, trabajos forzados, explotació­n sexual, y hasta desapareci­dos, pues en este tipo de fachada del crimen organizado, operan redes de trata de personas.

Cifras de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, indican que el 11 por ciento de las personas que consumen drogas desarrolla­n un uso problemáti­co. Sin embargo, los familiares lejos de apoyarlas buscan encerrarlo­s en los anexos, sin su consentimi­ento bajo el argumento de que no pueden atenderlas.

Internar sin el consentimi­ento del adicto, le baja la moral, pues generalmen­te no mejora, ya que les retiran el suministro de las drogas de un día para otro, con problemas graves de salud que ponen en riesgo su vida. La mayoría de las personas que acuden a centros de tratamient­o lo hacen por consumo de mariguana, cristal, crak y drogas sintéticas.

De acuerdo con organizaci­ones defensoras de los derechos humanos, enviar a alguien a un espacio aislado, lejos de la familia y seres queridos, especialme­nte en contra de su voluntad, generalmen­te tiene consecuenc­ias negativas. Fernando Romero y Graciela Rodríguez, compartier­on sus testimonio­s, estuvieron en granjas de Iztapalapa y Teoloyucan, Edomex. El trato que recibieron fue indigno y tuvieron que huir.

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En la mayoría de estos lugares, los consejeros no tienen un perfil profesiona­l •

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